Un g¨¦nero para criticar el presente
Hubo un tiempo en el que las historias sobre el futuro en nada se parec¨ªan a la realidad del lector. Eso ha cambiado
Bienvenidos al (futuro) dist¨®pico presente
Hubo un tiempo en que el escritor de distop¨ªas, ya fuese Ursula K. Le Guin, Aldous Huxley, o el mism¨ªsimo Philip K. Dick, ambientaba sus historias en un futuro lejano en el que nada se parec¨ªa al presente, m¨¢s o menos ut¨®pico, en el que habitaba, aunque en realidad, lo hac¨ªa sin remedio. De todos es sabido que 1984, de George Orwell, la m¨¢s ilustre (y menos de g¨¦nero) de las distop¨ªas que se conocen, era un reflejo de su ¨¦poca, en concreto, de su 1948. Pero la tendencia era a alejarlo lo m¨¢s posible del presente. ?Sue?an los androides con ovejas el¨¦ctrics?, la novela de Dick en la que se bas¨® Blade Runner ¡ªen la que se describe un mundo que se parece sospechosamente al nuestro, replicantes aparte, sobre todo en lo que se refiere al auge del cuidado de mascotas¡ª transcurr¨ªa en 2019, y fue escrita a mediados de los sesenta. Hoy en d¨ªa, ante los imparables avances tecnol¨®gicos y, sobre todo, las ya palpables consecuencias del cambio clim¨¢tico, la tendencia es la contraria.
Anoten este nombre: Kim Stanley Robinson
Hace poco saltaba la noticia de que el Gobierno franc¨¦s buscaba escritores de ciencia ficci¨®n para que le chivasen el aspecto que podr¨ªa tener el futuro. Sin duda, pese a no ser galo, deber¨ªa haberse puesto en contacto con el apacible y encantador norteamericano Kim Stanley Robinson. Sus distop¨ªas clim¨¢ticas ¡ªs¨ª, en ellas los refugiados son refugiados clim¨¢ticos¡ª son tan realistas que asustan. Y esa es su intenci¨®n. La distop¨ªa, en tanto que cr¨ªtica al presente desde un futuro imperfecto en el que la vida se ha convertido en un aut¨¦ntico asco, debe, a veces, como lo hace en el caso de Robinson, ser tan fiel a la realidad como le sea posible. Solo as¨ª sus lectores quedar¨¢n advertidos de las consecuencias de lo que hacen mal en el presente. Lean, si pueden, Nueva York 2140, o su ochentera trilog¨ªa marciana.
Un arma para el feminismo
El ¨¦xito de El cuento de la criada, de Margaret Atwood, ha puesto de manifiesto hasta qu¨¦ punto las distop¨ªas pueden ser un arma para todo tipo de movimientos que luchan por la igualdad sea del tipo que sea, pero empezando, claro est¨¢, por el feminismo. El feminismo est¨¢ viviendo su particular edad dorada en ese sentido, y no solo es que novelistas de la talla de Joyce Carol Oates se hayan lanzado al ruedo ¡ªcon distop¨ªas de viajes en el tiempo que, en el fondo, rinden cuentas con su pasado y con el aspecto que est¨¢ tomando el presente, recuerden, toda distop¨ªa es siempre una cr¨ªtica feroz al presente¡ª, tambi¨¦n es que aparecen curiosas joyas weird como El n¨²cleo del sol, de Johanna Sinisalo, ligeramente inspiradas en la a¨²n m¨¢s weird y m¨¢s (mucho m¨¢s) recomendable serie (de dos ¨²nicas novelas) Vort (y Polen) de Jeff Noon, que nos demuestran hasta qu¨¦ punto nos equivocamos cuando juzgamos perfecta una sociedad como la finlandesa. Dice Hanna Jameson, autora de la apocal¨ªptica Los ¨²ltimos, que, en parte, la mujer es m¨¢s apta para la escritura de distop¨ªas porque, en el fondo, ha vivido siempre en una. Y tal vez no le falte raz¨®n.
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