¡®D¨¦j¨¤ vu¡¯
Sergi Belbel recupera la ¨²ltima pieza de la ¡®Trilog¨ªa del tiempo¡¯ de Priestley, con estupendo reparto
Me faltaba una pieza para completar la Trilog¨ªa del tiempo de Priestley: I Have Been Here Before, que Belbel acaba de presentar en versi¨®n catalana (Aix¨° ja ho he viscut) de Mart¨ª Gall¨¦n, cerrando la temporada del Teatro de la Biblioteca de Catalu?a. En mi infancia se daban mucho en montajes de aficionados las dos primeras entregas: Esquina peligrosa (Dangerous Corner, 1932), y el ¨¦xito de El tiempo y los Conway (retitulada La herida del tiempo por Luis Escobar en el Mar¨ªa Guerrero). El a?o 1937 parec¨ªa bueno para Priestley: en agosto se estren¨® en Londres Time and the Conways, y un mes m¨¢s tarde, I Have Been Here Before. Nunca la vi en escena. En nuestra televisi¨®n (Estudio 1) la pasaron varias veces (Yo estuve aqu¨ª una vez), pero no tuve sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu como sus personajes: siempre se me escapaba. La otra noche tuve un d¨¦j¨¤ vu lateral aunque poderoso: el montaje de Belbel me teletransport¨® (nunca mejor dicho) a una Sesi¨®n de tarde (oscura, invernal) en la que vi Al morir la noche (Dead of Night, 1945), la formidable pel¨ªcula de episodios de la Ealing, en la que un hombre llegaba a una casa de campo en el condado de Kent y comenzaba a mezclar sue?os y premoniciones. La historia de Priestley no se desliza hacia el horror, pero su atm¨®sfera, el clima apasionado e inquietante, bien pudieron haber influido en aquella pel¨ªcula.
Sin embargo, la obra fue la menos exitosa de la trilog¨ªa. Tard¨® m¨¢s de sesenta a?os en volver a representarse: desde 1937 hasta 1996, cuando la programaron en el Manchester Exchange. En 2007 tuvo otro revival en el Nottingham Playhouse, y en 2016 lleg¨® al Jermyn Street Theatre de Londres.
Aix¨° ja ho he viscut quiz¨¢s sea la m¨¢s ¡°te¨®rica¡± de las tres. Fue tildada de poco teatral, aunque su historia de amor y desamor es muy hermosa, y uno de sus mejores momentos brota en el debate final, filos¨®fico y un tanto pirandelliano, entre el doctor y el magnate. A ratos es confusa y a ratos, tediosa, por exceso de texto. Aun con podas e intermedio, la funci¨®n se pone en 2,5 horas. Puestos a comparar, la m¨¢s redonda, la que te parte el alma con m¨¢s sencillez y concisi¨®n (a Priestley le bast¨® con cambiar el orden de los actos) sea El tiempo y los Conway. Es posible que Esquina peligrosa caiga un poco en el artificio, aunque tiene un delicioso recurso narrativo: al se?or Saki le hubiera complacido el escamoteo radiof¨®nico que justifica su t¨ªtulo. En Aix¨° ja ho he viscut, un presunto azar hace que seis personajes misteriosamente interrelacionados compartan, durante un fin de semana, su estancia en el Black Bull Inn, un hostal del norte de Yorkshire. Por ritmo, clima e interpretaciones, la puesta me record¨® a El criptograma de Mamet, uno de los mejores montajes de Belbel, en 1999. El director ha repartido muy bien la funci¨®n. Me ha alegrado mucho reencontrar a Llu¨ªs Soler, una de las mejores voces de nuestro teatro, soberbio en el rol del acaudalado y atormentado Walter, en plena crisis matrimonial. La relaci¨®n de amor e infelicidad de los Ormund es conmovedora: a David Lean le hubiera gustado. Janet, la esposa, es Silvia Bel, que acaba de salir, como quien dice, de la violenta y sarc¨¢stica Com els grecs, de Steven Berkoff, y aqu¨ª es un alma tr¨¦mula y demolida. La dif¨ªcil relaci¨®n entre la pareja (y el joven profesor Farrant) me hizo pensar en una novela de Graham Greene o una pieza de Terence Rattigan: a ambos tambi¨¦n pudo influirles. Otro estupendo int¨¦rprete es Carles Mart¨ªnez, el doctor G?rtler, un refugiado con el coraz¨®n roto que intenta evitar una nueva tragedia. G?rtler es el portavoz de la peculiar pero sugestiva teor¨ªa de Ouspensky: el tiempo gira en continua repetici¨®n, pero la voluntad puede cambiarlo en su retorno.
Jordi Banacolocha, veteran¨ªsimo de la escuder¨ªa Belbel, feroz en Que reventin els actors, de Gabriel Calder¨®n, es aqu¨ª el afable y comprensivo Sam Shipley, encargado del lugar, el personaje m¨¢s feliz de la historia. M¨ªriam Alamany, cada vez mejor y m¨¢s sutil (Sopa de pollastre amb ordi, La bona persona de Sezuan), es la depresiva Sally Pratt, la hija de Sam: una viuda de guerra empe?ada en que su hijo, ausente en la obra, pueda abrirse paso en la vida. Roc Esquius es el profesor Farrant, asalariado de Walter Ormund y algo m¨¢s. Buen trabajo, con fuerza, pero creo que le faltan matices. Tiene su mejor momento en la intensa escena del encuentro.
Belbel recurre a alg¨²n efecto innecesario, como el zambombazo de p¨®lvora, o los toques musicales que anticipan inquietud, subray¨¢ndola. Impecable el interior del Black Bull Inn, minuciosamente levantado por Max Glaenzel. Todo encaja, hasta las paredes g¨®ticas de la biblioteca. Y precioso vestuario de Nina Pawlowsky: puro aire de los a?os treinta.
Aix¨° ja ho he viscut. Texto: J. B. Priestley. Direcci¨®n: Sergi Belbel. Teatro de la Biblioteca de Catalu?a Barcelona. Hasta el 26 de julio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.