La aldea mortal
Varias exposiciones ofreden soluciones para combatir los desastes mediambientales en un planeta moribundo
En 1972, el alem¨¢n Gustav Metzger (1926-2017) present¨® en la Documenta de Harald Szeemann un ambicioso proyecto titulado Stockholm 15 Jun, que consist¨ªa en una acci¨®n que deb¨ªa realizarse en los accesos a la Convenci¨®n sobre Medio Ambiente de la ONU de la capital sueca, con 120 coches estacionados junto a una enorme construcci¨®n de pl¨¢stico cerrada y sellada, y los motores que emiten humos dirigidos al interior del recept¨¢culo, provocando un sobrecalentamiento por el gas t¨®xico y mortal. Ante el miedo a que la obra se leyera como una r¨¦plica de las c¨¢maras de gas, sumado al alto riesgo de incendio, la obra nunca obtuvo los fondos ni el permiso para ser ejecutada.
Superviviente de los campos de exterminio nazi, Metzger fue el artista m¨¢s ecorradical de un periodo hist¨®rico en que las pr¨¢cticas conceptuales relacionadas con la tierra estaban al servicio de la autor¨ªa (Beuys) y no de la naturaleza, y fue esta quiz¨¢s otra de las razones por las que su proyecto se interpret¨® m¨¢s como un acto ¡°terrorista¡± que como la declaraci¨®n de emergencia de un intelectual que cre¨ªa en un arte transformativo al servicio del cambio social. Para Metzger no cab¨ªa otra: ¡°Debemos convertirnos en idealistas o morir¡±. Su ¡°arte p¨²blico para las sociedades industrializadas¡± fue vetado (¨¦l mismo boicote¨® el sistema del arte). Sorprendentemente, Stockholm 15 Jun pudo realizarse en 2007, en el marco de la Bienal de Sharjah, financiada por las empresas de los emires ¨¢rabes que explotan hasta la extenuaci¨®n las energ¨ªas f¨®siles.
Han pasado casi 50 a?os de aquel primer intento de cr¨ªtica global y nuestra aldea fascinantemente digital se sigue debatiendo entre el idealismo y la desesperaci¨®n. El arte ha demostrado, como mucho, su papel subsidiario o decorativo en esta lucha entre gigantes avariciosos a los que ahora increpa una ni?a adulta salida de los cuentos de hadas. Con su gorro de pomp¨®n y el batido de sus alas de mariposa, ha provocado el derrumbe del viejo sistema androc¨¦ntrico que sostiene las falacias del progreso. El pasado domingo, pocas horas antes de la inauguraci¨®n de la Cumbre sobre la Acci¨®n Clim¨¢tica en la ONU, Greta Thunberg, nacida el 3 de enero de 2003 en Estocolmo ¡ªy como una revivificaci¨®n de la acci¨®n de Metzger abortada en 1972¡ª, se convirti¨® en la primera visitante y artista in pectore de la instalaci¨®n Pollution Pods creada espec¨ªficamente ¡ªesta vez s¨ª¡ª por el artista Michael Pinsky (1967) en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York. La obra se compone de cinco domos geod¨¦sicos que conservan en su interior el aire puro de la noruega rural (Tautra) y los m¨¢s sucios de Londres, Pek¨ªn, Nueva Delhi y S?o Paulo. La obra es una versi¨®n nada simp¨¢tica del famoso frasco de colonia Air de Paris (1919), de Marcel Duchamp, y ha contado con el asesoramiento de cinco perfumistas, que han logrado la reproducci¨®n exacta de a qu¨¦ huele cada ciudad. Una de las mayores verg¨¹enzas ajenas que debi¨® de sentir la peque?a Thunberg fue ver el canguelo literal de los altos mandatarios, escapando del autor de la obra como de la quema, al ser invitados a entrar en las casitas de chocolate (una nota en la entrada de cada c¨¢psula anunciaba que el aire era inocuo, con solo alguna probabilidad de tos o estornudo).
La era de los estetas radicales ha dado el relevo a los ecovisionarios que buscan soluciones r¨¢pidas
La era de los estetas radicales ha dado el relevo al adviento espiritual de los ecovisionarios que reclaman soluciones r¨¢pidas y unas dosis elevadas de optimismo a base de tres conceptos: proteger, restaurar, financiar. El arco de representaciones e intervenciones va desde la m¨¢s po¨¦tica a la acupuntura de la sostenibilidad en las grandes ciudades y entornos naturales. Daniel Steegmann (Barcelona, 1977, afincado en R¨ªo desde 2004) es un artista maravilloso no solo por sus conmovedoras instalaciones, dibujos, jardines y v¨ªdeos, que formaliza y estructura con una sofisticada inteligencia, sino porque concede al espectador la facultad de leerlos como un corolario muy emotivo del arte de la modernidad brasile?a. Hangar Bicocca, en Mil¨¢n, presenta una retrospectiva de su trabajo muy conveniente para entender las met¨¢foras de la extinci¨®n planetaria o su prevenci¨®n, organizadas en torno a los actos individuales humanos, un rescate, quiz¨¢s, de la idea de democracia que est¨¢ siendo pervertida por el populismo: una acci¨®n ¡°verde¡±, individual es el voto que necesitamos.
En Asturias y en Madrid, la muestra Eco-visionarios se desarrolla en sendos manifiestos visuales de artistas, dise?adores y arquitectos que proponen soluciones al calentamiento global y a la escasez de recursos que deber¨¢n mantener a una poblaci¨®n mundial en crecida exponencial. La que exhibe Matadero discurre por cap¨ªtulos y ciertamente el dise?o del recorrido es de lo peor, por confuso y excesivo, cuando de lo que se trata es de abogar por un menor consumo y una eficacia comunicativa. Algo que en efecto consigue la propuesta m¨¢s limpia y a ratos bella ¡ªy dram¨¢tica¡ª (la pel¨ªcula Albatross, de Chris Jordan) que ha articulado el equipo de LABoral, en Gij¨®n.
Una ¨²ltima menci¨®n para el simposio sobre el clima titulado Phenomenal Ocean, que se celebra hoy en Venecia, organizado por la TBA-21 (Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Academy) y conducida por Chus Mart¨ªnez y el colectivo dan¨¦s Superflex. Mart¨ªnez advierte de que no son las t¨ªpicas conferencias master class, sino un environment donde caben charlas, discusiones y hasta una ¡°acci¨®n¡± del Ni?o de Elche, que le ¡°canta¡± al oc¨¦ano. As¨ª se salva el mundo.
Eco-visionarios. Arte para un planeta en emergencia. Matadero. Madrid. Hasta el 6 de octubre.
Eco-visionarios. Conexiones emergentes entre biosfera y tecnoesfera. LABoral. Gij¨®n. Hasta el 26 de octubre.
A Leaf-Shaped Animal Draws the Hand. Daniel Steegmann. Pirelli HangarBicocca. Mil¨¢n. Hasta el 19 de enero de 2020.
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