Melodrama sin carga hist¨®rica

Tras una cumbre celebrada en Singapur en el mes de junio de 2018 entre Kim Jong-un, l¨ªder de Corea del Norte, y Donald Trump, presidente de Estados Unidos, una de las primeras consecuencias fue el inicio del proceso de devoluci¨®n mutua de los restos de los soldados muertos, e identificados, en la Guerra de Corea, entre 1950 y 1953, incluyendo los de los pa¨ªses aliados de EE UU y Corea del Sur en el conflicto b¨¦lico. Entre ellos, Turqu¨ªa.

La participaci¨®n del pa¨ªs otomano con 5.000 soldados en la Guerra de Corea podr¨ªa ser hoy una gran desconocida para la inmensa mayor¨ªa de la gente, al menos en Espa?a e incluso puede que tambi¨¦n en las nuevas generaciones turcas, de ah¨ª que el estreno de Ayla: La hija de la guerra pueda alentar, en principio, los deseos de conocimiento de cierto espectador con inquietudes hist¨®ricas y pol¨ªticas. ?Qu¨¦ pintaba Turqu¨ªa, como tambi¨¦n Colombia, otro de los aliados, en una guerra como aquella? Sin embargo, Can Ulkay, director del evento, gran ¨¦xito comercial en su pa¨ªs, prefiere el melodrama a?ejo de connotaciones humanas al documento hist¨®rico de car¨¢cter did¨¢ctico.

Por el tipo de puesta en escena, los decorados, los colores, la fotograf¨ªa, el vestuario e incluso las interpretaciones, la presentaci¨®n de personajes, a¨²n ambientada en Turqu¨ªa, hacen pensar en telenovelas espa?olas como Amar en Tiempos revueltos y El secreto de Puente Viejo. M¨¢s tarde, ya en Corea, y a pesar del esfuerzo de producci¨®n en las secuencias b¨¦licas, la pel¨ªcula parece llegar 30 a?os tarde en lo formal. Superficialidad, blandenguer¨ªa alrededor de la ni?a protagonista, una coreana hu¨¦rfana que es cuidada por un soldado otomano, y una direcci¨®n en la que se acumulan las c¨¢maras lentas en los lugares m¨¢s obvios y clich¨¦s de realizaci¨®n como el plano cenital justo en el momento tr¨¢gico.

Basada en una historia real, Ayla: La hija de la guerra apunta a pel¨ªcula de esp¨ªritu m¨¢s grande que la vida, pero, pese a la curiosidad de abordar la m¨ªtica visita de apoyo de Marilyn Monroe a las tropas aliadas, nunca conmueve y mucho menos satisface esas iniciales ansias de conocimiento hist¨®rico-pol¨ªtico.