El caso Caligari
Grandes protagonistas de los ochenta, fueron laminados en la siguiente d¨¦cada. Su agria ruptura complica el reconocimiento de sus m¨¦ritos
Puede que se hayan enterado de la publicaci¨®n de Solo se vive una vez (Warner Music). Un recopilatorio que cubre todo el recorrido vital de Gabinete Caligari, de 1981 a 1999. La novedad: este doble por vez primera re¨²ne temas editados por las cuatro discogr¨¢ficas que contaron con los servicios del grupo. Una antolog¨ªa muy cuidada en lo visual, pero musicalmente flaca: hab¨ªa espacio para meter, digamos, 15 canciones m¨¢s y ofrecer un retrato realmente poli¨¦drico.
Un fallo, ya que Gabinete era la genuina banda mutante, en constante transformaci¨®n est¨¦tica. En Solo se vive una vez apenas hay rastros de su etapa siniestra, de dramas b¨¦licos y relaciones tortuosas. Cierto que aquellos discos no tienen producciones mod¨¦licas y eso les debe de provocar rubor: la versi¨®n aqu¨ª incluida de Golpes no es la original; se trata de una grabaci¨®n hecha en Londres a principios de los noventa.
Aprendieron r¨¢pido. Sacaron gran beneficio de sus colaboradores, en disco y en directo: Teresa Verdera, Jes¨²s N. G¨®mez, Ulises Montero, Francis Garc¨ªa, el hist¨®rico Esteban Hirschfeld (que no sal¨ªa en las fotos, pero ejerci¨® de cuarto miembro del grupo a partir de 1987, firmando como coautor en todos los temas). Ellos aportaron consistencia sonora a la mayor pirueta de Gabinete: la recuperaci¨®n del estereotipo del madrile?o arrogante, aficionado a los toros, defensor de las apariencias, indiferente a los revolcones del amor.
Tambi¨¦n decidieron facturar ¨¦xitos masivos, aprovechando que ten¨ªan las puertas abiertas de las radiof¨®rmulas. Jugando con la caja de ritmos, hallaron la tarantela de El calor del amor en un bar o el chachach¨¢ de La culpa fue del ¨ªdem. Temas que terminaron resultando odiosos, pero que ten¨ªan mayor relaci¨®n con sus personajes p¨²blicos que la calculada Camino Soria.
Simult¨¢neamente, hubo un desplazamiento hacia un clasicismo british, con piezas sublimes del calibre de Cuatro rosas, Sarav¨¢, Lo mejor de ti, La sangre de tu tristeza y la canci¨®n que da t¨ªtulo a la presente selecci¨®n. Supieron incorporar el swing, el soul o el Dylan de 1965.
Que conste que sus flores tambi¨¦n llevaban veneno. La radiante celebraci¨®n de Suite nupcial hace hueco para el rencor: "Y nos re¨ªmos de todos nuestros ex". Canci¨®n del pollino vitupera ¨¢speramente a cierto tipo de hincha futbolero: ¡°Somos los que no saben, no contestan/ con excepci¨®n del uno-equis-dos¡±. Gabinete detectaba que, una vez raspada la fina capa de modernidad, gran parte de Espa?a segu¨ªa siendo tan mostrenca como en los tiempos de Franco.
Con todo, y aun asumiendo la ingratitud esencial del pa¨ªs, todav¨ªa asombra la enormidad de la ca¨ªda en desgracia de Gabinete. Sufrieron una saturaci¨®n, a la que no ayud¨® su alianza publicitaria con Pepsi-Cola. Hizo mucho da?o la parodia de Martes y 13, tan certera como intelectualmente grosera. Y supongo que ellos tambi¨¦n perdieron el mapa, aunque siempre colaban intrigantes experimentos en sus discos. En las canciones aqu¨ª incluidas, parece que ¨Cseg¨²n avanzaban los noventa- prescindieron de filtros de calidad. Queridos camaradas (1991) era un engolado lamento por el derrumbe de la URSS con, uh, ritmo reggae y un chiste digno de Mill¨¢n Salcedo: una voz rusa que parece decir "catacraski". Underground rezuma impotencia en lo que quiz¨¢s plantearon como una cr¨ªtica a la escena indie. Hasta el t¨ªpico ataque a una chica pija que es Un petardo en el culo resulta irritante en su misoginia de perdonavidas.
Nadie est¨¢ preparado para superar semejante experiencia: pasar de la cumbre al desprecio. Jaime Urrutia liquid¨® Gabinete Caligari en 1999, con la oposici¨®n de sus compa?eros, Ferni Presas y Edi Clavo; no se tratan desde entonces. Edi se ha postulado como cronista de Gabinete pero, obvio, peca de prudente. Nos toca a nosotros contabilizar sus luces y sombras.
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