Los superh¨¦roes ya no quieren salvar vidas
Series como 'The Boys' y 'Doom Patrol' llevan el g¨¦nero y sus personajes a otro nivel de complejidad
El protagonista es un chico apocado. Su novia acaba de sacarlo del trabajo, y est¨¢n a punto de darse un beso en plena calle. De repente, un ba?o de sangre. La chica desaparece dejando un rastro de restos. Pero no ha sido un coche. Se la ha llevado por delante un h¨¦roe con supervelocidad que andaba despistado. No debe preocuparse. El seguro de una multinacional pagar¨¢ cualquier desperfecto causado por este vigilante disfrazado con la reglamentaria licra y gafas imposibles.
The Boys, la nueva serie de Amazon basada en un c¨®mic, comienza con este macabro argumento que deja claro que los superh¨¦roes no son protagonistas a quienes apoyar, sino falsas deidades controladas por un capitalismo que los vende como salvadores. Son personajes desquiciados, y sin complejos. El imperfecto h¨¦roe real ser¨¢ aqu¨ª ese tipo normal que a?ora venganza contra ellos. Tanto ¨¦l como el espectador sabe qu¨¦ tiene delante. Tras a?os en la primera l¨ªnea de la cultura popular, la televisi¨®n deconstruye el g¨¦nero y aprovecha todas sus posibilidades.
"Los superh¨¦roes viven en la mente del gran p¨²blico y sus c¨¢nones se han homogeneizado en el subconsciente. Hay un mont¨®n de cosas que antes no ten¨ªamos interiorizadas, y que hoy todos entendemos. Podemos ir m¨¢s lejos", explica el guionista Carlos de Pando en el rodaje de El vecino, comedia espa?ola de superh¨¦roes que estrenar¨¢ Netflix. "Mi hermana no ha abierto un tebeo de superh¨¦roes en la vida, y, aun as¨ª, entiende todos los c¨®digos y referencias. El c¨®mic ya no da miedo a las empresas", se?ala su compa?era, escritora y productora, Sara Antu?a: "son el santoral moderno".
En 2000, cuando el director Bryan Singer estren¨® la primera X-men, hubo extremo cuidado de no plasmar un universo confuso. La licra que vest¨ªan sus personajes era negra, de corte realista y cercano. Tem¨ªan que la pel¨ªcula no fuera tomada en serio, como algo infantil deudor del exagerado Batman de Joel Schumacher o ingenuo como la serie de 1966. 20 a?os despu¨¦s, el g¨¦nero ha pasado de ser minoritario a imperante. Vengadores: Endgame, cruce de 22 pel¨ªculas, acaba de superar a Avatar como el filme m¨¢s taquillero de la historia en todo el mundo. Su ¨¦xito se basa en embrollos argumentales, decenas de personajes, magia, alien¨ªgenas, poderes y trajes imposibles a todo color. Puro tebeo. En las series, antes limitadas a El incre¨ªble Hulk o Wonder Woman, su proliferaci¨®n supera a abogados y doctores, lo que da paso a la diversidad. Incluso Alfred Pennyworth, mayordomo de Batman, tiene su serie.
Esa consolidaci¨®n lleva a Netflix a abrazar un proyecto menos convencional como El vecino, c¨®mic de Santiago Garc¨ªa y Pepo P¨¦rez sobre un h¨¦roe con capa y poderes extraterrestres interpretado por Quim Guti¨¦rrez, que no llega a fin de mes, no sienta la cabeza y se aprovecha de la hospitalidad de su vecino, a quien no deja concentrarse para las oposiciones. Nacho Vigalondo, uno de sus directores y apasionado del c¨®mic, va m¨¢s all¨¢: "Los superh¨¦roes son a la cultura popular lo que Amazon a la venta online en esta ¨¦poca de asombrosos monopolios. Antes era lo extravagante, ahora es lo que resuena en todo el mundo. Son sombras ciclopeas incontrolables, pero tambi¨¦n muy relevantes". En su caso los observan desde una comedia costumbrista espa?ola, pero cierto punto latente de oscuridad tambi¨¦n crece en el tebeo mientras avanza.
El espectador ha madurado la idea del superh¨¦roe, y ya no se conforma con una historia de or¨ªgenes o redenci¨®n. En The Boys, Patriota, un h¨¦roe mezcla de Superman y el Capit¨¢n Am¨¦rica, se presenta como villano sin escr¨²pulos m¨¢s propio del terror o thriller. Porque estas series pueden ser lo que quieran. Su sangrienta mirada lanza una cr¨ªtica a la mercantilizaci¨®n y la justicia descontrolada, mientras que El vecino discutir¨¢ sobre casas de apuestas o feminismo. En octubre se les unir¨¢ el prestigio de la marca HBO con el estreno de Watchmen, secuela del c¨®mic de vigilantes m¨¢s laureado de la historia adaptada por Damon Lindelof (Perdidos, The Leftovers). El enemigo que hay que vencer ser¨¢ el supremacismo blanco. "En una historia tradicional, los h¨¦roes pelean contra alien¨ªgenas y, al vencerlos, se marchan y todos ganan. El racismo nunca se marcha. Es el mayor enemigo", explicaba el guionista en julio en una charla de la asociaci¨®n de cr¨ªticos estadounidenses.
Pero hay otras formas de romper los c¨¢nones. La surrealista Legi¨®n (en Fox) mezcla el universo mutante producido por Singer (el Profesor Xavier es padre del protagonista) con batallas de rap telep¨¢ticas y una estructura y fotograf¨ªa ambiciosa apta para quienes degustaron Twin Peaks: el regreso. ?El argumento? Es complicado de explicar, aunque suficiente con saber que su protagonista, un enfermo mental con poderes incontrolables, es una de las armas m¨¢s peligrosas. Nadie busca heroicidades.
Tampoco lo hacen Doom Patrol, en HBO Espa?a, un grupo de marginados con extra?os poderes llamados a convivir por pura supervivencia. En una de sus escenas m¨¢s estrafalarias, un superh¨¦roe semidesnudo utiliza mal sus poderes de alterar la realidad con los m¨²sculos. Sus extra?os movimientos llevan a alcanzar el orgasmo a todo el que pasea por la calle. Pero no es una avenida cualquiera, sino otro personaje m¨¢s: una calle con consciencia y g¨¦nero fluido. Una locura tan meta que salta la cuarta pared para hablar al espectador, quien acepta la aparici¨®n de culos andantes con dentadura, cucarachas malvadas, drag queens y viajes interdimensionales a trav¨¦s del ano de un burro. "Manda un WhatsApp a Batman para resolver el problema", comenta en otra escena Robotman, el protagonista rob¨®tico. No hay que explicar m¨¢s. Saben que todos los espectadores conocen la referencia.?Superman de Richard Donner ya no es el ¨²nico exponente del g¨¦nero.
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