Cuatro zanjas y dos monedas
¡°La Vega Baja de Toledo, tras Constantinopla, fue la urbe m¨¢s importante del Mediterr¨¢neo a partir del siglo VI¡±
En un lugar de Toledo, cuyo nombre es la Vega Baja, yacen enterrados los restos y las leyendas de la capital visigoda del reino de Hispania. La ciudad fue, tras Constantinopla, la m¨¢s importante urbe del Mediterr¨¢neo a partir del siglo VI. Coet¨¢nea de la m¨ªtica corte del Rey Arturo, los restos de la ciudad visigoda fueron enterrados por el paso de los siglos, las invasiones enemigas y las crecidas del Tajo, y as¨ª hab¨ªan permanecido hasta nuestros d¨ªas, protegidos bajo el suelo por el manto seguro del olvido.
Durante ese tiempo, en la tierra de su yacimiento, se sepultaron ¨¢rabes y cristianos, se cultivaron huertas, se construyeron bas¨ªlicas y conventos, y, finalmente, Carlos III edific¨® la F¨¢brica de Armas, transformada en nuestros d¨ªas en un extraordinario campus universitario. As¨ª, junto a la orilla del Tajo y a los pies de la imponente pesadumbre rocosa de la ciudad, se form¨® un paisaje ¨²nico que, en palabras de Coss¨ªo, constituye uno de los elementos esenciales del patrimonio de Toledo.
El sue?o milenario de la capital visigoda lleg¨® en 2006 a su fin: no fue un pr¨ªncipe encantador el que vino a despertar a la ciudad durmiente para desvelar sus misterios, sino un proyecto inmobiliario sin m¨¢s ambici¨®n que la del lucro, con el que se pretend¨ªa hundir cualquier vestigio que quedara del pasado hasta el fondo m¨¢s profundo de la tierra, bajo el peso del hormig¨®n con el que unos pocos arrebataban a todos su paisaje, las huellas de la memoria y los s¨ªmbolos hist¨®ricos.
Se quiso ignorar que la Vega Baja estaba protegida como suelo no edificable desde las Instrucciones Generales de la Direcci¨®n General de Bellas Artes de 1968, recogidas en todas las normas urban¨ªsticas posteriores, y que en la declaraci¨®n de Toledo como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tambi¨¦n se establec¨ªa esta protecci¨®n para defender su paisaje. Se consider¨® equivocadamente que la ciudad hist¨®rica era exclusivamente la que se encontraba dentro del recinto amurallado y que la nueva ciudad, para integrarse urban¨ªsticamente, ten¨ªa que extenderse por las vegas del Tajo, ocupando todos sus espacios no edificados, como si en el coraz¨®n de Madrid fuese necesario edificar el Retiro para conectar los barrios circundantes o, en las afueras, urbanizar la Casa de Campo y El Pardo.
El Ayuntamiento de Toledo decidi¨® realizar un importante negocio especulativo consistente en la recalificaci¨®n de los terrenos p¨²blicos de la Vega Baja para vend¨¦rselos a tres de los principales promotores inmobiliarios de la ciudad, a pesar de que, meses antes de la transmisi¨®n, en el 95% de las casi 300 catas realizadas en los solares, se hab¨ªan detectado restos de alto potencial arqueol¨®gico. Se sumaron a la operaci¨®n dos cooperativas de viviendas con el fin de a?adir un toque de cosm¨¦tica populista. Con esta privatizaci¨®n del suelo p¨²blico se destru¨ªa una parte fundamental del paisaje hist¨®rico de Toledo, se arrasaban los restos arqueol¨®gicos de la primera capital de Espa?a, y se privatizaban unos terrenos que pertenec¨ªan a todos los toledanos.
El 2 de marzo de 2006, cuando el proceso privatizador parec¨ªa irreversible pues ya se hab¨ªa realizado la venta de los terrenos, pronunci¨¦ un discurso en el Teatro de Rojas ante el Rey Juan Carlos, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, el presidente de la Junta, Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda, y el alcalde, Jos¨¦ Manuel Molina. Denunci¨¦ el grav¨ªsimo atentado que se estaba cometiendo contra el Patrimonio paisaj¨ªstico y arqueol¨®gico de Toledo, y a?ad¨ª: ¡°Solicitamos, con inquebrantable firmeza, la conservaci¨®n de la riqueza paisaj¨ªstica, medioambiental y arqueol¨®gica de las vegas¡¡±, para ¡°que nuestra generaci¨®n no cargue con la responsabilidad de haber destruido el paisaje de Toledo¡±.
