La literatura como patria de dos conflictos
Fernando Aramburu y David Grossman debaten sobre las tragedias colectivas de sus pueblos y la novela en el congreso de hispanistas en Jerusal¨¦n
¡°Cuando nos miramos en un espejo nos devuelve una imagen que es exclusivamente nuestra, pero intuimos que es insuficiente para saber realmente qui¨¦nes somos como especie social, que necesita definirse en lo colectivo¡±, arrancaba el jueves en Jerusal¨¦n Fernando Aramburu (San Sebasti¨¢n, 60 a?os) una conversaci¨®n mano a mano con el novelista hebreo David Grossman (Jerusal¨¦n, 65 a?os) que deriv¨® hacia la identidad y la patria en el marco de dos conflictos de los que ambos dan testimonio en su obra. Uno, entre israel¨ªes y palestinos, a¨²n sigue en llamas, mientras del otro apenas quedan las ¨²ltimas brasas en el Pa¨ªs Vasco.
¡°La vinculaci¨®n a la tierra de mis ancestros no tiene tanto que ver con la identidad; es ante todo sentimental y emocional¡±, advirti¨® de entrada el autor de Patria en un di¨¢logo que discurri¨® con fluidez y sin aparente lejan¨ªa cultural entre autores originarios de ambos extremos del Mediterr¨¢neo.
Grossman, al igual que Aramburu novelista con amplio reconocimiento internacional, identific¨® su idea de patria con la de ¡°un hogar para el pueblo jud¨ªo, tras una experiencia hist¨®rica de siglos de di¨¢spora culminados por la tragedia del Holocausto¡±. El autor de La vida entera reconoci¨® durante el debate ¡ªmoderado en la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, ante un auditorio con tres centenares de asistentes, por el escritor y traductor israel¨ª Ioram Melcer¡ª que, tras m¨¢s de siete d¨¦cadas de avances tecnol¨®gicos, agr¨ªcolas y en materia de seguridad, ¡°Israel se ha convertido en una fortaleza m¨¢s que en un hogar¡±.
La ocupaci¨®n de los territorios palestinos desde hace 52 a?os implica, seg¨²n el hilo argumental seguido por Grossman, que los israel¨ªes dif¨ªcilmente podr¨¢n contar con su propia casa en paz mientras los palestinos no tengan la suya propia. ¡°Como bien dice Fernando, en el fondo la patria es un paisaje, en que el lenguaje y los c¨®digos culturales y psicol¨®gico compartidos van por detr¨¢s de la identidad¡±, apostill¨® con el habitual tuteo israel¨ª el ganador del premio internacional Man Booker por su novela Gran Cabaret.
¡°Vivo desde hacer 35 a?os en otro pa¨ªs [Alemania], donde considero que me he integrado, pero tengo la sensaci¨®n de que respiro de prestado¡±, argument¨® a su vez Aramburu para explicar que la distancia del Pa¨ªs Vasco le ha permitido observar los cambios vividos sin verse absorbido por la indiferencia de la vida cotidiana. ¡°Tengo una vinculaci¨®n serena con la tierra de mi padre, que no quiero imponer a nadie. No necesito himnos ni banderas para decir que estoy en lo m¨ªo cuando bebo sidra o gana la Real Sociedad. Es una vinculaci¨®n amable con el paisaje de mis ancestros en el cual me crie¡±, comenz¨® a enumerar los grados identitarios que ha intentado reflejar en distintos personajes de Patria.
¡°No preciso himnos ni banderas para reconocer el paisaje¡±, dice el autor vasco
El novelista espa?ol sostuvo que la intensidad de los sentimientos puede elevarse paulatinamente, hasta alcanzar la exaltaci¨®n del patriotismo. Pero alert¨® adem¨¢s de que despu¨¦s se llega a traspasar ¡°una l¨ªnea llamada nacionalismo, que supone la sacralizaci¨®n de la patria¡±. Una vez cruzada, reflexion¨® en voz alta, el hogar nacional se puede convertir en una prisi¨®n de normas y acabar desembocando en la demonizaci¨®n de aquellos que son tachados como no merecedores de seguir estando en la misma comunidad.
Las sucesivas intervenciones de ambos autores arrancaron los aplausos del p¨²blico, entre quienes eran mayor¨ªa los asistentes al XX Congreso de la Asociaci¨®n Internacional de Hispanistas, al que el debate puso broche final. El c¨®nclave de profesores y escritores que se ha celebrado en Jerusal¨¦n desde el domingo ha estado marcado por el declive del ladino o lengua judeoespa?ola, declarado en v¨ªas de extinci¨®n por la Unesco.
¡°El hebreo es mi naci¨®n primaria¡±, destaca el escritor israel¨ª m¨¢s premiado
Este pudo ser el pretexto al que recurri¨® el moderador para redirigir la discusi¨®n hacia la lengua como signo identitario. A salvo ya de desaparecer, la normalizaci¨®n del euskera unificado ha sido, seg¨²n Aramburu, uno de los principales logros de la sociedad vasca. Para Grossman, el hebreo reinventado a partir de los textos b¨ªblicos a comienzos de siglo XX ¡°se convirti¨® como un milagro en la patria primaria de los israel¨ªes¡±. Su ¨²ltimo aviso, empero, fue contra el ¡°bloqueo del lenguaje¡± causado por la ocupaci¨®n.
Vistos como paisaje, las calles donostiarras o los callejones jerosolimitanos, las caminatas por las colinas de Judea o los paseos por la Concha son el lugar de la memoria donde Aramburu y Grossman sit¨²an su patria. Y siempre, coinciden, en la empat¨ªa para entender al otro en su reconocida obra literaria.
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