El aquelarre de Bj?rk
¡®Cuando fuimos brujas¡¯ devuelve a las pantallas el debut de la estrella del pop en la poderosa ¨®pera prima de la fallecida cineasta Nietzchka Keene
En 2000, Bj?rk logr¨® el m¨¢ximo reconocimiento a una actriz en el Festival de Cannes por su papel en el musical de Lars Von Trier Bailando en la oscuridad, que tambi¨¦n se alz¨® con la Palma de Oro. Poco despu¨¦s, la cantante anunci¨® que no volver¨ªa a trabajar en el cine. La experiencia, seg¨²n ella misma ha dejado saber con los a?os, fue traum¨¢tica. Entonces, se habl¨® de la pel¨ªcula del pol¨¦mico cineasta dan¨¦s como su debut en la pantalla, pero el dato no era exacto. De momento, la promesa de no volver a actuar no se ha roto, aunque el estreno, casi tres d¨¦cadas despu¨¦s, de The Juniper Tree (titulada en Espa?a Cuando fuimos brujas) devuelve a las pantallas en estado puro el magnetismo de la artista islandesa. La pel¨ªcula, que jam¨¢s tuvo distribuci¨®n, se podr¨¢ ver a partir de hoy en cines de Madrid, Barcelona, Ferrol, Santiago de Compostela y Sevilla.
Todo en esta ¨®pera prima de la estadounidense Nietzchka Keene (fallecida en 2004 a los 52 a?os por un c¨¢ncer de p¨¢ncreas) es enigm¨¢tico y sorprendente: una pel¨ªcula en ingl¨¦s rodada en Islandia a finales de los a?os ochenta, fotografiada en un exquisito blanco y negro, protagonizada por una cantante emergente pero que entonces no era una estrella internacional, basada (muy libremente) en Del enebro, un cuento de los hermanos Grimm, y con un inquietante argumento: dos hermanas brujas, hijas de una bruja condenada a la hoguera, huyen de su destino. En el camino, se instalan en la casa de un campesino viudo y su hijo peque?o, ocultando su identidad y temerosas en todo momento del estigma que las persigue.
La pel¨ªcula se rod¨® en los volc¨¢nicos paisajes de Islandia con una Bj?rk de 21 a?os que, aunque ya era madre, parec¨ªa esa misma ni?a salvaje que hab¨ªa debutado a los 11 con un disco folk para luego saltar a la escena punk de su pa¨ªs con grupos como KUKL (brujer¨ªa, en island¨¦s medieval) o Tappi T¨ªkarrass (tapona el culo de la perra), y de ah¨ª a The Sugarcubes, la banda pop que la lanzar¨ªa a la fama antes de su ¨¦xito en solitario con Debut (1993).
Pero Cuando fuimos brujas es mucho m¨¢s que una pel¨ªcula primorosamente restaurada. La fotograf¨ªa firmada por Randy Sellars no solo absorbe la inh¨®spita belleza del paisaje sino la de una int¨¦rprete a la que ya entonces le bastaba su mera presencia para evocar fuerzas ocultas de la naturaleza. El rescate del filme rinde tributo a una cineasta que, interesada en las lenguas n¨®rdicas medievales, se embarc¨® en este proyecto con dos duros y despu¨¦s de recibir una beca Fulbright en Islandia. All¨ª estudi¨® y escribi¨® una pel¨ªcula que se rod¨® en 1987 pero que no acab¨® de montar hasta 1989, cuando logr¨® una nueva beca. Durante los a?os siguientes, la pel¨ªcula viajar¨ªa por festivales, incluido el de Sundance, sin llegar a distribuirse. Despu¨¦s de su muerte, el archivo de Keene fue donado al Centro de Cine y Teatro de la universidad de Wisconsin¨CMadison. All¨ª ha permanecido durante todos estos a?os la ¨²nica copia que exist¨ªa de la pel¨ªcula.
Amy Slope, conservadora del Archivo de Cine de Harvard, ha sido una de las principales impulsoras de este proyecto. Slope fue alumna de Keene y, en sus palabras, a ella le debe haber encontrado su rumbo profesional. Slope recuerda que esta pel¨ªcula fue v¨ªctima del olvido (¡°junto con muchas de las otras pel¨ªculas independientes de mujeres durante este per¨ªodo de tiempo¡±) pero ha sobrevivido gracias a sus evidentes logros art¨ªsticos. Con la complicidad del reputado restaurador e historiador del cine independiente Ross Lipman (¡°esta pel¨ªcula es maravillosa¡±, recuerda desde Los ?ngeles) ambos se dirigieron a la fundaci¨®n de Martin Scorsese para conseguir el dinero necesario para restaurar el filme. Fue el equipo de Film Foundation quien sorprendido ante el material decidi¨® extender el cheque definitivo. Patrocinio al que luego se sumar¨ªa tambi¨¦n la fundaci¨®n de George Lucas.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s de su olvido, la pel¨ªcula se presenta ahora no solo como una obra sin tiempo y de imponente belleza sino como un filme con una tem¨¢tica de actualidad gracias a la nueva ola feminista: el recuerdo de c¨®mo miles de mujeres y ni?as padecieron a lo largo de la historia la persecuci¨®n, la tortura y la condena a muerte bajo la acusaci¨®n de ser brujas, hechiceras o magas. Procesos salvajes de los que Keene quiso hablar desde su po¨¦tico aquelarre island¨¦s. Pero ni el ¨¦xito estratosf¨¦rico de su bruja protagonista logr¨® evitar el ninguneo a una obra que, seg¨²n Amy Slope, es un poderoso doble ejemplo ¡°del aislamiento cultural que condena a las mujeres visionarias¡±.
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