De Scotland Yard al Kremlin, el a?o en que las series irritaron a las instituciones
La queja de la directora de Scotland Yard por un ¡®thriller¡¯ se suma a los crecientes choques entre televisi¨®n y pol¨ªtica
Una de las series m¨¢s vistas este a?os en el Reino Unido ha sido, de nuevo, Line of Duty, un drama policial sobre la corrupci¨®n en las fuerzas del orden inglesas. La ficci¨®n, que anda ya por su quinta temporada, es una veterana ni?a bonita de la cr¨ªtica brit¨¢nica. Pero le acaba de surgir una poderosa detractora: Cressida Dick, comisaria de la Polic¨ªa Metropolitana de Londres, es decir, directora de Scotland Yard. ¡°Me ultraja el grado extremo de corrupci¨®n que se muestra como rutina de la polic¨ªa en 2019. Dista tanto de la realidad¡±, ha dicho Dick esta semana en una entrevista con Radio Times, la revista semanal de radio y programaci¨®n de la BBC.
Dick critica en la misma entrevista Bodyguard, otra creaci¨®n del autor de Line of Duty, el guionista Jed Mercurio. Bodyguard fue uno de los grandes fen¨®menos televisivos del a?o pasado en todo el mundo. En Inglaterra se convirti¨® en la ficci¨®n m¨¢s vista en la BBC en 16 a?os, con 17,1 millones de telespectadores en su sexto y ¨²ltimo episodio, n¨²meros reservados para un Mundial de f¨²tbol. ¡°Tuve que apagarla a los 20 minutos¡±, comenta Dick. ¡°El momento en el que la secretaria de Interior seduce a su guardaespaldas me sobrepas¨®, temo decir¡±.
Mercurio, famoso por hacer dramas tan tensos como poco plausibles, ya ha debido defenderse en otras ocasiones de cr¨ªticas de instituciones. ¡°Son dramas televisivos sobre departamentos de polic¨ªa que no existen¡±, dijo en 2016.
Que instituciones insospechadamente altas comenten series televisivas resultaba algo ins¨®lito hasta este a?o. Seg¨²n crece la audiencia de las plataformas, gana fuerza la influencia de las ficciones con carga, o al menos apariencia, pol¨ªtica; antes de ellas, hac¨ªa falta un fen¨®meno masivo, del tama?o de Los Simpson a principios de los noventa, para que un pol¨ªtico se atreviese a hablar de ella. En 1992, el entonces presidente George Bush dijo en un discurso que las familias estadounidenses "deberian comportarse m¨¢s como los Waltons [una telecomedia bienintencionada] y menos como los Simpson". En 2019, en Israel, el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, pidi¨® hace d¨ªas a sus seguidores que boicoteasen Our Boys, que narra el secuestro y asesinato de un joven palestino.
Mientras, el ¨¦xito internacional deChernobyl irrit¨® al Kremlin. En junio, la cadena estatal Russia TV, que hab¨ªa estado criticando la producci¨®n desde hac¨ªa unas semanas, anunci¨® que har¨ªa una versi¨®n propia sobre el mismo asunto. Rusia es famosa por usar las series para la propaganda, En febrero, numerosos intelectuales criticaron la versi¨®n sesgada de la biograf¨ªa de Lenin que se hab¨ªa vendido a Netflix. Las series siguen contando dentro del llamado poder blando, pero seg¨²n crece su alcance, cada vez son m¨¢s poder.
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