La respuesta de Barreda sorprendi¨® a todos por la firmeza de su posici¨®n, y cambi¨® el curso de los acontecimientos. Afirm¨®: ¡°El Gobierno que yo presido se compromete absolutamente a preservar y potenciar el extraordinario patrimonio de Toledo, el conocido y el que la arqueolog¨ªa a¨²n no ha sacado a la luz. Ha llegado el momento en el que tenemos que definir lo que hay que hacer para preservar el paisaje hist¨®rico y natural de Toledo, sus vegas y su r¨ªo¡±. Yo era el ¨²nico que sab¨ªa que no se trataba de una improvisaci¨®n, porque tuvo conocimiento previo de mi discurso. Las fuerzas en juego favorables a la operaci¨®n especulativa eran pocas pero poderosas, de ah¨ª que decidi¨¦ramos alertar a la opini¨®n p¨²blica sobre la gravedad de lo que se estaba fraguando.
A la Fundaci¨®n de Toledo se le uni¨® la Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Academia de Bellas Artes y Ciencias Hist¨®ricas de Toledo e Hispania Nostra. Tuvimos tambi¨¦n el apoyo de las restantes Academias de Bellas Artes de Espa?a, de la Academia de la Historia, de ICOMOS, y de las principales asociaciones ciudadanas de Toledo, as¨ª como de EL PA?S, El Mundo y La Tribuna, entre otros medios.
Fuera de Espa?a, la UNESCO manifest¨® su seria preocupaci¨®n por lo que estaba sucediendo y empez¨® a movilizarse con la lentitud propia de las grandes burocracias. El 25 de julio, me llam¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda para comunicarme que al d¨ªa siguiente iba a reunirse con el Presidente Zapatero, y a la salida, en el Palacio de la Moncloa, anunciar¨ªa su decisi¨®n de detener el proyecto de la Vega Baja. Me pidi¨® que solo informase al presidente de El Corte Ingl¨¦s, que ten¨ªa previsto construir un centro comercial en la Vega Baja, plante¨¢ndole la necesidad de trasladarlo a otro lugar de la ciudad. Localic¨¦ inmediatamente a Isidoro ?lvarez. Sin dudarlo un instante me expres¨® su apoyo a la decisi¨®n de Barreda y su conformidad con el cambio de emplazamiento. El 26 de julio de 2006, para sorpresa de propios y extra?os, Barreda anunciaba la paralizaci¨®n del proyecto de edificar la Vega Baja. ?Cu¨¢l es hoy la situaci¨®n de la Vega Baja? Lamentablemente la que corresponde a trece a?os de incuria y dejaci¨®n de las responsabilidades p¨²blicas en la gesti¨®n de este espacio.
Tras recuperar las Administraciones P¨²blicas su titularidad, casi nada se ha hecho, lo que ha dado alas a esa insidiosa campa?a que intenta descalificar aquella recuperaci¨®n en base a sostener que en la Vega Baja no hay restos arqueol¨®gicos como si su paisaje no fuera por s¨ª solo suficientemente valioso para preservarlo. La primera medida que hay que tomar en la Vega Baja es ordenar y hacer p¨²blica toda la informaci¨®n de las diferentes campa?as arqueol¨®gicas, poniendo la documentaci¨®n existente a disposici¨®n de quienes quieran consultarla. Se trata de un ejercicio obligado de transparencia, y causa sonrojo que en estos a?os nadie se haya ocupado de hacerlo. Y sobre todo, las Administraciones P¨²blicas competentes tienen que acordar con la mayor urgencia un Plan Especial para salvar definitivamente la Vega Baja eliminando de forma concluyente la vigente ordenaci¨®n que a¨²n permite construir 1.785 viviendas.
Que un destacado empresario toledano haya afirmado recientemente que la Vega Baja son s¨®lo ¡°cuatro zanjas y dos monedas¡±, denota el renovado deseo de hacer un negocio inmobiliario a costa del principal paisaje hist¨®rico de Toledo y del yacimiento arqueol¨®gico de la primera capital de Espa?a, as¨ª como una profunda insensibilidad cultural.Quiero confiar, y conf¨ªo, en que el Ministerio de Cultura, la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento, evitar¨¢n las amenazas de los ¡°nuevos b¨¢rbaros¡± ¡ªcomo John Elliott califica a quienes atentan contra el Patrimonio Cultural¡ª, y abordar¨¢n las soluciones definitivas que la Vega Baja de Toledo necesita imperiosamente.[
Gregorio Mara?¨®n es miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando[.
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