Carlos L¨®pez Puccio: ¡°Siempre quise ser Von Karajan¡±
El ic¨®nico miembro de Les Luthiers confiesa sentirse "doctor Jeckyll y m¨ªster Hyde" en su doble calidad de c¨®mico internacional y director de un coro de c¨¢mara en Argentina
Charlamos en Madrid tras una hilarante rueda de prensa en la que L¨®pez Puccio act¨²a de portavoz como actual decano de Les Luthiers, un conjunto de n¨®mina cambiante por los avatares personales de sus miembros, derivados de llevar m¨¢s de medio siglo en activo. Sobre el estrado, seis se?ores de diversas a?adas primorosamente enchaquetados y sin corbata, en una versi¨®n sport de sus trajes de etiqueta en escena. Todos muy elegantes. Todos muy socarrones. Todos muy argentinos. Entre todos, destaca el n¨ªveo pelazo y la retrechera retranca que Puccio derrochar¨¢ luego tambi¨¦n en la entrevista. Al acabar, su se?ora, que escucha la charla, carraspea de broma como marcando el territorio ante la carcajada general de la concurrencia.
?Van siempre vestidos igual?
El uniforme es un alisador. Tenemos integrantes m¨¢s recientes y se trata de dar una imagen corporativa. Siempre ha habido estrellas en Les Luthiers, pero al menos en p¨²blico es bueno que juguemos todos con el mismo uniforme, como un equipo de f¨²tbol.
?Duelo de divos entre ustedes?
Ya no, pero cuando empezamos, con veintitantos a?os, hab¨ªa mucha testosterona. Escrib¨ªamos con mucha textosterona, tambi¨¦n, y hab¨ªa la naturalidad rivalidad de lo m¨ªo es mejor, lo m¨ªo entra en el espect¨¢culo, aqu¨ª qui¨¦n manda y qui¨¦n decide. Tuvimos que trabajar mucho para superar eso.
He le¨ªdo que hicieron terapia de grupo con un profesional.
S¨ª, y con ¨¦l terminamos entendiendo, con mucho sufrimiento, que las ideas del otro no eran tan malas, no eran tan est¨²pidas. Fue un arduo camino de superaci¨®n.
Gran idea para lograr acuerdos de Gobierno, por ejemplo.
'Viejos hazmerre¨ªres'
Hace falta mucha autoestima para llamar as¨ª al espect¨¢culo que Les Luthiers presentan en Madrid del 11 al 27 de octubre sabiendo que llevan 52 a?os en escena. A Carlos L¨®pez Puccio (Buenos Aires, 72 a?os), director de coro y miembro decano del grupo c¨®mico-musical, Premio Pr¨ªncipesa de Asturias 2017, no le falta. "He dejado la modestia aparte, o me ha abandonado ella", presume.
Ser¨ªa fant¨¢stico, pero tendr¨ªan que tener el ¨¦xito de Les Luthiers, cosa que no tienen. Para nosotros, darnos cuenta de que ten¨ªamos un hijo en com¨²n, con un poquito de ADN de cada uno, y de que uno solo jam¨¢s lo hubiera podido hacer fue un descubrimiento.
Aparte de humorista, es tambi¨¦n director de coro. ?Es quien pone hoy orden en ese gallinero?
Nunca me gust¨® ese rol. Son dos aspectos de mi vida que he separado por salud. Dos aspectos de mi personalidad. Soy como el doctor Jeckyll y m¨ªster Hyde.
?Cu¨¢ndo es uno y cu¨¢ndo otro?
Dif¨ªcil saberlo. Yo lo que quer¨ªa es ser Von Karajan, un director de orquesta rico y famoso. Antes de los futbolistas y las modelos, las estrellas eran esas, y yo ah¨ª encajaba bien, pero de repente aparecieron Les Luthiers, y mi coraz¨®n se reparti¨®. Fui el ¨²ltimo de los primeros en llegar. Aquello era menos solemne que la orquesta, pero m¨¢s divertido. As¨ª que renunci¨¦ al glamour y digamos que mantuve un quiosco aparte.
