El doble filo de la apropiaci¨®n cultural
La queja de M¨¦xico por los dise?os de Carolina Herrera desata un debate que bascula entre antropolog¨ªa, filosof¨ªa y econom¨ªa y pone en tensi¨®n la propia concepci¨®n del arte
La historia del arte, el dise?o, la m¨²sica, la literatura est¨¢ hecha de contagio, de mezcla, de influencia, de imitaci¨®n¡ Otra cosa es la copia, el robo, el plagio. Y para separar lo uno de lo otro, aunque no siempre es f¨¢cil en el mundo hiperconectado e inabarcable de la era de Internet, las legislaciones tienen normas e instrumentos muy bien engrasados. El problema llega cuando los derechos de autor se diluyen en entidades colectivas, en tradiciones e identidades que, encima, son extremadamente sensibles y, adem¨¢s, vienen envueltas en relaciones de poder asim¨¦tricas en las que el fuerte suele sacar rendimiento del d¨¦bil. Es lo que muchos estudiosos llaman apropiaci¨®n cultural indebida, y en torno a ella se han producido pol¨¦micas de lo m¨¢s variopintas. Desde las cr¨ªticas a la inundaci¨®n de tatuajes con motivos tribales polinesios hasta las quejas de abor¨ªgenes australianos por los trabajos de pl¨¢stica del pr¨ªncipe Enrique de Inglaterra en su ¨¦poca estudiantil, el uso de s¨ªmbolos gitanos por parte de la cantante Rosal¨ªa o de motivos del pueblo guna, de Panam¨¢ y Colombia, en unas zapatillas Nike (la marca acab¨® retirando su lanzamiento el mes pasado).
El conflicto m¨¢s reciente tambi¨¦n tiene que ver con la moda y comunidades ind¨ªgenas. El pasado lunes, Alejandra Frausto, ministra de Cultura de M¨¦xico, envi¨® una carta de queja a la dise?adora Carolina Herrera y al director creativo de la firma, Wes Gordon, porque algunas de las prendas de la colecci¨®n Resort 2020 usan elementos t¨ªpicos de algunos de sus pueblos: animales bordados como los de Tenango de Doria (Hidalgo); el colorido patr¨®n horizontal del sarape de Saltillo (Coahuila), o bordados de flores como los que usan las mujeres oaxaque?as del Istmo de Tehuantepec. Frausto les exigi¨® explicaciones y pregunt¨® a los modistas si las comunidades se beneficiaban de alguna forma con la colecci¨®n. Gordon contest¨® dos d¨ªas despu¨¦s: su colecci¨®n ¡°rinde homenaje¡± y ¡°reconoce el maravilloso y diverso trabajo artesanal de M¨¦xico¡±, dijo. Ni una palabra sobre retornos o beneficios.
La profesora de Derecho de la Universidad de California Naomi Roht-Arriaza explica las dificultades para tratar estos asuntos con las normativas de derechos de autor, pero recuerda que la Declaraci¨®n de Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas de la ONU de 2007 protege su propiedad intelectual. ¡°Al menos hace falta consulta y consentimiento¡±, insiste. ¡°La l¨ªnea que separa la apropiaci¨®n indebida y el homenaje o la inspiraci¨®n es el consentimiento y la compartici¨®n de beneficios¡±, a?ade de manera tajante el tambi¨¦n profesor de Derecho de la Universidad de Chile Salvador Millaleo, de origen mapuche. Y a?ade: ¡°Esta es una cuesti¨®n ¨¦tica que afecta a todos los elementos del patrimonio cultural, incluido el inmaterial, como danzas, canciones, dise?os textiles, de alfarer¨ªa, de joyer¨ªa, relatos...¡±.
Hay, en todo caso, situaciones m¨¢s y menos claras. Sobre todo cuando se va ampliando el foco a m¨¢s colectivos vulnerables y a ¨¢mbitos como la literatura o la m¨²sica. De hecho, muchas voces no solo advierten del da?o cultural que pueden llegar a hacer posturas maximalistas, sino que rechazan incluso el t¨¦rmino de apropiaci¨®n. Lo hizo en 2016, durante un festival literario en Austria, la escritora estadounidense Lionel Shriver, y recibi¨® fuertes cr¨ªticas por ello.?
Y el socio ling¨¹ista canadiense John Edwards, de la Saint Francis Xavier University de Nueva Escocia, lo ha explicado en un libro del siguiente modo: ¡°No importa cu¨¢nto se simpatice con personas y culturas que han sido maltratadas, la cuesti¨®n nunca est¨¢ del todo clara. Una extensi¨®n l¨®gica del argumento de la apropiaci¨®n podr¨ªa concluir en que nadie podr¨ªa escribir sobre algo m¨¢s all¨¢ de la propia experiencia directa, [...] que las mujeres nunca deben escribir sobre los hombres, los negros sobre los blancos, los alemanes sobre los espa?oles...¡±.
Es decir, si se si sigue extendiendo el argumento, Shriver no podr¨ªa escribir sobre pobres porque vive muy bien; Scarlett Johansson no podr¨ªa interpretar a un personaje transexual ¡ªla actriz renunci¨® al papel despu¨¦s de las fuertes manifestaciones de censura que recibi¨® cuando iba a hacerlo¡ª ni un heterosexual podr¨ªa encarnar a uno gay ¡ªtambi¨¦n hubo pol¨¦mica de este tenor con una pel¨ªcula de Disney¡ª. Y en la m¨²sica, Eminen no podr¨ªa hacer rap por ser blanco ni Rosal¨ªa usar s¨ªmbolos de la cultura gitana porque no es de esta etnia.
¡°La globalizaci¨®n y la expansi¨®n de Internet han propiciado que se pueda acceder a gran cantidad de conocimiento a solo un clic de distancia, si bien la profundidad y veracidad de los contenidos es, cuando menos, cuestionable¡±, opina el profesor de Did¨¢ctica de la Expresi¨®n Musical de la Universidad de M¨¢laga Juan Zagalaz. ¡°La l¨ªnea que separa la apropiaci¨®n indebida y el homenaje o la inspiraci¨®n es el consentimiento y la compartici¨®n de beneficios y en el caso de las m¨²sicas populares, la tendencia es que sea una apropiaci¨®n m¨¢s o menos leg¨ªtima con claro inter¨¦s econ¨®mico. Lo que quiero decir es que esta situaci¨®n no es nueva, simplemente ahora adquiere una dimensi¨®n global¡±, a?ade.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.