No es mi hijo

Un ni?o simula muecas monstruosas ante el espejo deformante de una feria, mientras su madre le observa en la distancia. Una manera de abrir una pel¨ªcula que podr¨ªa estudiarse en las escuelas de cine, por la sabidur¨ªa de condensar, en una sola imagen, lo que el resto del metraje desgranar¨¢ en un relato que, pese a su filiaci¨®n cl¨¢sica y su claro desinter¨¦s por subvertir la tradici¨®n, logra conquistar una clara personalidad a trav¨¦s del estilo. Porque el debutante Lee Cronin parece saber a la perfecci¨®n que el miedo, esa emoci¨®n tan gratificante pero tan dif¨ªcil de provocar desde una pantalla, no es algo que se enuncie, que se manifieste de manera autom¨¢tica por una simple elecci¨®n del tema, sino que es algo que s¨®lo se puede convocar de manera ritual, como quien cocina una p¨®cima a fuego lento. Dicho de otra manera, el miedo, como todo lo realmente importante en un arte como el cinematogr¨¢fico, es fundamentalmente cuesti¨®n de lenguaje (visual), un asunto de estilo.

Bosque maldito se acerca a la pesadilla de una madre que, tras lo que se supone que ha sido un abandono o una ruptura, se retira a vivir con su hijo a una zona aislada, donde un colosal agujero en medio del bosque activar¨¢ arraigados temores e introducir¨¢ un progresivo extra?amiento en la relaci¨®n maternofilial. Cronin y su coguionista Stephen Shields optan por no explicar nada innecesario, mientras decisiones formales tan sencillas como la de invertir la c¨¢mara en el momento de filmar ese viaje de llegada con ecos de El resplandor (1980) se revelan de una penetrante eficacia.

A Cronin le gusta abrir fisuras en las elipsis que dan paso de una secuencia a otra. El modo en que esta estrategia carga de extra?eza los movimientos de los personajes en el ep¨ªlogo deja claro que Cronin quiz¨¢ no sea un gran renovador tem¨¢tico del g¨¦nero, pero s¨ª uno de sus m¨¢s apreciables estilistas, alguien que sabe que no hay que tomar atajos para el susto, sino que construir una pesadilla es tan laborioso como cultivar un bosque con un vac¨ªo en su centro.