¡°Espero que nadie piense que soy un gur¨², es lo ¨²ltimo que querr¨ªa ser¡±
La escritora estadounidense Rebecca Solnit pronuncia la conferencia inaugural de la edici¨®n m¨¢s feminista de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca
Sostiene el premio Nobel Mario Vargas Llosa que ¡°probablemente sea en el campo intelectual donde haya una mayor movilizaci¨®n a favor de este combate contra la desigualdad¡±. Afirma adem¨¢s, en un art¨ªculo publicado en este peri¨®dico a mediados de julio que resulta ¡°¨ªrrito, descaminado y absurdo¡± proponer paridad en un certamen literario como la bienal de Guadalajara que lleva su nombre, para alcanzar la igualdad. Si eso fuera as¨ª, dice, ¡°bastar¨ªa que hubiera una id¨¦ntica representaci¨®n num¨¦rica de hombres y mujeres en todas las conferencias literarias para que se hubiera alcanzado la igualdad. Vaya tonter¨ªa. El ¨²nico criterio aceptable en este campo es el de la calidad, no la cantidad¡±.
Preguntada por esta idea, la escritora Rebecca Solnit no levanta la voz, solo sus dos dedos coraz¨®n, a la vez. No hay mucho m¨¢s que a?adir, pero ella lo hace: ¡°Qu¨¦ dinosaurio¡±. Y despu¨¦s a¨²n argumentar¨¢ que el escritor peruano quiz¨¢ no entiende la discriminaci¨®n que sufren las mujeres en todo el mundo. Tambi¨¦n en el ¨¢mbito intelectual. Esa es la raz¨®n de que aquellas protestas feministas contra la III Bienal Vargas Llosa y algunas otras invisibilidades cristalicen ahora en la feria del libro m¨¢s feminista que se haya vivido nunca en Oaxaca. No es dif¨ªcil apostar en este terreno.Por primera vez, el plantel de la FILO, que se celebra desde hoy al 27 de octubre es mayoritariamente femenino. Y para rematarlo Solnit (San Francisco, 1961) es la encargada, hoy,? de? la conferencia inaugural, bajo el t¨ªtulo El poder de la voz, las pol¨ªticas del Gobierno.
Pero antes, la escritora, activista y editora ha pasado por Ciudad de M¨¦xico y platicado con los periodistas. Sus grandes ojos parecen anunciar una clarividencia de ideas. De su cerebro surgi¨® aquello de Los hombres me explican cosas, que despu¨¦s alguien nombr¨® como mansplaning. El medio ambiente, la pol¨ªtica, el arte, nada escapa a la mirada azul de Solnit.
Hablar ahora de feminismo en M¨¦xico es interesante y necesario. El pa¨ªs vive estos d¨ªas algunos cap¨ªtulos legislativos largamente reclamados, como la aprobaci¨®n del aborto en algunos Estados como Oaxaca, que aventuran un avance hist¨®rico en este terreno. Tambi¨¦n hay cierto aperturismo al respecto en Argentina, con promesas electorales en ese sentido. ¡°Estoy emocionada por estas ¨²ltimas leyes¡±, dice Sonit y siente que todo est¨¢ conectado, tambi¨¦n los avances en el matrimonio igualitario, algo que desarrolla en un cap¨ªtulo de su libro emblem¨¢tico Los hombres me explican cosas. Para ella eso es un logro del feminismo tambi¨¦n, por la lucha desempe?ada ¡°para transformar una relaci¨®n jer¨¢rquica [la del matrimonio tradicional, heterosexual] en una igualitaria¡±.
Esas interconexiones entre unas cosas y otras es lo que ronda ahora por la cabeza de Solnit. ¡°Ahora me niego a pensar que todo va por separado, la violencia sexual, el acoso, el acoso racista, pienso? en la inferioridad de las mujeres, en su falta de derechos en todo el mundo, todo va unido¡±, afirma.
