Emmanuelle Seigner: ¡°El sentimiento de persecuci¨®n de Polanski es f¨¢cil de entender, basta con mirar a su vida¡±
La presentaci¨®n en Venecia de la nueva pel¨ªcula del director polaco, ¡®El oficial y el esp¨ªa¡¯, evita las pol¨¦micas sobre su pasado y celebra su nuevo filme
Empez¨® con un largo aplauso. Y otro. Y otro. Antes de la rueda de prensa, muchos se pusieron de pie y parec¨ªa como si el festival de Venecia quisiera compensar a Roman Polanski por tan pol¨¦mica v¨ªspera. La Mostra le ha invitado a su concurso oficial, con El oficial y el esp¨ªa, y considera un honor contar con el maestro polaco. Pero Polanski es tambi¨¦n un hombre que viol¨® en 1977 a una adolescente de 13 a?os, cuando ¨¦l ten¨ªa 43. El juez crey¨® a la v¨ªctima y el director evit¨® d¨¦cadas de c¨¢rcel escapando de EE UU. Aquel vuelo, sin embargo, no le salv¨® de los ataques que le han perseguido desde entonces. Y que han llegado hasta el Lido.
La presidenta del jurado que debe valorar su filme, Lucrecia Martel, anunci¨® que no acudir¨ªa a su proyecci¨®n de gala, para no homenajearle. Metaf¨®ricamente, ya que el director, de 86 a?os, no viaja a pa¨ªses que puedan extraditarle. A tama?a olla de presi¨®n previa, se a?ad¨ªa una pel¨ªcula sobre el caso del capit¨¢n jud¨ªo Alfred Dreyfus, condenado por alta traici¨®n en 1894 en Francia con evidente antisemitismo, una historia en la que Polanski encuentra elementos que cree haber ¡°experimentado¡±, seg¨²n el libreto promocional del filme. Result¨® ser una obra rigurosa y severa, que renuncia a todo efectismo para ponerse al servicio de la historia. Cine de anta?o y del bueno. Lo que dispar¨® m¨¢s aun el inter¨¦s hacia la rueda de prensa.
Pero, entonces, cogi¨® el micr¨®fono Luca Barbareschi, actor y productor del filme, adem¨¢s de exdiputado de las listas de Silvio Berlusconi. Dijo: ¡°Este es un proyecto nacido hace muchos a?os, pero con una actualidad tremenda. Dejar¨ªa a nuestras espaldas lo que ha ocurrido, que no es interesante. No estamos ante un tribunal moral, sino ante una bell¨ªsima muestra del cine¡±. El mensaje qued¨® claro. Preguntas f¨ªlmicas, punto. Alguien intent¨® que respondieran a Martel. Pero Barbareschi se neg¨®: ¡°El pasado es pasado. Un director hace cine, el jurado juzga y el p¨²blico, si quiere, aplaude¡±. Lo cual sucedi¨® acto seguido.
Aun as¨ª, se habl¨® mucho: de pel¨ªculas y de historia. ¡°Este es un thriller. Y todo lo que ocurre en ¨¦l es real¡±, defendi¨® Louis Garrel, que encarna a Dreyfus. Tanto que un redactor, en lugar de preguntar, lanz¨® una tesis: bastar¨ªa ense?ar la pel¨ªcula en los colegios para explicar por qu¨¦ el capit¨¢n pas¨® a?os en la c¨¢rcel. Entre varios sospechosos de filtrar informaci¨®n a los alemanes, Francia inculp¨® al ¨²nico jud¨ªo. Hizo falta una larga batalla por la verdad, el art¨ªculo J¡¯accuse de Emile Zola y un segundo juicio condenatorio, aunque con atenuantes, antes de que Dreyfus recibiera la gracia, y la libertad.
