Leandro Erlich, el creador de ilusiones que perturba Buenos Aires
Un museo en venta, una piscina con gente que camina en el fondo y juegos de espejos en ¡®Liminal¡¯, la primera muestra antol¨®gica del artista argentino en Sudam¨¦rica
En medio de la crisis econ¨®mica que golpea a Argentina, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) se ha puesto a la venta. "Excepcional propiedad. 7.455 m2. Apto todo destino", dice el cartel inmobiliario colgado desde este martes en la fachada del museo de arte m¨¢s prestigioso de la capital argentina. "?Vos dec¨ªs que es verdad?", le pregunta una mujer a otra al pasar por all¨ª un d¨ªa m¨¢s tarde. Ambas lamentan que se haya ca¨ªdo la red de whatsapp y no poder compartir la imagen con amigos que las saquen de dudas. Puertas adentro est¨¢ Leandro Erlich, artista argentino convertido en sorpresivo agente inmobiliario, que escucha ofertas econ¨®micas mientras ultima los preparativos para la inauguraci¨®n este jueves de Liminal, su primera muestra antol¨®gica en Sudam¨¦rica.
MALBA SE VENDE pic.twitter.com/PJpdJzEEYY
— MALBA (@museomalba) July 2, 2019
La confusi¨®n que ha generado Erlich (Buenos Aires, 1973) con su ¨²ltima obra, Se vende, es caracter¨ªstica de una trayectoria art¨ªstica con amplio reconocimiento internacional. En 2015, porte?os y turistas se quedaron at¨®nitos al ver que hab¨ªa desaparecido la punta del Obelisco. El Malba anunci¨® que la hab¨ªa trasladado a la explanada del museo y que pod¨ªa visitarse. La ilusi¨®n ¨®ptica qued¨® plasmada en cientos de fotograf¨ªas que se viralizaron con rapidez.?
"El centro de arte es una campana de cristal para el arte, la zona de confort. Dentro de un museo podemos permitirnos expresar pr¨¢cticamente cualquier cosa, incluso lo que podr¨ªa ser censurado en el espacio p¨²blico. Llevar el arte fuera es aventurarse a generar un di¨¢logo con un espectro amplio de la sociedad en el que hay muchos que no visitan museos de arte", dice Erlich a EL PA?S. Al lado del cartel de venta hay una escalera que lleva a una vivienda de ladrillo suspendida en el aire de la que s¨®lo ha quedado en pie una ventana. ?Sue?o infantil de la casita en el ¨¢rbol o pesadilla adulta de un hogar roto?.
La obra Window and Ladder fue expuesta por primera vez en Nueva Orleans despu¨¦s del hurac¨¢n Katrina que destroz¨® la ciudad estadounidense. Al verla, los habitantes que lo hab¨ªan perdido todo pudieron "enfrentar un dolor enconado sac¨¢ndolo a la superficie y volvi¨¦ndolo tan obvio que su presencia no puede ser negada", escribe el comisario Dan Cameron en el cat¨¢logo de la muestra. Una d¨¦cada despu¨¦s, la instalaci¨®n en Buenos Aires adquiere otros significados. Uno de ellos remite a las villas miseria de la ciudad y su periferia, entre ellas la Villa 31, fronteriza con Barrio Parque, el lujoso barrio porte?o donde se levanta el Malba. "Esta casa precaria es tan real en nuestro contexto como una casa de clase media o clase alta, pero evidentemente nos genera una incomodidad como sociedad. La pobreza nos incomoda y hay tambi¨¦n cierto ¨¢nimo de esconderla", reflexiona Erlich.
Al entrar en el museo, un pasillo conduce hasta la piscina climatizada que se promociona en el cartel inmobiliario junto al "cine, auditorio, biblioteca, tienda, bar" y "680 obras de arte (Tarsila, Frida, Diego, etc)". Al acercarse y observar el fondo azul, pueden verse personas bajo el agua que pasean sin ahogarse e incluso saludan con entusiasmo a quienes los miran perplejos desde arriba. Hay que caminar un poco m¨¢s para desvelar el misterio de Swimming pool/La pileta, la pieza con la que Erlich represent¨® a Argentina en la Bienal de Venecia en 1999 y fue el punto de partida de una carrera internacional que no ha dejado de crecer.
"La gente responde con placer por dos razones. Porque siempre fue fascinante el misterio, lo inexplicable y la sorpresa, pero tambi¨¦n por la posibilidad de comprender, de poder reconocer qu¨¦ fue lo que nos pas¨® sin que alguien nos lo explique", cuenta este ilusionista al que le gusta mostrar el truco.
En la segunda planta, el particular recorrido por el pa¨ªs de las maravillas se fragmenta en nuevos juegos. Ilusiones de espejos, nubes, reflejos de ciudades despu¨¦s de la lluvia, aulas y jardines fantasmag¨®ricos forman parte de la veintena de obras expuestas. El espectador debe abrir bien los ojos para entender lo que ve en esta realidad cotidiana alterada. "Me gusta generar, producir algo que nos permita detenernos y activar eso que tiene que ver con el pensamiento cr¨ªtico que se adormece en el d¨ªa a d¨ªa", responde Erlich sobre los v¨ªnculos de su trabajo con las fake news y la creciente dificultad para distinguir noticias reales de falsas.
"En el cotidiano no estamos en estado de alerta permanente, reflexionando sobre lo que nos pasa, cu¨¢nto tiempo pasamos mirando la pantalla del m¨®vil, qu¨¦ hacemos con nuestro tiempo, en qu¨¦ lo usamos. Tantas veces uno escucha 'Estoy mirando esto porque no quiero pensar en nada', como si hubiese estado pensando. Algo que puede generar una fractura en el alienamiento tiene que ver con la sorpresa, con esa peque?a dosis de un shock", contin¨²a. Hasta finales de octubre, miles de personas se acercar¨¢n al Malba para poner a prueba su percepci¨®n.
Babelia
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