Lo f¨¢cil es ganar el Premio Cervantes
A la literatura latinoamericana le resulta m¨¢s dif¨ªcil conseguir lectores en Espa?a que galardones de prestigio
En 2007 la publicaci¨®n de la selecci¨®n de nuevos autores latinoamericanos Bogot¨¢ 39 corri¨® a cargo de Ediciones B, entonces parte del Grupo Zeta y hoy, de Penguin Random House, ambos con sede en Barcelona. La circulaci¨®n de la antolog¨ªa fue m¨¢s que discreta y 10 a?os m¨¢s tarde el Hay Festival, promotor de la iniciativa, recurri¨® a 12 sellos distintos: de Tragaluz (Colombia) a Estruendomudo (Per¨²) pasando por Galaxia Gutenberg (M¨¦xico/Espa?a), Uruk (Costa Rica), Laurel (Chile) o Sigilo (Argentina). A veces las editoriales peque?as llegan all¨¢ donde las grandes no quieren llegar porque los n¨²meros no son dignos de una multinacional.
El resultado es, por suerte para el lector, una red involuntaria de empresas aut¨®nomas que tratan de romper por su cuenta la tradicional divisi¨®n en compartimentos estancos de la literatura en espa?ol. As¨ª, libros recientes tan celebrados como El nervio ¨®ptico, de la argentina Mar¨ªa Gainza, o Nuestro mundo muerto, de la boliviana Liliana Colanzi (editora independiente ella misma con Dum Dum), cuentan cada uno con al menos cuatro ediciones distintas en otros tantos pa¨ªses. En un tiempo en que las ferias de Guadalajara (M¨¦xico), Buenos Aires o Bogot¨¢ son cada a?o m¨¢s fuertes y en que todos los d¨ªas nace una editorial a cada lado del Atl¨¢ntico es dif¨ªcil que vuelva a darse un caso como el de Ricardo Piglia, que public¨® su primer libro en Espa?a en 2000 (Prisi¨®n perpetua, en Lengua de Trapo), cuando ya era objeto de tesis doctorales en el Cono Sur.
David siempre ser¨¢ m¨¢s r¨¢pido que Goliat. Y m¨¢s constante. La barcelonesa Rayo Verde acaba de recuperar La ocasi¨®n, la novela con la que Juan Jos¨¦ Saer gan¨® en 1988 el premio Nadal, convocado por Destino (Grupo Planeta), un galard¨®n que no sirvi¨® para que el lector espa?ol descubriera de una vez por todas a uno de los autores latinoamericanos m¨¢s influyentes de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
A ciertas obras les resulta m¨¢s f¨¢cil encontrar un editor que un lector, ganar el Cervantes que un sitio en la estanter¨ªa. El llorado Claudio L¨®pez Lamadrid sol¨ªa repetir que la literatura latinoamericana ya no interesa en Espa?a. Bola?o aparte, el lector masivo no ha pasado del boom. No es nuevo. En 1977 acudi¨® al Retiro Manuel Puig, de paso por Madrid. Firm¨® cuatro ejemplares de El beso de la mujer ara?a en la caseta de la librer¨ªa La tar¨¢ntula. Todos ellos a amigos del veintea?ero que atend¨ªa la caseta, un valenciano llamado Rafael Chirbes.
Babelia
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