Espa?oles matamoros y violentos
El libro de Webster se inscribe en la oleada de reacciones adversas que Espa?a suscita a causa de los sucesos en Catalu?a
Espa?a se construy¨® a trav¨¦s del uso de la violencia¡±. Esta rotunda definici¨®n cierra el ¨²ltimo libro de Jason Webster, escritor brit¨¢nico de novela negra, afincado desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas en la vieja piel de toro, que acaba de dar a luz lo que ¨¦l mismo llama una nueva historia de Espa?a. Tan nueva que para alguien como yo mi pa¨ªs resulta dif¨ªcilmente reconocible en ella, tanto en la descripci¨®n de su pasado como en la de su presente.
No habr¨ªa escrito este comentario sobre un trabajo mediocre en su investigaci¨®n y tramposo en sus conclusiones si un peri¨®dico todav¨ªa respetable, el Times de Londres, no le hubiera dedicado m¨¢s de media p¨¢gina de encendidos elogios. Su publicaci¨®n se inscribe en la oleada de reacciones adversas que el sistema democr¨¢tico espa?ol suscita en algunos pa¨ªses de nuestro entorno como consecuencia de los sucesos en Catalu?a. Dicha circunstancia hace todav¨ªa m¨¢s nocivas sus afirmaciones, que abonan una idea estereotipada y falaz sobre en qu¨¦ consiste ser espa?ol.
La tesis de Webster, casado con espa?ola y que durante cientos de p¨¢ginas no deja de insistir en los valores que el mestizaje hist¨®rico aport¨® a nuestra historia para desesperaci¨®n de los inquisidores, parece ideada por un guionista de pel¨ªcula de clase B. Con indudable pericia cinematogr¨¢fica y frente a la teor¨ªa de las dos Espa?as que Machado poetiz¨®, levanta el se?uelo de que en realidad son tres, todas ellas representadas por una descripci¨®n bipolar, en este caso tripolar, de quien todav¨ªa es oficialmente patr¨®n de Espa?a: el ap¨®stol Santiago. Se nos muestra uno y trino a la vez, como en el misterio divino que describiera santo Tom¨¢s: el m¨ªstico, enviado por Jesucristo para predicar amor y paz a los no creyentes; el peregrino buscador de nuevos horizontes, y el Matamoros asesino que ayud¨® al genocidio del islam hisp¨¢nico. A lo largo de la historia y por razones diversas, este ¨²ltimo es el que m¨¢s ha progresado entre nosotros seg¨²n Webster, y podemos identificar su apego a la brutalidad en la represi¨®n empleada por las fuerzas de Seguridad del Estado con motivo del refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre, hace dos a?os en Catalu?a.
Las conclusiones de libro, y su magnificada difusi¨®n en la prensa anglosajona, deber¨ªan llamar la atenci¨®n de quienes se dedican a promover la marca Espa?a desde instancias gubernamentales como si de un detergente se tratara. Webster se alinea con quienes consideran la Transici¨®n un fraude democr¨¢tico, declara periclitada la monarqu¨ªa parlamentaria (no la de su pa¨ªs de origen, tan ejemplar y poco depredadora como puede comprobarse en el British Museum, escaparate del expolio universal cometido por los ingleses) y sentencia por su cuenta y riesgo que nuestros dirigentes solo saben defender la unidad del territorio mediante el autoritarismo. Por todo ello augura un pr¨®ximo conflicto civil tanto si triunfaran las tesis independentistas como si no. Porque la guerra entre hermanos es a su juicio el modo de vivir y ser de los espa?oles. Los escasos par¨¦ntesis de libertad y paz de que hemos disfrutado resultan evanescentes cuando se les compara con nuestra deriva hacia la confrontaci¨®n violenta.
Naturalmente basa su teor¨ªa en hechos ciertos y comprobados, pero sobre los cuales no ejerce ninguna funci¨®n cr¨ªtica. En lo que se refiere a la Transici¨®n, asume por completo las argumentaciones de quienes denuncian la corrupci¨®n del sistema, el deterioro de la Corona, la destrucci¨®n de lo que considera el mito juancarlista y la permanencia del franquismo en las instituciones. As¨ª que no se aparta un mil¨ªmetro de las provincianas acusaciones de los separatistas, pues su curiosidad no es lo bastante grande para analizar las mentiras y estupideces diseminadas por los l¨ªderes del independentismo. Bien es verdad que la visi¨®n de Webster no constituye del todo una rareza, pues no es dif¨ªcil encontrar parecidas opiniones en universidades prestigiosas de la Uni¨®n Europea y Estados Unidos. Responsable de ello ha sido la incapacidad del Gobierno de Madrid para convocar a intelectuales y artistas que expliquen la realidad de los hechos y el significado de la transici¨®n pol¨ªtica como reconciliaci¨®n entre vencedores y vencidos de la ¨²ltima contienda civil que asol¨® nuestro pa¨ªs. El propio Webster se ve obligado a reconocer que al menos en parte la Transici¨®n misma sirvi¨® para recuperar como patr¨®n de nuestros denuedos al ap¨®stol peregrino y buscador de nuevos horizontes frente al feroz Matamoros. Pero, v¨ªctima de la demagogia ambiente, acaba por reclamar el derecho a la autodeterminaci¨®n de las regiones de Europa, quiz¨¢s a fin de demostrar que la excentricidad del Brexit no lo es tanto.
Siempre me he mostrado esc¨¦ptico respecto a la existencia de la leyenda negra que desde la ¡°p¨¦rfida Albi¨®n¡± se habr¨ªa tejido contra el imperio espa?ol. A estas alturas no voy a cambiar de idea, salvo indeclinables pruebas en contrario. La contribuci¨®n de este libro a la desmemoria hist¨®rica no puede ser una de ellas habida cuenta de su endeblez intelectual.
Violencia. Jason Webster. Editorial Constable. 432 p¨¢ginas. 28,50 euros.
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