Cesare Pavese, el solitario de las colinas
El centenario del escritor revela la permanente actualidad de su literatura
En una carta que Italo Calvino le envi¨® al cr¨ªtico Geno Pampaloni en 1951 le dec¨ªa: "No has tomado bastantes precauciones contra la infecci¨®n de uno de los males m¨¢s tristes y comunes de nuestra ¨¦poca: el anticomunismo". Le hac¨ªa algunas consideraciones sobre sus comentarios, poco favorables, a la edici¨®n de la poes¨ªa de Cesare Pavese, y le advert¨ªa que no esperara encontrar en su diario, que no hab¨ªa aparecido a¨²n, muchos comentarios pol¨ªticos: "Pavese quer¨ªa darnos con su diario un testimonio del antiguo lado tr¨¢gico de la vida humana del cual nadie escapa", comentaba Calvino.
?Qu¨¦ queda del gran escritor italiano cien a?os despu¨¦s de su nacimiento? ?Siguen pesando prejuicios anticomunistas a la hora de leerlo o con el tiempo se ha impuesto su finura para contar con verdadera maestr¨ªa las turbulencias de hombres y mujeres? El episodio que con m¨¢s fuerza marca la trayectoria de Pavese es su suicidio. Alquil¨® una habitaci¨®n en el hotel Roma de Tur¨ªn y se tom¨® el contenido de unos veinte sobres de los somn¨ªferos que utilizaba para combatir el insomnio. El 27 de agosto de 1950 descubrieron su cuerpo sin vida y una nota en el ejemplar de Di¨¢logos con Leuc¨° que ten¨ªa en la mesa de noche: "Perdono a todos y a todos pido perd¨®n. ?De acuerdo? No chismorreen demasiado".
La obra del creador italiano tiene la melod¨ªa de las cosas cercanas
Se edita 'Fuego grande', su ¨²nica novela in¨¦dita en Espa?a
?Sus ideas pol¨ªticas, su inmensa obra literaria, un mont¨®n de cotilleos? ?Qu¨¦ ha quedado de Pavese? Naci¨® el 9 de septiembre de 1908 en una peque?a localidad del Piamonte, Santo Stefano Belbo, y su obra est¨¢ llena de los paisajes de su infancia, pero tambi¨¦n palpita en toda ella Tur¨ªn, la ciudad en la que creci¨®, en la que se licenci¨® en Literatura, en la que fue detenido por su complicidad con los comunistas, en la que trabaj¨® durante largos a?os en la editorial Einaudi (junto a Natalia Ginzburg e Italo Calvino), en la que se quit¨® la vida. Los soportales de la zona antigua, los barrios obreros, los caf¨¦s y restaurantes, la vida de sus calles, el r¨ªo Po, y las colinas pr¨®ximas a la ciudad, a la que tantas veces se dirigen sus personajes en busca de consuelo, de diversi¨®n, de compa?¨ªa, de paz interior, de j¨²bilo.
La Fundaci¨®n Cesare Pavese y el Premio Grinzane Cavour, con el apoyo de la Regi¨®n del Piamonte, presentaron antes de verano un extenso programa para celebrar la efem¨¦ride y as¨ª recuperar la voz del gran escritor: seminarios, exposiciones, obras teatrales, ciclos de cine, conciertos, alg¨²n premio. Se celebrar¨¢n en Tur¨ªn y Roma, y en distintos lugares del Piamonte, pero tambi¨¦n en Par¨ªs y San Petersburgo, y en la Feria del Libro de Guadalajara, en M¨¦xico. El nombre de Pavese, en su pa¨ªs natal, estar¨¢ ah¨ª todo el tiempo (durante este fin de semana, por ejemplo, varios actos del Festival de Literatura de Mantova lo han recordado). En Espa?a, Lumen inicia una biblioteca dedicada al escritor italiano con la publicaci¨®n de La literatura norteamericana y otros
ensayos, y Entre mujeres solas, y en ella aparecer¨¢ Fuego grande, la ¨²nica novela que sigue in¨¦dita en nuestro pa¨ªs, y que escribi¨® a cuatro manos con Bianca Garufi. Pre-Textos, por su parte, reedita La luna y las hogueras, y m¨¢s adelante ofrecer¨¢ nuevas traducciones de Tierra adentro y de Antes de que cante el gallo.
Hay todo el rato en la obra de Pavese la melod¨ªa de las cosas cercanas que afectan a hombres y mujeres de la manera m¨¢s radical. La propia soledad, en primer lugar. Pero tambi¨¦n la familia, el descubrimiento del amor y del sexo, la mala suerte, la amistad, el atractivo de lo desconocido y, claro, la muerte. Cuando defin¨ªa c¨®mo era su obra, comentaba que su ambici¨®n era la de fundir dos actitudes que en principio son opuestas: la de sumergirse en el mundo pr¨®ximo ("mirada abierta a la realidad inmediata, cotidiana, rugosa") y la de mantener al mismo tiempo un distanciamiento contemplativo y formal ("recato profesional, artesano, humanista"). As¨ª que contaba cosas que pasaban en Tur¨ªn, pero que siguen ah¨ª, agarrando las entra?as de todos. "?Por qu¨¦, si alguien puede, no deber¨ªa pararse en el camino y disfrutar del d¨ªa? ?Es necesario siempre haber padecido y salir de un agujero?", le pregunta Morelli a Clelia en Entre
mujeres solas.
