¡®Vida perfecta¡¯, de Leticia Dolera: Feminismo para principiantes
La serie de Movistar + discurre entre manual 2.0 para mujeres y gu¨ªa de lo que no se dice del embarazo
Vida perfecta, la serie creada y protagonizada por Leticia Dolera que se estrena en Movistar +, llega precedida por dos premios importantes y una pol¨¦mica. Los honores se los llev¨® en el ¨²ltimo Festival Internacional de Series de Cannes, donde fue reconocida en la categor¨ªa de mejor serie y de mejor interpretaci¨®n femenina para su tr¨ªo de actrices principales, Dolera, Aixa Villagr¨¢n y Celia Freijeiro. Una alegr¨ªa que en gran medida amortigu¨® la crisis surgida unos meses antes, cuando sali¨® a la luz que, en la preproducci¨®n de la?entonces titulada D¨¦jate llevar, Dolera hab¨ªa prescindido de la actriz Aina Clotet tras conocer su embarazo y decidir que su estado era incompatible con las fechas del rodaje y las caracter¨ªsticas del personaje, lo que provoc¨® una ola de cr¨ªticas contra la creadora, una figura p¨²blica que lleva tiempo signific¨¢ndose por medio del activismo feminista. Echar a una actriz embarazada no era el mejor titular para una serie que pretende reflejar los sinsabores de tres treinta?eras en el siglo XXI y reivindicarlos desde una mirada de g¨¦nero.
Compuesta por ocho cap¨ªtulos de unos 25 minutos, la historia arranca con una secuencia de comedia rom¨¢ntica cl¨¢sica: una separaci¨®n y una vida que se desmorona. El personaje principal, interpretado por Dolera, es una mujer perfeccionista y obsesiva a la que su novio deja plantada en el notario el mismo d¨ªa de la firma de la hipoteca para una casa, s¨ªmbolo inequ¨ªvoco de una de esas convenciones sociales, esas vidas perfectas, a las que esta producci¨®n pretende sacarle la lengua.
Despechada, Dolera decide reivindicar su libertad con tres gestos: cortarse el pelo, drogarse y tirarse al primero que se le pasa por delante, que resulta ser un jardinero con discapacidad mental que la deja embarazada. Los siete cap¨ªtulos restantes ser¨¢n el desarrollo de ese accidental pero finalmente deseado embarazo viviendo bajo el techo de su hermana mayor, una artista lesbiana afectada por el s¨ªndrome de Peter Pan (Villagr¨¢n), y junto a su mejor amiga, una casada (Freijeiro) con dos hijos, aburrida de su matrimonio y de su plana vida sexual. Alrededor de esas tres mujeres y de sus conflictos orbitan el jardinero Gary (un arrebatador Enric Auquer que cuando aparece en pantalla literalmente se come una serie que se queda a medias en las posibilidades del personaje); el padre de este, interpretado por Pedro Casablanc; un cuidador social (en la piel de Manuel Burque, coguionista con Dolera); y los progenitores de la protagonista, la pareja formada por Fernando Colomo y Carmen Machi, de la que el espectador reclama (sin ¨¦xito) m¨¢s.
Con toques de serie gamberra (con una insistencia algo pesada en los gags escatol¨®gicos tan propios de la ¨²ltima comedia estadounidense: lavativas anales, diarreas, cacas de beb¨¦...) y de previsible drama existencial de tres mujeres en la frontera de la madurez, Vida perfecta discurre entre un manual de feminidad 2.0 (copas menstruales, aborto, Tinder...) y una gu¨ªa pr¨¢ctica sobre lo que no suele contarse de un embarazo: el deseo sexual, las almorranas, la epistom¨ªa, las estr¨ªas, los masajes perineales...por citar solo algunos de los asuntos que se repasan como si se tratarse del temario de una clase hipster de preparaci¨®n al parto.
Como ya le ocurr¨ªa en su ¨®pera prima, Requisitos para ser una persona normal, Dolera explota el encanto de su universo indie, aunque esta vez se arrima menos a la orilla de la estadounidense Miranda July y un poco m¨¢s a Isabel Coixet, referente incuestionable para toda una generaci¨®n de nuevas cineastas catalanas. Pero la autora del libro Morder la manzana: La revoluci¨®n ser¨¢ feminista o no ser¨¢ demuestra que su olfato para las historias se resiente cuando nos olvidamos de su cuidado envoltorio. Y quiz¨¢ por eso lo m¨¢s irritante de Vida perfecta es el empe?o en etiquetar esta serie de transgresora y rompe-tab¨²es por abordar (m¨¢s bien por enunciar) unos temas que, si bien es cierto que hay que tratar m¨¢s all¨¢ de la agenda feminista, aqu¨ª no logran romper la barrera de lo meramente divulgativo, acerc¨¢ndose m¨¢s a las p¨¢ginas de salud y sexualidad de una revista femenina que al Girls de Lena Dunham.
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