Arte contempor¨¢neo en casa del duque
El castillo ingl¨¦s de Chatsworth alberga la residencia de la escultora Rachel Feinstein
La enorme escultura de porcelana Britannia, creada por la artista estadounidense Rachel Feinstein, se oculta en una gruta de los alrededores del castillo de Chatsworth (Reino Unido), un sitio a desmano para la gran mayor¨ªa de los 300.000 visitantes que reciben anualmente estos espectaculares parques y jardines en los dominios de los duques de Devonshire. Basta con subirse al peque?o tren que recorre el parque para llegar al rec¨®ndito lugar, construido en el siglo XVIII por la quinta duquesa. Chatsworth, uno de los diez palacios m¨¢s importantes de Inglaterra, perteneciente a la red Treasure Houses of England, inicia con Feinstein, de 48 a?os, una serie de residencias art¨ªsticas que pretenden abrir a interpretaciones contempor¨¢neas su inmenso legado art¨ªstico.
Su obra, que permanecer¨¢ cinco a?os, convive hasta octubre con la exposici¨®n temporal del verano, dedicada a las pinturas de perros que posee el castillo y en la que se recogen los retratos de las mascotas de 16 generaciones, adem¨¢s de los pr¨¦stamos de otras colecciones privadas. Suman casi 200 obras, creadas entre el siglo XVI y la actualidad y repartidas por 30 habitaciones. Los retratos perrunos de Constable, George Stubbs o Thomas Gainsborough conviven con los de David Hockney, Lucian Freud o Jeff Koons (cuyo caniche rubio y repeinado, Poodle, preside altivo una de las escaleras principales del edificio).
Durante casi un a?o y de forma intermitente, Rachel Feinstein ha respirado el d¨ªa a d¨ªa de un castillo que desde 2017 se mantiene gracias al patrocinio de la marca de lujo Gucci, principal impulsora de las residencias. Feinstein explica que, tras pasar un tiempo en Chatsworth, la inspiraci¨®n definitiva le lleg¨® fuera de los muros, en la extensi¨®n de sus jardines. ¡°Recuerdo mi primera visita, todo me result¨® m¨¢s intenso y rom¨¢ntico de lo que esperaba. Llov¨ªa mucho y hab¨ªa niebla, todo muy Heathcliff¡±, dice, en referencia al personaje de Cumbres borrascosas. ¡°Cuando volv¨ª unos meses despu¨¦s, a veces acompa?ada de mi familia, empec¨¦ a pasear m¨¢s por los alrededores. As¨ª fue como descubr¨ª la gruta, la hab¨ªa construido a finales del siglo XVIII la esposa del quinto duque, Georgiana, una mujer sorprendente, que mantuvo una relaci¨®n paralela con otra mujer. Despert¨® mucho mi curiosidad¡±.
La artista empez¨® a estudiar el entorno de la gruta y sus colores. ¡°Aqu¨ª todo parece silvestre pero basta estudiar los or¨ªgenes para saber que hasta la ¨²ltima flor no lleg¨® de forma casual¡±, a?ade sobre la idea de integrar una obra de arte en la naturaleza que rodea a Chatsworth. El uso de la porcelana (acudi¨® a la f¨¢brica de Nymphenburg en M¨²nich) fue un gui?o a una pieza decorativa del museo Victoria & Albert, creada en los talleres de William Duesbury y titulada igualmente Britannia. La decisi¨®n tambi¨¦n remite a la debilidad del actual duque de Devonshire por las piezas contempor¨¢neas hechas de ese material. Gusto que se comprueba en cada rinc¨®n de una casa que alberga, entre otras, una fabulosa serie de Edmund de Waal titulada A Sounding Line.
La gruta fue clave a la hora de abordar una escultura que recoge ecos renacentistas y de cuento infantil que inspiran buena parte de la obra de Feinstein, que en noviembre inaugurar¨¢ en el Museo Jud¨ªo de Nueva York una retrospectiva de su obra. Mitos, brujas y hadas. Encapsulada por una extra?a luz natural y por el efecto que crea la piedra h¨²meda sobre porcelana, Britannia reluce en solitario como un ser vivo. No muy lejos de la gruta, una segunda escultura, Rococo Hut, se mezcla con los arbustos y ¨¢rboles de esa zona de la finca. La peque?a construcci¨®n blanca parece una casita del bosque. ¡°Aunque no lo parezca, aqu¨ª no queda sitio para mucho m¨¢s¡±, afirma el duque de Devonshire a los pies de la escultura. ¡°No me gusta que en el campo se vean varias obras a la vez. En la gruta hab¨ªa unos grafitis que hemos borrado, la gente se comporta bien cerca de la casa, pero por aqu¨ª no es igual. De todas formas, la verdad es que no me molestaban y ahora me da pena que no hayamos hecho una foto¡±.
Babelia
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