Pilar Albarrac¨ªn: ¡°Soy carn¨ªvora de sentimiento¡±
La artista asegura que seguir¨¢ estrangulando t¨®picos hasta que le d¨¦ la gana: "Cuando pierda la ilusi¨®n, me monto una huerta"
Cuando ustedes vean un v¨ªdeo de Rosal¨ªa, sepan que esa est¨¦tica que agarra el t¨®pico y lo refresca se inspira bastante en lo que hace Pilar Albarrac¨ªn (Aracena, Huelva, 50 a?os). Lo mismo escala unas torres de extrarradio vestida de flamenca que se acuesta con una cabeza de toro o monta un tablao con ollas expr¨¦s. Es una artista cachonda del tron¨ªo que triunfa en todo el mundo e inspira a los m¨¢s j¨®venes. Nos recibe en su estudio de Sevilla, entre pasos de procesi¨®n pegados a la pared y v¨¢teres sin puerta ni pestillo.
Pregunta. ?Hasta cu¨¢ndo va a seguir estrangulando el t¨®pico?
Respuesta. Hasta que me d¨¦ la gana y piense que me sirve para contar cosas. Estos y otros t¨®picos. Voy de uno a otro porque no he tenido bastante a¨²n con mi vida.
P. ?C¨®mo ha sido su vida entonces?
R. Ha pasado as¨ª¡, tengo 50 a?os y no me he dado cuenta. Una da salida a ciertos instintos y se?ala, m¨¢s que denunciar, cosas que ve y no le gustan.
P. ?C¨®mo se vive, como presume usted, sin ver la televisi¨®n?
R. Estupendamente. Hay dos cosas in¨²tiles en mi caso: la tele y el sof¨¢ de dormir la siesta, porque no me siento. Siempre estoy revolviendo.
P. ?Con qu¨¦?
R. Pues ahora, por ejemplo, haciendo un estudio del arte espa?ol. El de mi generaci¨®n.
P. ?Por qu¨¦?
R. Lo veo fatal. No por la calidad, sino por la presencia en otros sitios. ?C¨®mo nos hemos movido desde la movida? Creo que muy mal, aunque, como dicen en mi pueblo, ah¨ª siguen los cochinos de la ¨²ltima teta, es decir: los que sobreviven como pueden.
P. ?En qu¨¦ parte anda usted de la teta del cochino?
R. Yo, independiente: pata negra, monte perdido. Vivo de esto y gracias. Yo, humilde, que es una palabra que no se lleva mucho.
P. ?No es necesario el ego para el arte?
R. Depende. Si es soberbia, no. Si es confianza en uno mismo, vale. En lo que yo hago es m¨¢s importante escuchar a los dem¨¢s que a ti mismo. Te debes desligar de las hogueras de la vanidad. A m¨ª me interesa el trabajo. El m¨ªo y el de otros. Cuando pierda la ilusi¨®n, me monto una huerta, que me encanta.
P. ?Es la mujer andaluza, inspiraci¨®n suya, la m¨¢s reconocible fuera como espa?ola?
R. Vengo ahora de Tailandia y s¨ª. Pero en todo hay verdad e invenci¨®n: desde la Carmen de Bizet a Julio Romero de Torres o la Pen¨¦lope Cruz de Almod¨®var. Yo retuerzo eso y a otras: al ama de casa com¨²n y corriente, para quitarlas de encima ese nubarr¨®n de negatividad. Aunque parezca ahora que hay una reivindicaci¨®n feminista en torno a eso, en el fondo, fondo, no la veo. Retrocedemos en todo.
P. ?Qu¨¦ har¨¢ una artista como usted el d¨ªa que se proh¨ªban los toros?
R. Hay cosas que me da pena que se demonicen porque veo otras mucho peores. Como este planeta que le vamos a dejar a nuestros hijos, lleno de pl¨¢stico y media humanidad muri¨¦ndose de hambre. Lo primero, debemos aprender a respetarlo y estar bien informados. Tenemos que inventarnos una pe?a taurina de izquierdas. Y cuidado, porque luego la gente se hace una idea de uno¡
P. ?Le importa lo que opinen de usted?
R. A m¨ª, claro. O no. Me da un poquito igual. Yo soy carn¨ªvora de sentimiento, pero ahora, con la dieta, un poco vegana. He cambiado los chorizos de mi pueblo por tomates.
P. Cuando ve los v¨ªdeos de Rosal¨ªa, ?d¨®nde siente que la han copiado?
R. Copiada, no, hombre. ?Ser¨¢n mis fans! Las cosas est¨¢n ah¨ª. Igual que yo las veo, las pueden ver ellos y hacerlo suyo. Me alegra que se revisen cosas de ese modo.
P. Es que cuando veo a los patinadores en esos v¨ªdeos vestidos de nazarenos, me da por pensar en usted.
R. Yo eso no tengo, pero s¨ª pasos de semana santa controlados por mando a distancia para escalar por las paredes. O un rompimiento de gloria barroco que en vez de llevar nubes tiene morcillas, por eso de la sangre. Para separar la divinidad del mundo terrenal. Y cosas as¨ª¡
P. ?Y esas ollas expr¨¦s como dando palmas en un tablao?
R. A eso lo llam¨¦ la Internacional Socialista.
P. ?Y qu¨¦ tiene que ver?
R. Todo. La olla expr¨¦s fue considerada para las mujeres como la promesa de la liberaci¨®n. ?Falso! Eso muri¨®. Como el amor libre este de los hippies: no cuaj¨®. ?Quer¨¦is vino o cerveza?
P. Cerveza¡ ?En qu¨¦ tipo de amor conf¨ªa usted?
R. Un amor general. En el amor de madre, tampoco. Eso es una putada, aunque est¨¦ mal que lo diga. Una mezcla de todo lo que te han metido en la cabeza. Una adicci¨®n y las adicciones son insanas.
P. ?Qu¨¦ erotismo transmite posar en la cama fumando con una cabeza de toro?
R. Ninguno. Ah¨ª no hay nada expl¨ªcito. Todo est¨¢ en tu cabeza.
P. ?Hombre!
R. Yo hago cosas simples para que las comprenda cualquiera: r¨ªe, llora, experimenta una emoci¨®n que no puedas describir con palabras, pero no me cargues a m¨ª con la culpa. Yo no te lo tengo que traducir, ese es otro empleo.
P. ?Obra simple? Pues yo la veo a usted barroca.
R. S¨ª, lo soy. Minimalista barroca.
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