M¨²sica y humor ?En qu¨¦ se parecen ambos quioscos?
En que en las dos actividades busco la perfecci¨®n. Un cierto nivel de excelencia. Les Luthiers, a su manera, es un conjunto de excelencia. Hace un producto delicado, afinado y de gran calidad. Y en mi parte musical, dirijo el mejor coro de c¨¢mara de Argentina.
Modestia aparte...
S¨ª, la he dejado. O fue la modestia la que se apart¨® de m¨ª.
Bueno, hay qui¨¦n va a sus conciertos, como si fuera a misa.
Hay una porci¨®n del p¨²blico que son fan¨¢ticos, para quien venirnos a ver es algo lit¨²rgico. Pero la mayor¨ªa sabe lo que viene a ver y lo que va a sacar de ah¨ª.
O se les idolatra, o se les detesta. ?Su p¨²blico se autofiltra?
Por suerte, s¨ª. Al principio no era as¨ª. En nuestras primeras salidas al exterior el p¨²blico no sab¨ªa a qu¨¦ ven¨ªa y solo le interes¨¢bamos a una d¨¦cima parte. La risa es un indicador infalible de nuestro trabajo, y no se re¨ªan. Tuvimos que trabajar mucho para advertirle a la gente sobre lo que hac¨ªamos. Hoy vienen filtrados.
?Hace falta cierta inteligencia para ser p¨²blico objetivo suyo?
S¨ª, no puedo negarlo. No me gusta decir que hacemos teatro inteligente porque es como que excluimos a quien no se divierte con nosotros, y la gente tiene derecho a no hacerlo. Digamos que hacemos un humor sencillo y muy universal que va subiendo por capas. Siempre hay alguien que puede pillar algo.
Hablan como sacamuelas en escena. ?Es el lenguaje un instrumento m¨¢s de Les Luthiers?
Hacemos m¨²sica y humor, pero la lengua, mejor dicho, la ambig¨¹edad de la lengua, es un componente esencial. Creo que la Academia lo llama anfibolog¨ªa. As¨ª que practicamos la anfibolog¨ªa.
Empez¨® a los 22 como el m¨¢s joven del grupo y hoy es el m¨¢s veterano. ?Qu¨¦ ha pasado entre medias?
Aprend¨ª un oficio que nadie hab¨ªa inventado, con lo cual tuve doble trabajo. Nos divertimos much¨ªsimo. Ha sido un camino de incertezas, y me ha permitido tener ¨¦xito y conocer a gente que viv¨ªa a m¨¢s de cien metros de mi casa.
A su edad, dicen que se tiene la cara que se merece. ?Y el pelo?
Yo tengo un pelo que muchos todav¨ªa me envidian. Por lo menos no carezco de ¨¦l, que ya es bastante.
?Le gusta el reguetton?
Pero bueno, ?qu¨¦ cosa?, de ninguna manera, cero. Acu¨¦rdate que quer¨ªa ser Von Karajan. Nunca me gust¨® demasiado lo que no fuera m¨²sica acad¨¦mica. Llegu¨¦ hasta los Beatles y ah¨ª me qued¨¦
?Y el tango?
Bueno, siendo porte?o y viviendo en Buenos Aires no pude escaparme, pero tampoco es que me apasione.
Habr¨¢ ligado lo suyo en este medio siglo.
Bueno, ...este.... s¨ª, en ciertos momentos, s¨ª, por supuesto.
Lo digo porque algunos les califican como los viejos rockeros latinoamericanos.
Bueno, yo no lo creo as¨ª, pero bien, si alguna quiere, que me avise.
Visto que en Les Luthiers no, al menos lograr¨¢ que sus coristas canten a una.
S¨ª, absolutamente. Al final? he terminado por ser un viejito venerado.
Babelia
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