Un refugio en Canad¨¢
Ahora que se impone un perfil inquietante de l¨ªder mundial, el pa¨ªs norteamericano puede seguir apareciendo como refugio-para¨ªso en nuevas distop¨ªas
En la novela de Philip Roth La conjura contra America, de 2004, EEUU se declara neutral en la Segunda Guerra Mundial y se muestra complaciente con los nazis, tanto que el odio antisemita se extiende tambi¨¦n sobre su suelo. A los jud¨ªos, o a los activistas, solo les queda la opci¨®n de cruzar a Canad¨¢, que sigue fiel al mundo libre junto al Reino Unido, que resiste a Hitler.
Algo parecido vemos en la serie El cuento de la criada (en HBO Espa?a), basada en la novela de Margaret Atwood. All¨ª una secta ultraconservadora toma el poder en EE UU y esclaviza a las mujeres f¨¦rtiles para que hagan de vientres de alquiler. La ¨²nica esperanza de las siervas ¡ªcuyo uniforme se ha convertido en icono feminista global¡ª es huir a Canad¨¢, donde las que lo logran vuelven a ser libres. Vemos un EE UU sombr¨ªo ¡ªahora llamado Gilead¡ª?mientras en Canad¨¢ luce el sol. Pero no es f¨¢cil escapar si retienen a tus hijos.
Ahora que se impone un perfil inquietante de l¨ªder mundial (Trump, Putin, Johnson, Xi), Canad¨¢ puede seguir apareciendo como refugio-para¨ªso en nuevas distop¨ªas. El pa¨ªs presume de un liberalismo cosmopolita e integrador, el que predica Justin Trudeau, un tipo de modales refinados.
Estos d¨ªas, en los debates entre los candidatos de las primarias del Partido Dem¨®crata de EE UU ha vuelto a citarse al vecino del norte como referente progresista, un Estado de bienestar a la europea en el continente del individualismo, un pa¨ªs que da asistencia sanitaria, protege a las minor¨ªas, controla las armas y legaliza la marihuana. Un lugar que, en vez de levantar muros como otros, anuncia la regularizaci¨®n de un mill¨®n de inmigrantes. En octubre van a las urnas con suspense, e incluso all¨ª empieza a asomar la marea reaccionaria. Si cayera Canad¨¢ ya no habr¨ªa esperanza.
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