Prometeo pone en pie al teatro romano de M¨¦rida
Llu¨ªs Homar protagoniza la versi¨®n de Luis Garc¨ªa Montero dirigida por Jos¨¦ Carlos Plaza
Jos¨¦ Carlos Plaza, uno de los grandes directores de escena de este pa¨ªs, disc¨ªpulo desde muy joven de maestros incuestionables como William Layton y Miguel Narros, sorprendi¨® el mi¨¦rcoles con una inesperada confesi¨®n, tras el estreno de Prometeo en el Festival Internacional de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida. Hac¨ªa escasos minutos que el p¨²blico, puesto en pie, hab¨ªa ovacionado el estreno absoluto de este montaje, cuya autor¨ªa de Esquilo queda como fuente nutridora en la versi¨®n realizada por el escritor, poeta y director del Instituto Cervantes, Luis Garc¨ªa Montero, de la que Plaza lleg¨® a decir: ¡°Por mi edad [62 a?os] llevo much¨ªsimas horas de teatro, much¨ªsimas obras¡ Pues en mis muchos a?os de profesi¨®n, creo que este Prometeo de Garc¨ªa Montero es el mejor texto que he tenido en mi vida nunca. Y el m¨¢s dif¨ªcil tambi¨¦n, pero en estos momentos esta es una funci¨®n muy necesaria, son tiempos dif¨ªciles en los que hay que creer en el ser humano¡±.
Lo pudo o¨ªr todo el mundo, mientras a pocos metros Garc¨ªa Montero se escond¨ªa bajo una mirada pudorosa y a?ad¨ªa: ¡°S¨®lo puedo decir que la discusi¨®n que se produce en este texto entre Prometeo joven y Prometeo anciano tiene mucho que ver con mis propias dudas, con las discusiones que mantengo conmigo mismo... Es inevitable preguntarse si hizo bien Prometeo en darnos el fuego a los humanos, pero despu¨¦s de disfrutar varias veces de M¨¦rida, de ser elegido por cuarta vez por Jos¨¦ Carlos Plaza, de disfrutar de esta puesta en escena y de estos actores¡. estoy totalmente convencido de que hizo muy bien, porque la vida merece la pena y porque la esperanza es casi un sentido com¨²n¡±, se?alaba en relaci¨®n al mito del tit¨¢n Prometeo que se enfrenta a Zeus y a todo su poder, y le roba el fuego para entreg¨¢rselo a los hombres con el fin de que estos puedan convertirse en seres mejores conviviendo entre ellos.
Acababa de estrenarse el montaje (que se representar¨¢ hasta el domingo 28 en el teatro romano emeritense) y el p¨²blico hab¨ªa ovacionado especialmente al actor Llu¨ªs Homar, convertido en un Prometeo anciano, sabio, l¨²cido, ir¨®nico, incluso un punto pasota, como si hubiera llegado a estar de vuelta de todo, lleno de recursos, al que sirve como contrapunto un Prometo joven e intr¨¦pido, encarnado en Fran Perea, dando la r¨¦plica desde la pasi¨®n, la rabia, el enfrentamiento y la rebeld¨ªa, e incluso con un punto quijotesco en busca de la justicia y la liberaci¨®n de los seres humanos frente a los dioses que encarnan el poder. Todo un trasunto que recuerda a los autos sacramentales del barroco, donde tambi¨¦n aparecen cuitas con los dioses en los lugares m¨¢s mundanos.
El Prometeo de Esquilo/Garc¨ªa Montero, cruelmente castigado por Zeus, un dios injusto como otros muchos, cumple su castigo encadenado a una gran roca donde permanecer¨¢ la eternidad pregunt¨¢ndose si hizo bien entregando el fuego a los seres humanos. En esta ocasi¨®n los creadores de este montaje han situado la acci¨®n en un metaf¨®rico infierno, al que llaman desv¨¢n de la historia, y en el que se arrumban todos los hechos tr¨¢gicos e hist¨®ricos de la humanidad, representados por cuadros como Los fusilamientos del 2 de mayo, La libertad guiando al pueblo, Saturno devorando a sus hijos o incluso una foto de Mauthausen. All¨ª Prometeo mantiene una diatriba consigo mismo, de hondo calado po¨¦tico y filos¨®fico, perturbada por personajes que representan la fuerza del poder, del amor, de la amistad, de la soberbia¡ que van poniendo a prueba todos los principios morales, ideol¨®gicos y ¨¦ticos de este primer h¨¦roe contempor¨¢neo.
Personajes representados por actores conocidos como Fernando Sansegundo, Amaia Salamanca, Israel Fr¨ªas y Alberto Iglesias. Y casi permanentemente en escena el necesario coro de toda tragedia griega, que aqu¨ª Garc¨ªa Montero ha convertido en las calamidades surgidas de la caja de Pandora, tan relacionada con esta historia, como la Fuerza, la Crueldad, la Violencia y sus dos contrapuntos, que siempre llegan de la mano de la Esperanza, como son la Compasi¨®n y la Libertad.
Una vez m¨¢s, Plaza se descubre como el gran director de actores que es, apoyado en su equipo habitual en el que siempre est¨¢ la escenograf¨ªa de Paco Leal, la m¨²sica de Mariano D¨ªaz y el vestuario creativo y sorprendente de Pedro Moreno.
Babelia
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