El primero en romper una lanza a su favor fue otro militar, Marie-Georges Picquart, el protagonista de El oficial y el esp¨ªa, que se estrena el 13 de diciembre en Espa?a. Aunque Jean Dujardin, que le interpreta, cree que ¡°la estrella de la pel¨ªcula es el propio caso Drefyus¡±. ¡°Lo importante para Polanski es la verdad de lo que cuenta. Siempre respeta el guion. No es f¨¢cil rodar con ¨¦l. Exige mucho, y puede ser duro. Pero a la vez su voz te sigue, como un cham¨¢n: ¡®T¨®mate tu tiempo. No hagas el gilipollas para nada¡±, cont¨® el actor.
Emmanuelle Seigner, actriz y esposa de Polanski desde hace tres d¨¦cadas, confirm¨® esas dificultades: ¡°Solo ahora, al sexto filme con ¨¦l, me acostumbro¡±. Y lanz¨® una suerte de caricia a su marido: ¡°El sentimiento de persecuci¨®n de Roman es f¨¢cil de entender, basta con mirar a su vida¡±. Alud¨ªa, tambi¨¦n, a una existencia repleta de desgracias: Polanski sufri¨® en sus carnes el Holocausto o el asesinato de su pareja, Sharon Tate, a manos de Charles Manson. Un camino inverso al cinematogr¨¢fico, salpicado de triunfos como La semilla del diablo o El pianista.
Seg¨²n su reparto, El oficial y el esp¨ªa es otra de sus perlas. ¡°Un filme con esta importancia, que hace reflexionar a nuestros hijos, muestra que no todo est¨¢ perdido¡±, declar¨® el productor Alain Goldman. Aunque tambi¨¦n sugiere lo contrario: en una secuencia, una grey humana estalla en j¨²bilo ante la condena a Dreyfus, el jud¨ªo, el distinto. Cualquier referencia al presente no es nada casual.
Claves del 'caso Polanski'
Roman Polanski fue acusado en marzo de 1977 por Samantha Geimer de violaci¨®n, cuando ella ten¨ªa 13 a?os y ¨¦l 43. El director fue detenido al d¨ªa siguiente. Neg¨® en un primer momento los hechos, pero acab¨® reconociendo haber mantenido relaciones con la joven, de la que conoc¨ªa la edad, y se declar¨® culpable de corrupci¨®n de menores. Fue liberado tras 42 noches en la c¨¢rcel y el 1 de febrero de 1978 abandon¨® Estados Unidos, al sospechar que la condena le encerrar¨ªa en prisi¨®n durante d¨¦cadas. Desde entonces, el cineasta no ha vuelto a pisar el pa¨ªs, de ah¨ª que no recogiera el Oscar a la mejor direcci¨®n por El pianista, en 2003. Tampoco visita pa¨ªses que puedan extraditarle, como Italia.
Ese mismo 2003, Geimer perdon¨® p¨²blicamente al director, del que hab¨ªa recibido una disculpa privada, aunque confirm¨® que todo sucedi¨® tal y como lo hab¨ªa denunciado en su momento. En 2009, Polanski fue detenido de nuevo, en Z¨²rich, por el mismo caso: fue encarcelado durante dos meses y enviado a los arrestos domiciliarios, a la espera de decidir sobre su extradici¨®n. Casi 10 meses m¨¢s tarde, las autoridades suizas la rechazaron, porque consideraron no probado que no hubiera cumplido ya su pena, con su paso por prisi¨®n en EE UU. Volvi¨® entonces a Francia, donde su pasado no dej¨® de perseguirle: en enero de 2017, tuvo que renunciar a presidir la gala de los Cesar, los Goya franceses, debido al revuelo generado por su nombramiento. Ese mismo a?o, particip¨® fuera de concurso en Cannes con Basado en hechos reales, sin que se recuerden pol¨¦micas parecidas a la de ahora en Venecia. Pero, pocos meses despu¨¦s, surgi¨® el movimiento Me Too. Y lo cambi¨® todo.
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