Dolera

No conoc¨ªa la obra de una se?ora llamada Leticia Dolera, ni tampoco recordaba su muy popular rostro en su trabajo como actriz. Me fascina el t¨ªtulo de la ¨²nica pel¨ªcula que ha dirigido, Requisitos para ser una persona normal, pero sabi¨¦ndome anormal desde que era peque?o y no deseando cambiar mi condici¨®n, la ignor¨¦. Igualmente, no he le¨ªdo su best seller Morder la manzana. La revoluci¨®n ser¨¢ feminista o no ser¨¢. He tenido que posponer algo tan apetitoso e inaplazable, porque debo releer por d¨¦cima vez la novela de Vladimir Nabokov Lolita, aquel ajusticiable fulano obsesionado con las ninfas. Para poder recitarla de memoria si la destinan a la pira, para convertirme en un hombre-libro como en Fahrenheit 451, que escribi¨® el juglar marciano Ray Bradbury.

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Doblaje

Jesse Pinkman

Por todas esas razones, me acerco de forma virginal a la serie que ha escrito , dirigido y protagonizado la renacentista Dolera. Y sin prejucios, ya que me han contado los terapeutas que son una enfermedad odiosa que nubla el conocimiento.

Se titula Vida perfecta, pero el enunciado es ir¨®nico. Todos sabemos que no lo es. Y la comedia es una buena f¨®rmula para aceptar esa imperfecci¨®n provocando sonrisas y risas. Imagino que son abundantes entre la parroquia l¨²dica y feminista que conecta con el desinhibido universo y la militancia de la autora. Pero yo, que no soy nada, aunque me quedan vestigios trogloditas, no le encuentro ni puta gracia.

Hablo hasta el cuarto cap¨ªtulo. Todo un r¨¦cord para mi paciencia. Pero no falta de nada. Nada que no est¨¦ inscrito en la moda, la correcci¨®n pol¨ªtica, lo que conviene, lo previsible, la bober¨ªa. ?Qu¨¦ tiempos son estos...?, clamaba Brecht.