M¨¦xico a¨²na esa triple condena para las mujeres, pobreza, violencia y discriminaci¨®n. Es un pa¨ªs de pasos muy cortos, donde las mujeres no pueden andar por algunas calles o barrios a seg¨²n qu¨¦ horas. Solnit escribi¨® otro de sus grandes libros, Wonderlust. Una historia del caminar, algo que las mujeres no han tenido f¨¢cil, desde las largas faldas a la impune violencia masculina. ¡°Eso es lo que me hizo feminista de joven, no pod¨ªa caminar donde quer¨ªa y quer¨ªa que alguien estuviera de acuerdo conmigo y hablara de eso de manera pol¨ªtica porque la libertad m¨¢s b¨¢sica es la de movimiento; necesitamos ser libres y andar seguras en la vida, participar en la vida p¨²blica... Pero nadie ten¨ªa nada que decir en los primeros ochenta. Me aconsejaron que me adaptara a la violencia de los hombres, a las agresiones, que eran tan inevitables como el clima. Me negu¨¦ y he escrito sobre eso desde entonces¡±.
Feminismo casi como leit motiv. ?No siente a veces que el asunto ocupa demasiado su vida, que bajo esa mirada lo analiza todo? ¡°Nunca se exagera con esto. Soy una adicta a las estad¨ªsticas y son alarmantes, la violencia contra las mujeres por compa?eros, la que se da entre los 15 y los 44, el acoso en su mundo cercano. Todo esto no se exagera, es extremo, en todo el mundo los hombres atacan a las mujeres. No hay por qu¨¦ ser una v¨ªctima directa, le est¨¢ pasando a gente como t¨². No hay que dejar de visibilizarlo¡±, afirma la escritora.
Suena la cafetera en el bar del hotel Z¨®calo Central de la capital mexicana. Sobre el pecho de Sonit cuelga un gran coraz¨®n plateado de buen tama?o. Recuerda su visita a los zapatistas y su conversaci¨®n con el subcomandante Marcos, en 2007, ¡°una de sus inspiraciones literarias¡±. La escritora ha sido catalogada como una ¡°visionaria¡±. En un mundo plagado de gur¨²s, ?c¨®mo recibe ese calificativo? ¡°Espero que nadie piense que soy un gur¨², es lo ¨²ltimo que me gustar¨ªa ser. Entendemos el futuro entendiendo el pasado. El futuro es oscuro {rememora a Virginia Woolf}, nadie sabe qu¨¦ va a pasar, pero puedes ver los patrones y lo que ocurri¨® en el pasado. Nunca profetizo sobre lo que puede pasar sino sobre lo que es posible que suceda. La profec¨ªa no es m¨¢s que un an¨¢lisis¡±, afirma.
A veces no hacen falta grandes an¨¢lisis, basta observar la realidad repetida. Por ejemplo esos cert¨¢menes literarios copados por firmas masculinas contra lo que se rebela la autora de Esperanza en la oscuridad. ¡°La ¨²nica forma leg¨ªtima de utilizar un privilegio es distribuirlo de forma amplia¡±, exige. ¡°Los privilegios se dan entre sexos, clases, razas, pero creo que un mundo en el que las mujeres tuvieran igual voz, igual poder, ser¨ªa diferente y eso est¨¢ cambiando mucho, lo hemos ido cambiando¡±, asegura. Cuando pienso en la literatura en la que crec¨ª, toda dominada por hombres, donde ellas no exist¨ªan m¨¢s que como ornamento para los hombres, estaban relegadas, eran misteriosas, casi no humanas y su existencia entera condicionada por la relaci¨®n con el otro sexo¡ Ahora mi sentido del mundo es muy diferente¡±, dice.
Solnit no abandona su optimismo. Mira, por ejemplo ¡°las monta?as, los r¨ªos, los puentes cada parada de metro en Nueva York, la literatura, siempre centrada en hombres, todo nombrado por hombres o a partir de ellos¡ En Nueva York hay cinco estatuas de mujeres y 100 de hombres. Pero ahora est¨¢n tirando algunas y hay una primera estatua de una mujer negra y otra en Los ?ngeles de braceros mexicanos. Todo est¨¢ cambiando y eso me esperanza, hay un proyecto en camino, a pesar de todo¡±.
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