Desde 1930, cuando lee su tesis sobre Walt Whitman, hasta 1950, cuando se suicida en Tur¨ªn, esos 20 a?os cubren la vida literaria de Pavese, y son a?os, hasta su derrota en 1945, en que reina el fascismo en Italia. Es imposible acercarse a su obra sin tener en cuenta que se realiza en ese clima de "miedo al porvenir", de desorden y violencia, de permanente inquietud y prepotencia y verborrea grandilocuente. Es la literatura norteamericana (Melville, Sherwood Anderson, Edgar Lee Masters, Sinclair Lewis...) la que le permite, en primer lugar, vislumbrar "un orden nuevo", otra manera de ver las cosas, un soplo de frescura. Para salir de esa "vida encogida" que impon¨ªa el fascismo.
Cuenta mucho en Pavese su tarea de traductor de los grandes escritores estadounidenses, y cuenta tambi¨¦n su labor como editor en Einaudi, ofreciendo a una sociedad cerrada de ventanas para abrirse al mundo de fuera. Luego est¨¢ su aproximaci¨®n a los comunistas, porque encontr¨® en ellos el instrumento m¨¢s eficaz "para la realizaci¨®n de una libertad intelectual concreta", y su querencia por el mundo obrero, donde se estaba gestando el hombre nuevo.
Cuando lo detuvieron en 1935 por ayudar a "la mujer de voz ronca", que desempe?aba importantes labores clandestinas en el partido comunista y de la que estaba enamorado, Italia combat¨ªa en Abisinia. Pavese encontr¨® en las palabras la mejor manera de levantarse por encima del vacuo nacionalismo de los fascistas. El fracaso amoroso fue la otra corriente que sacudi¨® la vida de un hombre del que han dicho sus amigos que era triste. "Todo el problema de la vida es ¨¦ste: c¨®mo romper la propia soledad, c¨®mo comunicarse con otros", escribi¨® en su diario. Su respuesta fue su literatura.
Piezas de una autobiograf¨ªa intelectual
- Fascismo. "La naturaleza del fascismo, como la de todos los vicios, era por el contrario rodar por la pendiente convirti¨¦ndose en alud, escapando incluso al control de sus jefes".
- Arte. "El arte, en resumidas cuentas, es artificio, y nada en ¨¦l est¨¢ dado de una vez para siempre; cada ¨¦poca vuelve a plantearse la cuesti¨®n de las ra¨ªces y recrea su arte moderno".
- Consenso. "Es muy f¨¢cil aceptar la perspectiva m¨¢s trivial e instalarse en ella, al calor del consenso de la mayor¨ªa. Es muy c¨®modo suponer que se han acabado los esfuerzos y ya conocemos la belleza, la verdad y la justicia. Es c¨®modo y cobarde".
- Libertad. "Nada valioso puede salir de la pluma o de las manos sin fricci¨®n, sin choque con las cosas y los hombres. Libre es solamente aquel que se inserta en la realidad y la transforma, no quien anda por las nubes. Por lo dem¨¢s, ni siquiera los vencejos consiguen volar en el vac¨ªo absoluto".
- Palabras. "Por las palabras que un escritor emplea puedes saber qui¨¦n es. Mira los camaradas de la guerra de Espa?a: unos les llamaban rojos, otros leales, unos, comunistas y subversivos, otros, patriotas. Esas palabras te indicaban con qui¨¦n hablabas, y en cada caso significaban una cosa distinta. En las palabras que usas est¨¢n tu clase y tu trabajo, lo que sabes, lo que comes, las personas que tratas. En las palabras est¨¢ todo".
- Reglas de juego. "Cuando Pavese empieza un relato, una f¨¢bula, un libro, nunca se propone un ambiente socialmente determinado, un personaje o unos personajes, una tesis. Casi siempre s¨®lo apunta a un ritmo indistinto, a un juego de acontecimientos que son sobre todo sensaciones y ambientes".
- Comunistas. "No ha habido una propuesta, una medida, una pol¨¦mica genuinamente democr¨¢tica -es decir, dirigida a garantizar y profundizar la libertad de los ciudadanos- que no tuviera en ellos a sus inspiradores y sus defensores m¨¢s ardientes".
- Libros. "Incluso un libro en chino est¨¢ hecho para ti. Se trata siempre de aprender las palabras de un hombre. Todos los libros que valen est¨¢n escritos en chino, y no siempre hay un traductor. Llega el momento en que est¨¢s solo ante la p¨¢gina, as¨ª como estaba solo el que la escribi¨®".
- El hombre. "Nosotros no iremos hacia el pueblo, porque ya somos pueblo y todo lo dem¨¢s en inexistente. Iremos, en todo caso, hacia el hombre. Porque el obst¨¢culo, la corteza que debemos romper es la soledad del hombre, la nuestra y la de los dem¨¢s. Toda la nueva leyenda, todo el nuevo estilo reside en eso, y entra?a nuestra felicidad".
Fragmentos de La literatura norteamericana y otros ensayos, el libro que Italo Calvino calific¨® como "la m¨¢s rica y expl¨ªcita autobiograf¨ªa intelectual de Cesare Pavese".
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