Llegaron a Cordura, pero ya no eran h¨¦roes
Se publica la desoladora novela que dio pie a la gran pel¨ªcula sobre el valor y la cobard¨ªa protagonizada por Gary Cooper
Llegaron a Cordura suena a prometedora buena noticia estos d¨ªas revueltos. Pero en realidad es el t¨ªtulo de una tan extraordinaria como desoladora novela cl¨¢sica del g¨¦nero de aventuras y del western (crepuscular donde los haya) que acaba de publicar Valdemar en la colecci¨®n Frontera, dirigida con ojo certero y pulso firme dignos de Wyatt Earp el marshall Alfredo Lara. La novela, que viene en un mismo, imprescindible, volumen con El pistolero, del mismo autor, Glendon Swarthout, es una monumental historia sobre el valor y la cobard¨ªa y la estrecha l¨ªnea entre ambos ambientada en la expedici¨®n punitiva de 1916 en M¨¦xico del general Pershing contra las tropas de Pancho Villa, que previamente hab¨ªa cruzado la frontera y atacado con sus irregulares la ciudad de Columbus, una de las pocas invasiones que ha sufrido EE UU.
Llegaron a Cordura se convirti¨® en 1959, un a?o despu¨¦s de su publicaci¨®n, en una magn¨ªfica pel¨ªcula, un cl¨¢sico como la novela, de la mano del director Robert Rossen y con Gary Cooper en el papel del protagonista, el mayor Thomas Thorn, cuya misi¨®n es determinar qu¨¦ soldados merecen ser recompensados con la Medalla de Honor del Congreso, la mayor condecoraci¨®n militar de EE UU al valor, el equivalente de la Cruz Victoria brit¨¢nica (El pistolero, por cierto, tambi¨¦n devino pel¨ªcula, la ¨²ltima de John Wayne). Junto a Cooper, un Cooper en declive y con los indicios ya del c¨¢ncer de pr¨®stata que lo matar¨ªa apenas dos a?os despu¨¦s (aunque no antes de encarnar al capit¨¢n Gideon Patch de The wreck of the Mary Deare y de hacer que jam¨¢s olvidemos la palabra derrelicto), protagonizaba tambi¨¦n Llegaron a Cordura Rita Hayworth, como la correosa estadounidense due?a de un rancho Adelaide Geary, acusada de connivencia con los villistas.
La pel¨ªcula, como podemos apreciar ahora al leer la novela, es muy fiel a ¨¦sta, incluida la malograda ave multicolor mascota de la ranchera y el tono sombr¨ªo y descorazonador, que llev¨® a John Wayne a echar pestes de la historia al considerar que denigraba a los h¨¦roes estadounidenses. Pero la obra literaria es mucho, much¨ªsimo m¨¢s oscura y el final tremendamente amargo, dur¨ªsimo, sin redenci¨®n alguna. Est¨¢ llena adem¨¢s de una salvaje y cruda poes¨ªa digna del paisaje yermo y desesperanzado que es su marco. Los Thorn y Geary originales son mucho menos atractivos f¨ªsicamente que Cooper y Hayworth (ella es en el libro ¡°la mujer menos femenina que jam¨¢s hubiera conocido¡± ¨¦l), y eso pese a que el oficial de condecoraciones de la novela es notablemente m¨¢s joven de lo que lo era Gary Cooper, demasiado mayor para el personaje.
