Weegee, el talento de llegar el primero
Un artista descubre que las 73 im¨¢genes que adquiri¨® hace casi 50 a?os en una tienda de segunda mano y conservaba en su cocina pertenecen al c¨¦lebre reportero de sucesos
Los asesinatos eran el negocio de Arthur Fellig. El fot¨®grafo que durante la Gran Depresi¨®n retrat¨® las esquinas m¨¢s oscuras de Nueva York ten¨ªa una habilidad especial para llegar a la escena del crimen cuando la sangre estaba a¨²n caliente. Por eso en las redacciones le llamaban Weegee ¡ªen alusi¨®n a una interpretaci¨®n en ingl¨¦s de la palabra ouija¡ª. Sus fotos en blanco y negro cautivaron tambi¨¦n a los artistas de la ¨¦poca. Ahora afloran 73 im¨¢genes desconocidas de cuando Fellig empezaba a ser Weegee.
Pertenecen al artista David Young. Las compr¨® en una tienda de segunda mano en Filadelfia, sin saber qui¨¦n era su autor, hace casi cinco d¨¦cadas. Las dej¨® en una caja que acaba de encontrar en un armario de su casa en Seattle. Al darse cuenta de que pod¨ªan ser de Weegee, contact¨® con su bi¨®grafo, Christopher Bonanos. ¡°El sello y la letra en el reverso coinciden con las del reportero¡±, comenta este por tel¨¦fono. Las fotos no est¨¢n catalogadas en los archivos de Fellig del International Center of Photography (ICP) en Nueva York. Desde la organizaci¨®n, califican el descubrimiento de extraordinario e inesperado.
Bonanos revel¨® el hallazgo en un art¨ªculo en la revista New York. Las fotos se hicieron hace 82 a?os. Estaban enrolladas todas juntas en la caja. ¡°Hace cinco d¨¦cadas no exist¨ªa Google¡±, reflexiona el bi¨®grafo, ¡°pero en 2019 Young descubri¨® r¨¢pidamente que A. Fellig correspond¨ªa a Weegee¡±. Las fotos estaban tan curvas que no pudo escanearlas para mandarle una copia electr¨®nica. Finalmente logr¨® separarlas sin da?arlas, con un humidificador casero, y las digitaliz¨®. Hay 49 con el sello de Weegee. ¡°Las otras son seguramente suyas¡±, comenta el autor de Flash: The Making of Weegee the Famous. Christopher George, a cargo del legado del fot¨®grafo en el ICP, a?ade: ¡°Es como encontrar 73 poemas desconocidos de Walt Whitman¡±.
Weegee cre¨® su identidad documentando cr¨ªmenes, accidentes de coche e incendios en los a?os treinta. Amaba a los protagonistas de sus fotos. La invenci¨®n de la bombilla de flash le facilit¨® el trabajo. Adem¨¢s, ten¨ªa permiso para usar una radio de polic¨ªa en su coche y viv¨ªa frente a una comisar¨ªa en Centre Market Place.
Bonanos logr¨® establecer un v¨ªnculo entre estas fotos y las historias que se escribieron en la prensa local: ¡°Fue muy divertido zambullirme en los diarios de la ¨¦poca para saber qui¨¦nes eran sus protagonistas¡±.
A partir de ah¨ª establece que las instant¨¢neas se tomaron entre abril y mayo de 1937. Fellig llevaba solo dos a?os en la calle como freelance. ¡°Era cuando empezaba a ser realmente bueno¡±, explica el bi¨®grafo, ¡°se ve como se est¨¢ convirtiendo en el Weegee que conocemos¡±. ¡°Tomaba varias fotos para construir una historia. Era un documentalista supremo¡±, a?ade.
Ser siempre el primero, explican desde la ICP, le permiti¨® tener fotos sensacionales. No solo capturaba cuerpos ensangrentados: le distingui¨® su capacidad para preservar la acci¨®n en torno a los cad¨¢veres. Convirti¨® as¨ª la muerte en entretenimiento. En sus fotos se ve a los vecinos sentados en las escaleras de incendios o agolpados en la calle, como si estuvieran viendo una pel¨ªcula.
Por su obra compet¨ªan el Herald Tribune, el Daily News y el Washington Post. El Museo de Arte Moderno de Nueva York empez¨® a recopilar su trabajo y se publicaron libros como Naked City. En 1947, se traslad¨® a Hollywood, donde experiment¨® con los retratos de figuras del entretenimiento y la pol¨ªtica. Volvi¨® a Nueva York cinco a?os despu¨¦s.
El ¨²ltimo descubrimiento similar fue en 2008, en un mercadillo en Kentucky. Esas fotos ya forman parte de museos y colecciones privadas. Bonanos dice que es dif¨ªcil ponerles valor a las im¨¢genes halladas, porque son desconocidas. Le gustar¨ªa verlas recopiladas en un libro, junto a las noticias del d¨ªa en que se hicieron.
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