Jorge Herralde: ¡°Leer como editor es lo m¨¢s sexi del mundo¡±
La Feria del Libro rinde homenaje al medio siglo de vida de Tusquets y Anagrama, editoriales que nunca compitieron porque sus responsables eran ¡°amigos hasta la muerte¡±
Hubo un tiempo en que Tusquets se comunicaba con sus autores por telegrama. De eso hace casi los mismos a?os que acaba de cumplir: 50. Escrib¨ªan los editores de Tusquets cosas como: ¡°Encantados conocerte. Stop¡±. Y: ¡°M¨¢s tiempo considerar novela. Stop¡±. Lo explic¨® el viernes uno de los autores que los recib¨ªa: Fernando Aramburu. Lo hizo en la Feria del Libro de Madrid, a buen recaudo de sus muchos lectores en el pabell¨®n Bankia, durante el acto de homenaje que abre la celebraci¨®n del medio siglo de la editorial que comand¨® Beatriz de Moura.
Le acompa?aban otros dos cl¨¢sicos del cat¨¢logo, Almudena Grandes y Luis Landero, que recordaron su primera vez en las oficinas. Landero admiti¨® haber acudido con un ramo de flores para Beatriz que tir¨® en una papelera antes de entrar, de tan nervioso como estaba. Grandes, que ella entr¨® con un premio bajo el brazo, la Sonrisa Vertical, en 1989. Los tres echan de menos al perro Paco, el primer perro de Tusquets, y las oficinas de la calle Iradier de Barcelona, a cuya puerta sal¨ªa siempre a recibirles. Es este un a?o de aniversarios, y el de Tusquets abri¨® la veda en la feria.
Antes de que este s¨¢bado Jorge Herralde, tambi¨¦n celebrando el medio siglo de Anagrama, recordara que ¨¦l, Beatriz de Moura, Carlos Barral y Esther Tusquets nunca compitieron porque su condici¨®n era la de ¡°amigos hasta la muerte¡±, autores, lectores y editores abarrotaron el pabell¨®n Bankia para despedir a Claudio L¨®pez Lamadrid. Desde que el apasionado, generoso y brillante editor falleci¨® el pasado 11 de enero, no han dejado de sucederse homenajes que intentan, durante un rato, devolverle a la vida, invocando su honesta sonrisa y sus brazos siempre abiertos.
Este viernes, tres autores que gozaron de la fortuna de su compa?¨ªa y su afecto infinito, Lara Moreno, Patricio Pron y Ray Loriga, recordaron por qu¨¦ Claudio era ¡°un editor casa¡±. ¡°Claudio era el padre de la familia que form¨¢bamos los que le quer¨ªamos y eso es lo que nos ha legado¡±, afirm¨® Patricio Pron. Eso, y los libros. ¡°Nos un¨ªan las lecturas¡±, a?adi¨® Loriga, y no necesariamente de su cat¨¢logo. Record¨®, por ejemplo, que del ¨²ltimo autor que hab¨ªan hablado fascinados era de Elias Canetti. A buen seguro opinaba Claudio, como Jorge Herralde, que ¡°leer como editor es lo m¨¢s sexi del mundo¡± porque no hay nada como ¡°la sensaci¨®n de descubrir a una Sara Mesa pensando que podr¨¢s publicarla¡±.
Se confes¨®, Herralde, ante el escritor y periodista de EL PA?S Juan Cruz, el s¨¢bado, frente a un pu?ado de sus autores, y algunos lectores, tambi¨¦n en el pabell¨®n Bankia. Dijo que no pod¨ªa concebir la vida sin ser editor. Que en los setenta form¨® parte de un peque?o batall¨®n de editores ¡°de izquierdas no estalinistas¡± ¡ªque hoy son aquellos cuyas naves cumplen 50 a?os¡ª y que no se ha sentido ¡°editor veterano¡± hasta hace un par de a?os, cuando Silvia Ses¨¦ y Feltrinelli entraron en el barco Anagrama. Tambi¨¦n que los 10 primeros a?os ¡°fueron semicatastr¨®ficos¡± y que no hay raz¨®n para el amarillo de su colecci¨®n principal m¨¢s all¨¢ de que la hac¨ªa ¡°muy visible¡±.
Atacaba Juan Cruz por todos los frentes, incluido el del boom latinoamericano, que en Anagrama no existi¨®, repasando los 50 a?os de historia, y el editor dec¨ªa cosas como ¡°lo vi de lejos, por entonces estaba demasiado centrado en el ensayo¡±. Habl¨®, poco, de su pasi¨®n por Cesare Pavese, y de haber empezado a leer a P. G. Wodehouse a ¡°los ocho o nueve a?os¡±. Dijo que para ser editor ¡°hay que tener curiosidad y estar bien informado¡±, y que lo lamenta, "tal vez sea cosa de la edad", pero casi ha dejado de leer novelas. Hace un gui?o, no por casualidad, a Los demasiados libros, de Gabriel Zaid. Pensamos: los demasiados libros, los demasiados aniversarios.
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