El autor, Glendon Swarthout, se bas¨®, modific¨¢ndolo, en un hecho real, la carga en Ojos Azules el 5 de mayo de 1916 del 11 ? de caballer¨ªa de EE UU, pistola en mano (los sables los hab¨ªan dejado en la base), contra los insurgentes de Pancho Villa
En la trama Thorn, lector de Poe y Marco Aurelio, ¡°el Hamlet de la caballer¨ªa¡±, conduce hacia la base de Cordura a una singular patrulla compuesta por la ranchera prisionera y cinco militares ¡°de la raza de oro¡±, un teniente, un sargento, un cabo y dos soldados, candidatos todos a recibir por su hero¨ªsmo la Medalla de Honor,¡± la m¨¢s hermosa de todas¡± (una estrella de cinco puntas dorada con cinta azul celeste salpicada de estrellas blancas y que es la ¨²nica condecoraci¨®n estadounidense que se lleva en el cuello). Thorn, obsesionado con lo que hace que un hombre se comporte valerosamente y atormentado ¨¦l mismo por un episodio de cobard¨ªa, se dedica durante el trayecto por territorio hostil a encuestar a los candidatos a la medalla intentando averiguar qu¨¦ los llev¨® a comportarse como lo hicieron. Cuatro de los militares han sido propuestos por el propio mayor para el galard¨®n al observarles pelear durante el combate contra los villistas atrincherados en Ojos Azules, el rancho de Adelaide Geary. El autor, Swarthout, se bas¨®, modific¨¢ndolo pero logrando una descripci¨®n muy v¨ªvida, en un hecho real, la carga en ese lugar el 5 de mayo de 1916 del 11 ? de caballer¨ªa, pistola en mano (los sables los hab¨ªan dejado en la base), bajo el mayor Robert Lee Howze, una de las ¨²ltimas del ej¨¦rcito de EE UU (ni en ese episodio ni en toda la expedici¨®n punitiva se otorg¨®, sin embargo, ninguna Medalla de Honor). Swarthout, sargento en la II Guerra Mundial, hab¨ªa sido ¨¦l mismo encargado de recomendar soldados para la medalla y sin duda aprovech¨® la experiencia para su novela.
Estamos, claro, en los predios de las grandes historias sobre las ra¨ªces del coraje y de la dolorosa falta del mismo. Curiosamente, si dejamos de lado el tratado fundamental sobre el tema (Anatom¨ªa del valor, de Lord Moran, Arzalia, 2018) se da la circunstancia de que las grandes reflexiones acerca del particular las encontramos en novelas. Ah¨ª est¨¢n sobre todo Lord Jim, de Conrad (Thorn ha saltado a una acequia como Jim del Patna) y Las cuatro plumas, de Mason (el mayor busca redimirse en el desierto mexicano como Feversham en el sudan¨¦s, si bien por un camino m¨¢s tortuoso).
He le¨ªdo Llegaron a Cordura mientras volv¨ªa a ver la pel¨ªcula y escuchaba una y otra vez a Frank Sinatra cantando en la banda sonora el tema central (¡°The came to Cordura, in search of destiny as wand¡¯rers have always gone¡±...). Ha sido duro, pero aleccionador. Los supuestos h¨¦roes se le insubordinan al mayor ¨Cque siempre va anotando cosas en una libretita: informes sobre sus hombres, impresiones personales (¡°el producto principal de esta tierra no es la ternera ni el oro, sino la soledad¡±), consideraciones t¨¦cnicas -, y se revelan tipos triviales o deleznables, ¡°Galahads de pacotilla¡±, especialmente el estirado snob teniente Fowler, el brutal sargento Chawk y el repulsivo cabo (degradado a soldado) Trubee. ¡°?Es posible que un hombre pueda ser a un mismo tiempo traicionero y valiente, perezoso y valiente, malo y valiente, deshonesto y valiente; y al contrario, ?puede ser leal, considerado, amable, honesto y cobarde?¡±, se pregunta atormentado Thorn.
El viaje, tras un enfrentamiento con los villistas, se convierte en una verdadera ordal¨ªa infernal de seis d¨ªas, sin caballos y sin agua, en la que parad¨®jicamente el mayor es el que acaba surgiendo como el ¨²nico personaje ¨ªntegro, resolutivo y valiente. Algo de nosotros se queda en ese final terrible con Thorn empujando desesperadamente la vagoneta de manivela por la v¨ªa f¨¦rrea en un empe?o de S¨ªsifo y emulando a un Cristo en caqui. Gary Cooper fue arrastrado durante el rodaje como el personaje en la novela y qued¨® bastante maltrecho. Y tambi¨¦n sufri¨® da?os con la vagoneta, m¨¢s graves, Dick York (soldado Renziehausen), el encantador y tontaina marido de la hechicera de Embrujada, ?recuerdan?, que tuvo que abandonar la serie y su carrera de actor por las lesiones. Como en un El Mago de Oz a la inversa, los pretendidos valientes de la historia arriban a su destino con toda su cobard¨ªa y vileza en evidencia. Lean la novela para descubrir qu¨¦ ocurre en realidad con Thorn y no dejen de reflexionar sobre c¨®mo ser¨ªa, llegado el caso, nuestra propia llegada a Cordura.
Babelia
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