El principio de incertidumbre
No cuenta (casi) nada que no hayan relatado ya otros documentales sociales de denuncia, pero es noble porque no sermonea, porque tiene vocaci¨®n de historia m¨ªnima
Haberse jugado la vida por una certeza, haber conquistado los primeros metros de la (supuesta) tierra prometida y, sin embargo, habitar un estado de incertidumbre que puede resultar tan traum¨¢tico como la odisea en s¨ª misma. En el documental Varados la directora navarra Helena Taberna ha recorrido con su c¨¢mara los campos de refugiados de la isla de Lesbos y los centros de acogida y los edificios ocupados de Atenas, y ha acabado encontrando una batalla, decenas de batallas, entre la determinaci¨®n y el desasosiego. Una lucha no ya contra los poderes pol¨ªticos europeos, que permanece siempre fuera del relato, sino sobre todo contra s¨ª mismos, contra la muy humana tentaci¨®n de la rendici¨®n. Incluso hasta el suicidio.
VARADOS
Direcci¨®n: Helena Taberna.
G¨¦nero: documental social. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 72 minutos.
A trav¨¦s de escenas cotidianas, de conversaciones se supone que incitadas para su captura con la c¨¢mara pero que nunca resultan impostadas, Taberna ha logrado retratar un peligroso sentimiento de indefensi¨®n: la espera. Y ha decidido huir de los parlamentos a c¨¢mara para ir introduciendo en off los pensamientos, dudas, di¨¢logos y reflexiones de sus protagonistas, sirios, afganos, cameruneses, iran¨ªes, en una suerte de continuo devenir sin avanzar un solo mil¨ªmetro hasta poder moverse con libertad y legalidad, con documentaci¨®n, por la Europa de sus sue?os y de sus tormentos. As¨ª, la ¨²nica declaraci¨®n directa de los protagonistas al objetivo que los filma, la de una pareja africana, quiz¨¢ haya sido montada por la directora de este modo para mostrar precisamente esa latente amenaza de sometimiento final.
Varados no cuenta (casi) nada que no hayan relatado ya otros documentales sociales de denuncia, pero es noble en su esencia: porque no sermonea, porque tiene vocaci¨®n de historia m¨ªnima. Y encuentra lo que busca simplemente mostrando: situaciones, vidas, inc¨®gnitas, donde la inquietud aparece incluso en el tono de la banda sonora de Ignacio Bilbao, minimalista, exacta, l¨²gubre con un toque esperanzador.
En el in¨²til deseo acaparador de un anciano en una casa okupa de Atenas, peque?as cosas, una manzana, unas galletas, una sucia maquinilla de afeitar, est¨¢ el principio de incertidumbre de unos seres que han pasado de estar a la deriva a estar varados. Sin saber ya si van o si vuelven.
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