Luz y sombra del deseo

En el curso de una fiesta, la m¨²sica se eleva y los invitados van agrup¨¢ndose en parejas formando una constelaci¨®n de intimidades danzantes, pero la c¨¢mara sigue, de manera ceremoniosa, los paseos de Guillaume, el alto y desgarbado adolescente que se ha quedado fuera de esos juegos rom¨¢nticos, quiz¨¢ porque su deseo no encuentra reflejo en el patr¨®n normativo que rige la celebraci¨®n. Despu¨¦s de una experiencia traum¨¢tica y dolorosa en el exterior de la casa, una joven se reincorpora a otra fiesta, ajena y distante como una muerta viviente. La c¨¢mara sigue su paso son¨¢mbulo, mientras, a fondo de plano, puede observarse a su acompa?ante masculino incorpor¨¢ndose, con despreocupada naturalidad, a una conversaci¨®n. Ella no escucha las voces de otras invitadas que intentan reclamar su atenci¨®n, porque ya est¨¢ en otro lado, emprendiendo el largo camino a casa. En un campamento de verano, un grupo de monitores interpreta una canci¨®n alrededor de una fogata, mientras la c¨¢mara, con la exasperante lentitud de la mirada que avanza a la b¨²squeda de un significado, de una articulaci¨®n de sentido, se mueve entre los grupos de ni?os situados a ambos lados de la acci¨®n. Poco a poco, resulta evidente lo que el director quiere contar: la s¨²bita manifestaci¨®n de la chispa del primer amor entre dos miradas situadas en los extremos opuestos de ese rotundo plano secuencia.

Sirvan estos tres ejemplos para desvelar las estrategias del estilo del canadiense Philippe Lesage que, en G¨¦nesis, su tercer largometraje ¨Cel segundo permanece in¨¦dito en nuestro pa¨ªs: Copenhague A Love Story (2016)-, prolonga y refina los logros del que fue su impresionante debut Los demonios (2015). Si en esa ¨®pera prima Lesange, formado en el documental, se sumerg¨ªa en los miedos tangibles e intangibles que rodean a la infancia, en G¨¦nesis, el protagonista de esa pel¨ªcula, F¨¦lix (?douard Tremblay-Grenier), posible ¨¢lter ego ficcional del autor, reaparece para protagonizar la sencilla coda que cierra la pel¨ªcula: un desenlace aparentemente luminoso, pero condicionado por todo lo que hemos visto antes, que son las derivas paralelas de dos hermanastros por ese territorio de iniciaci¨®n y autodescubrimiento donde el deseo da paso a las experiencias de la desconexi¨®n y la humillaci¨®n.

Como en Los demonios, la pel¨ªcula incluye un arriesgado cambio de punto de vista y la elegancia de las largas tomas en continuidad siempre parece anunciar la inminencia de algo perturbador. Lesange es un autor fundamental, totalmente imprescindible.