Un optimista de la paz
Juan Manuel Santos urge a garantizar la implementaci¨®n de los acuerdos con las FARC como respuesta al ¡°show¡± de la vuelta a las armas de un grupo de disidentes
Juan Manuel Santos est¨¢ convencido de que, en su vida, solo ha sido testarudo con una cosa: su empe?o en celebrar un refer¨¦ndum para aprobar el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC en Colombia. Una consulta, la del plebiscito, que perdi¨® por la m¨ªnima y que, tres a?os despu¨¦s, asegura, no volver¨ªa a repetir. Al escuchar durante los ¨²ltimos a?os a Santos, presidente de Colombia entre 2010 y 2018, queda claro tambi¨¦n que, consciente o no, hay otra testarudez que lleva su sello. Siempre Santos trata de buscar el lado bueno a una mala noticia. Sea despu¨¦s del plebiscito, con el consiguiente torrente de cr¨ªticas e insultos, Nobel de la Paz mediante, o ahora que el pa¨ªs contiene el aliento despu¨¦s de que una disidencia fariana haya decidido retomar las armas.
¡°Es parte de los escollos de poner fin a un conflicto de m¨¢s de 50 a?os de guerra¡±, aseguraba este viernes Santos sobre el rumbo que han tomado Iv¨¢n M¨¢rquez, exjefe negociador de las FARC en La Habana y Jes¨²s Santrich, tambi¨¦n participante en las conversaciones en Cuba, a quienes ahora no duda en calificar de dos de las personas m¨¢s complicadas durante la negociaci¨®n. Con el caracter¨ªstico tono pausado de voz sobre el que se suele parapetar, Santos dio la vuelta al pesimismo por el miedo a un nuevo conflicto: ¡°Ha salido algo positivo, la reacci¨®n de la gente, incluso de muchos indecisos con el proceso de paz. La mejor forma de responder a estos disidentes es cumpliendo con el 90% de los guerrilleros que s¨ª han respetados los acuerdos¡±.
¡°No ayuda, pero clarifica las cosas¡±, aseguraba Santos al director de EL PA?S AM?RICA, Javier Moreno, durante la charla que ambos han mantenido en el Hay Festival de Quer¨¦taro, en el marco de las conversaciones que este diario organiza dentro de la cita. Aclara el panorama, prosegu¨ªa Santos, porque ahora no hay duda de qui¨¦n est¨¢ subido al tren de la paz. Iv¨¢n M¨¢rquez llevaba meses en paradero desconocido y Santrich, tres cuartas partes de lo mismo despu¨¦s de ser excarcelado. ¡°El limbo en el que estaban estos personajes destraba las dudas, por ejemplo, sobre la eficacia de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP)¡±. El expresidente colombiano no titubea en calificar de ¡°show¡± el anuncio de que M¨¢rquez y Santrich, junto a otros disidentes como alias El Paisa o Roma?a, retomaban las armas.
¡°No es inusual en estos procesos¡±, trataba de razonar al auditorio Santos, al tiempo que explicaba algo que tambi¨¦n relata en su libro La batalla por la paz (Planeta), el motivo que le trajo a Quer¨¦taro: las cr¨ªticas que le llovieron -y le llueven a¨²n- por buscar pacificar a su pa¨ªs. Record¨® Santos, en este sentido, c¨®mo Nelson Mandela le confes¨® a Bill Clinton que no entend¨ªa por qu¨¦ algunos de sus partidarios le consideraban un traidor por negociar con los blancos en Sud¨¢frica; o c¨®mo a los negociadores en Irlanda del Norte, Ian Paisley y Martin McGuinnes, tambi¨¦n sufrieron el rechazo de una parte de su electorado. ¡°Sin concesiones a la contraparte no hay paz¡±, zanj¨® el exmandatario.
Se siente m¨¢s c¨®modo Santos -ya le ocurr¨ªa tambi¨¦n durante su mandato y no menos durante la negociaci¨®n de las FARC- al hablar de la coyuntura internacional y del apoyo que recibi¨® pr¨¢cticamente de todo el mundo -destac¨® especialmente el que le brind¨® el expresidente espa?ol Felipe Gonz¨¢lez-, inversamente proporcional, casi, a las cr¨ªticas internas. Respiraba hondo el expresidente colombiano cuando Javier Moreno le planteaba si en la coyuntura actual, donde el cortoplacismo impera y en el mundo hay dirigentes como Donald Trump, ser¨ªa posible firmar aquel pacto con la insurgencia: ¡°Hoy ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil, si no imposible¡±, admiti¨® Santos.
Ya durante el final de su mandato Santos insist¨ªa -en un claro mensaje velado a su antecesor, ?lvaro Uribe- en que ¨¦l no se entrometer¨ªa en el Gobierno de Iv¨¢n Duque, actual inquilino de la Casa de Nari?o, donde lleg¨® gracias al impulso de Uribe, el mayor detractor del acuerdo con las FARC. No puede resistirse Santos, sin embargo, a hacer hincapi¨¦ en que Duque tiene ante s¨ª la oportunidad de recoger a todo el pa¨ªs alrededor de lo pactado por Santos: ¡°Duque es el presidente de todos los colombianos, no solo de unos pocos¡±.
El optimismo del exmandatario colombiano se desliz¨® incluso cuando le plantearon desde el auditorio si ser¨ªa posible llegar a lograr la pacificaci¨®n de M¨¦xico, un pa¨ªs asolado por la violencia como nunca en su historia reciente. Fiel a su optimismo cr¨®nico por la paz, Santos no dud¨® en replicar que siempre que haya ¡°voluntad y una estrategia¡± es posible.
Babelia
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