Castella, Manzanares, Roca Rey y flojos toros entusiasmaron en Alicante

La corrida se embal¨® a partir del tercero y ya no hubo quien la parara. Todo empez¨® con Roca y tambi¨¦n acab¨® con ¨¦l. Triunfo y triunfalismo se dieron la mano, ante toros de Juan Pedro Domecq, algunos insignificantes, muy flojos, pero nobles hasta decir basta.

Lo mejor de Castella, con creces, qued¨® registrado en el cuarto. A la selecci¨®n combinada de cambiados por la espalda, con ambas manos, sigui¨® un toreo muy limpio y ligado, sobre todo cuando tore¨® al natural. Muy cosido el toro a la muleta. Y toreado. Dej¨® estar el buen toro y Castella no desaprovech¨® la ocasi¨®n de mostrar su mejor cara. Las manoletinas finales, frontales, pusieron colof¨®n a una labor muy redonda. No busc¨® terrenos especiales y en los medios mat¨® de una estocada, que aunque pasada, vali¨® doble premio.

Con la tarde ya sin freno y el cacareo de Castella y Roca en corral ajeno, Manzanares se volc¨® con el quinto. Espoleado por sus compa?eros, no dio puntada sin hilo desde el principio: tres largas de rodillas para recibir el toro y una faena basada sobre la mano derecha, con el buen gusto siempre por bandera. Solo una serie con la izquierda tuvo esa labor, que supo a poco. Como protagonista, un excelente toro que colabor¨® sin poner reparo alguno. En la suerte de recibir, Manzanares enterr¨® toda la espada en una estocada de impecable ejecuci¨®n.

Un torillo descacharrado fue el casta?o que hizo tercero. Flojo de salida y flojo al final. Tan volcada la gente con Roca Rey, que le pidieron ya m¨²sica en el momento del brindis. Luego, de entrada, dos cambios por la espalda, el desprecio y el de pecho, celebrado todo como el no va m¨¢s. El resto del voluntarioso trasteo cont¨® con el benepl¨¢cito de la afici¨®n. A toro rajado de final, Roca se lo enrosc¨® como si tal cosa en medios pases que tambi¨¦n desataron entusiasmo. Y, entre serie y serie, ceremoniosos paseos para aderezar la cosa. La certera estocada levant¨® m¨¢s clamores.

El sexto tambi¨¦n floje¨® y pareci¨® resistirse a la suma festiva de la tarde. Pero Roca Rey tir¨® de recursos, tambi¨¦n de imaginaci¨®n, y la fiesta no decay¨®. Sobre la mano izquierda lleg¨® lo mejor de una faena variada, personal e imaginativa. Los alardes finales colorearon m¨¢s la faena y aunque hubo pinchazo previo a la estocada, la fiesta acab¨® con los tres espadas por la puerta grande.

Los dos primeros cap¨ªtulos no contaron. Castella y Manzanares tropezaron con dos inv¨¢lidos, adem¨¢s de impresentables torillos.