Richard Hawley: aroma definitivo de cl¨¢sico

A Richard Hawley no le gusta que le llamen crooner porque no le convence el t¨¦rmino ni la idea de verse reflejado en una etiqueta tan manida. Normal: es mucho m¨¢s artista que todo eso. A sus 52 a?os y tras dos d¨¦cadas de carrera en solitario, Hawley, quien pas¨® por los gloriosos Pulp, ha demostrado ser un m¨²sico capaz de crear un universo propio reconocible y bello, repleto de postales costumbristas y caminos del coraz¨®n que respiran en canciones de color ocre.

Artista: Richard Hawley

Disco: Futher

Sello: BMG

Calificaci¨®n: 7 sobre 10.

Dotado de un don para la composici¨®n de baladas, una voz portentosa y un romanticismo exacerbado, este ir¨®nico cantante con gafas de pasta confluye sus virtudes con naturalidad all¨ª donde otros derrapan hacia la cursiler¨ªa y la postulaci¨®n forzada. En discos monumentales como Cole¡¯s Corner, Lady¡¯s Bridge y Truelove¡¯s Gutter, Hawley guarda la profundidad emocional de un Roy Orbison, pero nunca ha renunciado en todo este tiempo a un lado gamberro que muestre m¨¢s prismas de su poder creativo.

Further, su octavo disco, es uno de esos prismas, donde adem¨¢s por primera vez se desprende de titular el ¨¢lbum con una referencia a la ciudad de Sheffield, lugar de nacimiento y espacio de realismo m¨¢gico en sus canciones. Al igual que hiciese en 2012 con Standing at the Sky¡¯s Edge, donde se dejaba llevar por el pop psicod¨¦lico, este nuevo ¨¢lbum echa a remojo al baladista rompecorazones para sacar a relucir su car¨¢cter m¨¢s rockero, el mismo sobre el que ya ha puesto sobre la pista tambi¨¦n en sus conciertos.

Lo sorprendente es encontrar en Further a un Hawley tan despeinado en ese rock engrasado y cabezota, como en Off My Mind y Alone, que recuerdan a su pasado brit-popero en los noventa en el grupo Longpigs pero tambi¨¦n a Oasis. Gallery Girl y Time Is bien podr¨ªan formar parte del repertorio de rock mainstream de Bruce Springsteen. Son canciones aceleradas que se mezclan con otro buen pu?ado de medios tiempos, distorsionando un poco el conjunto, como si en el cuadro evocador sobre la soledad y la b¨²squeda de un lugar en el mundo que es Further se mezclasen l¨ªneas de finura balad¨ªstica con pasionales ¨Cy bien trenzados- brochazos guitarreros. Se hubiese agradecido mayor cohesi¨®n al respecto.

En ese trazo de pincel fino, desplegado en composiciones ligeras, pero sin sus caracter¨ªsticos arreglos orquestales de otros discos, como My Little Treasures, Futher, Emilina Says, Not Lonely o Midnight Train, Hawley demuestra otra vez ser ya casi un g¨¦nero en s¨ª mismo, al igual que otros coet¨¢neos que tambi¨¦n huyen de la etiqueta de crooner pero son rom¨¢nticos imbatibles, como Father John Misty, The Divine Comedy, Rufus Wainwraight o M. Ward. El preciosista cierre con Doors evoca a ese horizonte de atardecer refulgiendo de la portada del ¨¢lbum y, como puertas de la vida quem¨¢ndose para abrirse otras, nos recuerda por qu¨¦ su autor es m¨¢s que un crooner. Es un cl¨¢sico del siglo XXI. A Richard Hawley tampoco le gustar¨¢ o¨ªrlo, pero irremediablemente lo es.