Contigo, por alegr¨ªas

Una idea afortunada, dos int¨¦rpretes de excepci¨®n. Patrice Thibaud y Fran Espinosa consiguen que la pantomima y el baile flamenco mariden con tanta naturalidad como el fino de Jerez con el jam¨®n. El c¨®mico y el bailaor se conocieron en el parisino Th¨¦?tre National de Chaillot, gracias al core¨®grafo Jos¨¦ Montalvo, hijo de refugiados pol¨ªticos del franquismo, que llam¨® al bordel¨¦s para que protagonizara Don Quichotte du Trocad¨¦ro y al cordubense para que le asistiera en la creaci¨®n de Y ol¨¦! y Carmen(s). Franito, estrenado por esta pareja art¨ªstica sobrevenida en el Festival Flamenco de N¨ªmes, transmite una alegr¨ªa surreal contagiosa.

Thibaud es un Jacques Tati con el gesto de Dario Fo; Espinosa, un bailaor vocacional, con un f¨ªsico contrario al del solista apol¨ªneo que ha caracterizado el flamenco esc¨¦nico desde Vicente Escudero hasta hoy: un tipo corriente y moliente, con duende. El franc¨¦s interpreta a una madre abnegada, siempre al borde de perder los nervios porque Franito, su v¨¢stago, no para de taconear. Si lo llevara al psiquiatra, le diagnosticar¨ªa trastorno de hiperactividad.

Franito es un d¨²o bien concertado, pero tambi¨¦n una carrera de relevos en la que un mediofondista por buler¨ªas se va pasando el testigo con un velocista de prodigiosa zancada gestual. Thibaud encarna el sexo femenino sin caer en parodias, hace una versi¨®n cin¨¦tica de El carnaval de los animales (felic¨ªsimas, sus imitaciones de la gallina, el elefante y el gorila), interpreta una sonata de piafidos, bramidos, berridos, bufidos, ululares¡­ y lava y seca a su hijo en una pantomima que viene a ser versi¨®n breve en tempo andante del afeitado rossiniano de El gran dictador.

Aunque la funci¨®n podr¨ªa transcurrir sin palabras, Thibaud ha preferido usar algunas en castellano (lengua de su abuelo), para asegurarse de que el p¨²blico sigue los pormenores de esta funci¨®n en torno al amor maternofilial. El humor en el flamenco se remonta a la ¨¦poca de Ignacio Espeleta: aqu¨ª alterna con la ternura, el lirismo y la poes¨ªa visual, cuyo c¨¦nit se alcanza en una secuencia donde los actores hacen mutis, queda deshabitado el escenario y, al bajar la luz, un caj¨®n y la mesa sobre la que descansa parecen la cabeza y el cuerpo de un can surgido del circo en miniatura de Alexander Calder. Esta imagen deshabitada, silente y est¨¢tica durante m¨¢s de un minuto, para s¨ª la hubieran querido Gordon Craig y Jean Dubuffet.

?Con medias azul turquesa y zapatos rojos de tac¨®n, Franito es un Malvolio, dignificado. Parece escapado de la tribu Deschamps-Make?eff. El baile que se marca enredado en la cortinilla anti moscas, se lo comprar¨ªa Israel Galv¨¢n sin dudarlo. Tambi¨¦n est¨¢ galvanizado Espinosa en el baile que cierra la funci¨®n. C¨¦dric Diot, guitarrista de arco amplio y con presencia, le acompa?a divinamente. Menos pelo, este tr¨ªo lo tiene todo Ganadora del Festival de Almada 2019, rica en isoflavonas y omega 3, la funci¨®n gust¨® y satisfizo, tambi¨¦n al p¨²blico infantil.

Franito. Concepci¨®n: Patrice Thibaud. Direcci¨®n: P. Thibaud y Jean-Marc Bihour. Madrid. Teatros del Canal, hasta el 22 de septiembre.