Maroto y mochufa
Elisardo se sent¨® conmigo y me cont¨® con dramatismo que el PSOE hab¨ªa echado mano de ¨¦l como asesor en las negociaciones
As¨ª fue como el lunes com¨ªa una pizza de quesos en Bresca, un restaurante cerca del Congreso, cuando vi entrar a un tipo trajeado de unos 50 a?os, con el pelo peinado para atr¨¢s agarrado en una coleta y una de esas perillas finas que a m¨ª me dan mucha grima, como si le hubiese dado una coz un poni. Me observ¨® con lentitud, y al extender su mano y cerrar los ojos, ese parpadeo lento de comedor de n¨¦coras, tuve un escalofr¨ªo.
¡ªOtra vez nos vemos delante de un cad¨¢ver¡ª dijo Elisardo Bastiaga se?alando la pizza, como si la pizza fuese un animal o hubiese granjas de pizzas o qu¨¦ carallo tienes en la cabeza, Bastiaga. Estaba claro que ven¨ªa con el chiste preparado y hubiera preferido cambiarme el plato que la gracieta. Eso define bien a Bastiaga, un tipo al que no le falla el c¨®mo sino el d¨®nde.
Se comi¨® la mitad de la pizza y dijo, agitando la novela Los asquerosos, que pronto habr¨ªa pacto de Gobierno. Yo le pregunt¨¦ qu¨¦ hac¨ªa all¨ª y me contest¨® con dramatismo que el PSOE hab¨ªa echado mano de ¨¦l como asesor en las negociaciones. A?adi¨® que se hab¨ªa hecho instagramer, como si hubiese una relaci¨®n clar¨ªsima. S¨ª es verdad que hab¨ªa cambiado de look y ahora parec¨ªa un extra de Los Soprano, alguien que dura en pantalla cuatro segundos antes de que lo vuelen a tiros, y me pregunt¨¦ si eso ten¨ªa m¨¢s que ver con las negociaciones del Gobierno o con su deseo de ser influencer.
¡ª?Te gusta?¡ª se?al¨¦ Los asquerosos.
¡ªEs una deliiiiiicia ¡ªestir¨® la i, exagerando el acento de Mar¨ªn sin ser ¨¦l de all¨ª¡ª. El protagonista se va a una aldea abandonada que luego se le llena de mochufa, que es como llama a la gente que llega a los sitios y lo jode todo.
Hab¨ªa le¨ªdo varias descripciones del autor, Santiago Lorenzo, al respecto. ¡°Ser mochufa es creerse que Ana Rosa no se est¨¢ riendo en tu cara cuando se emociona¡±, dijo en El Salto. Sobre Los asquerosos, Bastiaga ten¨ªa la teor¨ªa de que el libro hablaba prof¨¦ticamente de Javier Maroto, el pol¨ªtico del PP que se empadron¨® en Sotosalbos (Segovia), tras quedar fuera del Congreso por el Pa¨ªs Vasco, para ser senador por Castilla y Le¨®n. Entonces record¨¦ otra descripci¨®n que hizo Lorenzo de mochufa, esta en El Mundo: ¡°Gente a la que le hace gracia Rafael Hernando¡±.
Sotosalbos es un pueblo de Segovia de 100 habitantes que ayer Maroto no sab¨ªa que exist¨ªa, pero donde ahora se le va a ¡°ver mucho¡± porque ¡°empiezo una vida all¨ª¡± Esa frase hizo estremecer a Bastiaga, que llam¨® a Maroto ¡°mochufa¡±. Yo pens¨¦ que ojal¨¢ alguien, antes de saber qui¨¦n soy, me quisiese como Maroto a Sotosalbos.
¡ªVer¨¢s el primer d¨²plex que haga con Ana Rosa, c¨®mo se emociona¡ª dijo.
Querr¨ªa saber, dijo, ¡°qu¨¦ vida ha empezado Maroto all¨ª¡±. Vi el cielo abierto. Vi a Bastiaga, personaje inolvidable; vi Sotosalbos y luego Sanxenxo, donde el padre de Bastiaga, un antiguo alto de cargo de la Xunta, ten¨ªa piso; vi a mis jefas del peri¨®dico preguntando si ten¨ªa ya mi relato de verano. Y dije s¨ª, vamos a Sotosalbos. S¨ª, Bastiaga, la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo: Bas-tia-ga. La vida nos sonr¨ªe. Como el Joker, pero nos sonr¨ªe.
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