Cat¨¢logo de pasiones
Sergu¨¦i Dovl¨¢tov lleva a su terreno la tradici¨®n literaria rusa de la saga familiar para reconstruir a partir de un c¨®ctel de vidas durante cuatro generaciones una autobiograf¨ªa lateral
Algunos autores, m¨¢s all¨¢ de su origen, nos recuerdan con ingenio que cada vida es ¨²nica, pero que todas, a la vez, nos son familiares. Esta paradoja se us¨® como reclamo en la contracubierta de Los nuestros cuando se public¨® su traducci¨®n inglesa, en 1989, en Estados Unidos, tierra de acogida para Sergu¨¦i Dovl¨¢tov, a quien el KGB ¡°invit¨®¡± a emigrar en 1978, tras los pasos de su querido Brodsky. Los dos hab¨ªan crecido en Leningrado y, a 7.000 kil¨®metros de sus calles, se consagraron como escritores. Cinco de las 12 historias incluidas en este libro ¡ªm¨¢s una breve conclusi¨®n¡ª vieron la luz antes en las p¨¢ginas de The New Yorker. ?C¨®mo es posible que entonces, y a¨²n ahora, el humor de este emigrado sorteara todas las barreras culturales, aunque se empecinara en afirmar que un extranjero no pod¨ªa entender c¨®mo se pensaba ni viv¨ªa en su patria, donde no le publicaron una sola l¨ªnea? Se debe, en parte, a que Dovl¨¢tov puso a dialogar la tradici¨®n sat¨ªrica rusa ¡ªG¨®gol, Leskov, Olesha, Bulg¨¢kov o Zamiatin¡ª con lo mejor de las letras estadounidenses, que se colaron en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, traducidas, en el ef¨ªmero ¨¢nimo aperturista de los sesenta: Faulkner, Steinbeck, Fitzgerald, Salinger¡ Dovl¨¢tov fue, a la vez, alumno aventajado de Hemingway y de Ch¨¦jov ¡ªel ¨²nico, seg¨²n dijo, al que querr¨ªa parecerse¡ª, porque su genio le imped¨ªa juzgar a sus personajes. Lo contrario, por cierto, que se le exig¨ªa en Rusia.
El autor lleva a su terreno un g¨¦nero s¨®lido en la literatura rusa, la saga familiar, para sintetizar en 170 p¨¢ginas, con su lac¨®nico sarcasmo, un arco temporal de casi un siglo: de la ¨¦poca de los zares a la emigraci¨®n forzada, pasando por la revoluci¨®n, las purgas, los pisos comunales o los campos de trabajo. Cada cap¨ªtulo, en orden cronol¨®gico, corresponde al retrato de un familiar ¡ªcuatro generaciones en total¡ª, hasta llegar al ¡°t¨ªpico estadounidense con una sonrisa permanente en la cara¡±, referido a su propio hijo de siete a?os. ¡°A esto es a lo que han llegado mi familia y nuestro pa¨ªs¡±, concluye.
Dovl¨¢tov, aterrizado en Nueva York, construy¨® este autorretrato indirecto, o autobiograf¨ªa lateral, a partir de un c¨®ctel de vidas ¡ªen una caprichosa mezcla de realidad e invenci¨®n, marca del autor¡ª de abuelos, t¨ªos, primos y padres, para comprender su esencia y las constantes disimilitudes entre las generaciones, as¨ª como entre los que se quedaron y los que se fueron, o el papel que desempe?a el temperamento de cada cual en su destino.
El virtuosismo de Dovl¨¢tov reside no solo en el ritmo de su prosa ¡ªBrodsky dec¨ªa que, m¨¢s que una narraci¨®n, era un canto¡ª, sino en su habilidad para condensar la complejidad de cada personaje con un pu?ado de palabras. En ¨¦l, ning¨²n detalle es superfluo, y hace desfilar ante nuestros ojos el cat¨¢logo completo de las pasiones humanas, al margen de nacionalidades. Una de las mayores atrocidades a las que aspir¨® el poder sovi¨¦tico, afirm¨® Dovl¨¢tov, fue la destrucci¨®n de la s¨¢tira. ¡°Mientras podamos re¨ªrnos a ambos lados del Tel¨®n de Acero, seguiremos siendo una gran naci¨®n¡±, escribi¨® en la introducci¨®n a una antolog¨ªa de textos humor¨ªsticos rusos. Gracias al empe?o de narradores como ¨¦l, los totalitaristas no se salieron con la suya.
Autor:?Sergu¨¦i Dovl¨¢tov.
Editorial:?Fulgencio Pimentel (2019).
Formato: tapa dura (192 p¨¢ginas).
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