James Rhodes: ¡°Existe una l¨ªnea que une a Bach con Rosal¨ªa¡±
El pianista, que ha iniciado tr¨¢mites para conseguir la nacionalidad espa?ola, presenta ¡®Playlist. Rebeldes y revolucionarios de la m¨²sica¡¯
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Con la misma pasi¨®n que busca matices para su piano, James Rhodes va encontrando las infinitas variaciones en espa?ol del concepto fuck: ¡°All¨ª, en Inglaterra, s¨®lo tienen eso. En Espa?a, f¨ªjate lo que tenemos. Las palabrotas son obras maestras¡±. Ese curioso matiz de desapego al pa¨ªs donde naci¨® hace 44 a?os e integraci¨®n en el que vive ahora, no s¨®lo lo refleja en su pasi¨®n por aprender castellano. Tambi¨¦n en un estilo de vida que quiere hacer suyo: ¡°Claro que me gustar¨ªa tener pasaporte espa?ol. He iniciado los tr¨¢mites, espero que en dos o cuatro a?os, lo consiga¡±.
Pero para obras maestras e identidades cruzadas, su oficio y el de los compositores a los que debe, como ¨¦l dice, ¡°mi salvaci¨®n¡±. James Rhodes present¨® este martes Playlist. Rebeldes y revolucionarios de la m¨²sica, su nuevo y llamativo libro con vitola de vinilo y aire m¨¢s pop, deudor m¨¢s del St. Peppers que del posado de ping¨¹ino t¨ªpico de los antiguos pianistas. Una obra muy enfocada a ganar adeptos de poca edad para la causa y publicada, no por Blackie Books, su sello habitual, sino por Planeta en su colecci¨®n Crossbooks: ¡°Espero que para los m¨¢s j¨®venes sea un trampol¨ªn con que descubrir un mundo nuevo. Esta m¨²sica salv¨® mi vida y quiero compartirlo con la mayor¨ªa de gente posible¡±.
Por ejemplo, como Bach cuando era un adolescente emprendi¨® 320 kil¨®metros a pie para acudir a la escuela de Luneburgo: ¡°?A los 14 a?os! Ni Uber, ni metro, s¨®lo un par de zapatos medio decentes (supongo)¡±, escribe Rhodes. Tambi¨¦n, c¨®mo entre todos los seleccionados elegir¨ªa a Mozart para correrse una juerga. Por qu¨¦ considera a Beethoven la primera estrella del rock. Qu¨¦ tipo de par¨¢lisis emocional llev¨® a Chopin a componer el repertorio para piano m¨¢s vigente a pesar de que odiaba tocar el instrumento en p¨²blico. O el sentido confesional que ten¨ªa para Schubert la m¨²sica, quien prefer¨ªa confiar sus estados de ¨¢nimo en las partituras en lugar de en un diario. Y la condici¨®n abusiva de grandull¨®n de Rachmaninov, cuyas manazas alcanzaban a tocar 12 teclas del piano. Por ¨²ltimo, la orgullosa condici¨®n de vasco de la que presum¨ªa Maurice Ravel por parte de madre, que le llevaba a ser discreto pero apasionado.
Son siete creadores entre sus favoritos, por el momento. Pero James Rhodes pretende ampliar la lista con m¨¢s vol¨²menes. ¡°Es el libro que me gustar¨ªa haber le¨ªdo cuando era peque?o¡±, comenta. Lo mismo que colaborar con artistas a los que admira en Espa?a: ¡°Con Serrat ya particip¨¦ en un concierto¡±, comenta. ¡°?Con Rosal¨ªa? Me encantar¨ªa, claro. Para m¨ª no deben existir barreras ni clases en lo que hacemos. Todo eso de que la m¨²sica cl¨¢sica queda por encima del resto son pollas en vinagre: existe una l¨ªnea que une a Bach con Rosal¨ªa¡±, asegura.
Desde que public¨® su primer libro, Instrumental, aquella memoria del horror y la esperanza por los abusos que sufri¨® en la infancia, Rhodes ha tratado de destrozar esas barreras a la hora de contar la m¨²sica: emplea un tono divulgativo, cercano, inspirado en su gancho directo con un p¨²blico que lo sigue y lo venera junto a los clanes de ceja alta que lo toleran peor. ¡°Tenemos la responsabilidad de hacer la m¨²sica accesible a quien nos escucha, es parte de nuestro curro. Y me encanta. Esforzarnos en explicar a ni?os que no han ido en su vida a una sala de conciertos que no se trata de nada aburrido, in¨²til o pijo¡±.
Por lo pronto quiere seguir haci¨¦ndolo desde Madrid, donde vive tranquilo y ha descubierto la calidez, dice, que no encontr¨® nunca en Londres: ¡°All¨ª no dejaba de sentir un vac¨ªo. Claramente, no todos los d¨ªas me encuentro bien ¡ªm¨¢s despu¨¦s de haber perdido hace poco m¨¢s de una semana a su madre¡ª pero aqu¨ª hallo ese calor raro, algo que experimento por primera vez en mi vida. Tengo una abuela adoptiva, amigos catalanes, castellanos y gallegos¡¡±. Y batallas por delante, como sacar una ley de protecci¨®n a los abusos de la infancia: algo que ya plante¨® el m¨²sico junto a diversas organizaciones de defensa de los ni?os en un encuentro en La Moncloa. ¡°Llegar¨¢ a su tiempo, cuando sea que se pongan de acuerdo¡±.
Antes debe atender diversos compromisos en Espa?a y Am¨¦rica Latina, donde tiene previsto actuar en M¨¦xico, Colombia y Argentina esta temporada.
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