Carlos Aranda corta una oreja y deja una buena impresi¨®n en Las Ventas

El novillero Carlos Aranda cort¨® este domingo una oreja en la tarde de su presentaci¨®n en Madrid, un premio que vino a reconocer el conjunto de una labor en la que dej¨® muy buena impresi¨®n y en la que tambi¨¦n gust¨® el franc¨¦s Carlos Olsina, que dio dos vueltas al ruedo, informa Javier L¨®pez.

Aranda ha tenido que esperar cinco a?os hasta presentarse en la capital, pero llegaba fogueado tras disfrutar en las ¨²ltimas temporadas de un buen n¨²mero de novilladas en los pueblos de Castilla-La Mancha, donde ha sabido forjar su basti¨®n.

En su primero corrobor¨® estas tablas para justificarse ante un animal que apenas se prest¨®. Mansurr¨®n en los primeros tercios, muy a su aire, esper¨® e hizo hilo en banderillas para llegar a la muleta con el viaje muy medido y soltando tambi¨¦n mucho la cara. Y eso que qued¨® pr¨¢cticamente sin picar.

El esfuerzo de Aranda fue encomiable. Y la puesta en escena tampoco fue mala. Supo en cada momento lo que hab¨ªa que hacer, es decir, esperar al novillo con la muleta retrasada y aprovechar la poca inercia que ten¨ªa el de La Guadamilla. As¨ª logr¨® pasajes aislados de buen tono dentro de un conjunto en el que se mostr¨® por encima de las circunstancias. El ¨²nico lunar, el mal manejo de la espada.

Al quinto le falt¨® humillaci¨®n y, sobre todo, entrega. Aranda volvi¨® a mostrarse muy firme y, sobre todo, t¨¦cnico y capaz hasta que acab¨® robando dos tandas sensacionales por el lado derecho ya casi en las postrimer¨ªas del ¨²ltimo tercio.

Fue una faena para aficionados, de esas que dejan muy buen regusto y, sobre todo, muchas ganas de volver a verlo, pues, adem¨¢s de oficio y cabeza, se le adivinan unas formas tambi¨¦n de mucho gusto en la interpretaci¨®n. La oreja, quiz¨¢s, se antoja demasiado premio tras una estocada que cay¨® de aquella manera, pero tampoco fue de las de clamar al cielo. Ojal¨¢ le sirva.

El primer debutante fue Javier Montalvo, un joven madrile?o que ven¨ªa a cumplir su sue?o de hacer el pase¨ªllo en Madrid despu¨¦s de seis a?os desde que se presentara con caballos y con apenas una decena de novilladas a sus espaldas. Desde luego, se antojaba muy poco bagaje para una papeleta tan exigente como es torear en la primera plaza del mundo.

Supo "tapar" su corta experiencia, en parte, con su primero, un novillo que se sujetaba con alfileres, pero dej¨¢ndose mucho y con el que se acopl¨® a medias, mejor si cabe por el derecho, y en las dos primeras tandas. Pero fue cambiar al otro pit¨®n y aquello ya no sali¨® tan fluido.

Pero m¨¢s all¨¢ de lo art¨ªstico, el m¨¦rito estuvo en que no pareci¨® pesarle la situaci¨®n en ning¨²n momento, que se le vio muy sereno y hasta seguro en la cara del novillo, y eso ya es m¨¢s que loable.

Con el cuarto, en cambio, poco pudo hacer Montalvo ante un novillo que se raj¨® a las primeras de cambio y al que trat¨® de buscarle las vueltas insistentemente al hilo de las tablas en una larga y tediosa porf¨ªa.

Carlos Olsina, el tercer debutante, lleg¨® a Madrid con ganas de dejar su impronta. Qued¨® demostrado en el inicio de faena de rodillas en su buen primero, un pasaje que conect¨® mucho con el p¨²blico. Ya de pie supo tambi¨¦n mantener el diapas¨®n en las tandas siguientes por el derecho, y enganch¨® muy bien al animal, que embest¨ªa de dulce, para llevarlo largo y por abajo.

Quiz¨¢s le falt¨® algo m¨¢s de ajuste y, sobre todo, de temple, el mismo que pareci¨® surgir cuando prob¨® el toreo por naturales. Un final por bernadinas fue el corolario a una labor en la que no dej¨® mal sabor de boca este franc¨¦s, que dio una vuelta al ruedo despu¨¦s de la ovaci¨®n que se llev¨® tambi¨¦n el novillo en el arrastre.

Al sexto le falt¨® clase, y Olsina, todo entrega, volvi¨® a estar por encima, tanto que hasta le llegaron a pedir la oreja que el us¨ªa no tuvo a bien conceder. Volvi¨® a dar otra vuelta al ruedo.