Christian Salmon: ¡°Una sociedad pilotada por medias verdades va directa al abismo¡±
El ensayista franc¨¦s analiza, una d¨¦cada despu¨¦s del influyente ¡®Storytelling¡¯, los nuevos usos del discurso pol¨ªtico en ¡®La era del enfrentamiento¡¯
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En su libro Storytelling¡ªque el equipo de Nicolas Sarkozy convirti¨® en su biblia particular y que el entorno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero lleg¨® a regalar a los cuadros socialistas¡ª, el ensayista franc¨¦s Christian Salmon (Marsella, 1951) defini¨® un tiempo en que los m¨¦todos narrativos propios de la ficci¨®n literaria se hab¨ªan infiltrado en la comunicaci¨®n pol¨ªtica, entre otros campos. La misi¨®n consist¨ªa en fabricar historias con las que formatear las mentes de los electores.
Una d¨¦cada despu¨¦s de aquel influyente volumen, Salmon describe en su nuevo ensayo, La era del enfrentamiento (Pen¨ªnsula), que llega a las librer¨ªas espa?olas el d¨ªa 19, un mundo en el que el debate bronco y los fen¨®menos virales han sustituido a la noci¨®n de relato, convertido en herramienta inservible por pura saturaci¨®n. ¡°Igual que la inflaci¨®n monetaria hunde la confianza en la moneda, la inflaci¨®n de historias arruin¨® la confianza en el relato y en los narradores. Hoy vivimos rodeados de narradores no fiables¡±, explica Salmon.
Ante ese descr¨¦dito generalizado, la ¨²nica manera de sobresalir entre decenas de contrincantes es recurrir a la provocaci¨®n y la transgresi¨®n, lo que explica el auge de la incoherencia como figura ret¨®rica, el insulto sistem¨¢tico y la mentira normalizada. Para Salmon, la campa?a presidencial de Donald Trump result¨® sintom¨¢tica de un cambio de paradigma, con su ¡°estrategia posnarrativa inspirada en el shock and awe¡±. Es decir, fundamentada en aquella doctrina militar que primaba la exhibici¨®n de poder y las demostraciones de fuerza espectaculares y que arranc¨® en la segunda guerra de Irak. El discurso de Trump en la campa?a de 2016 no ten¨ªa estructura lineal ni cl¨ªmax narrativo ni l¨®gica interna, pero eso no impidi¨® que funcionara. ¡°Los acontecimientos ya no se ordenan por secuencias o entregas. Se estructuran por la imprevisibilidad y lo chocantes que resultan¡±, afirma el ensayista sobre la actual ¡°carnavalizaci¨®n¡± que distingue al debate p¨²blico.
Para Salmon, la construcci¨®n de narraciones propia del storytelling supuso un intento de sobrellevar el final de los grandes relatos e ideolog¨ªas y la devaluaci¨®n del discurso p¨²blico. ¡°Para enfrentarse a esa p¨¦rdida de credibilidad los pol¨ªticos inventaron ficciones. El problema es que, de repente, sus receptores se vieron asaltados por relatos por todas partes y sufrieron una especie de sobredosis¡±, opina. En el banco de los culpables cabr¨ªa sentar a los spin doctors que abusaron de esta t¨¦cnica comunicativa, pero tambi¨¦n a unas masas excesivamente cr¨¦dulas. ¡°Adoptamos la actitud de quien sabe que un mensaje es falso y, aun as¨ª, se concede el placer de creer en ¨¦l. Fue una suspensi¨®n voluntaria de la incredulidad¡±, dice Salmon, retomando la cita de Coleridge sobre la esencia de la literatura.
En realidad, la era del enfrentamiento que analiza en su nuevo ensayo es una continuaci¨®n del modelo anterior. El storytelling llev¨® la pol¨ªtica al terreno de la teatralizaci¨®n, el entretenimiento y la irracionalidad de los afectos. Una vez all¨ª, result¨® imposible volver a cruzar la frontera en el sentido opuesto. En ese sentido, Trump puede ser visto como un gemelo nihilista de Barack Obama, maestro en el arte de contar historias. ¡°El llamado clash es un storytelling llevado hasta el absurdo, hasta la ausencia misma de relato¡±, considera el autor. ¡°En la d¨¦cada pasada, el ciclo informativo de 24 horas fue sustituido por el de los 24 minutos. Ahora ya estamos en los 24 segundos. Ese acortamiento de los tiempos de enunciaci¨®n favorece el enfrentamiento. ?Qu¨¦ puede llegar a decir uno cuando solo cuenta con 24 segundos?¡±, incide.
Que la conversaci¨®n p¨²blica se haya trasladado a las redes sociales, alej¨¢ndose de los espacios de mediaci¨®n democr¨¢tica tradicionales, tampoco ha ayudado. Pero Salmon conf¨ªa en que, cuando la aceleraci¨®n extrema y el auge de los algoritmos resulten insostenibles, no habr¨¢ m¨¢s remedio que dar marcha atr¨¢s. ¡°La regulaci¨®n del Estado no servir¨¢ de nada contra los gigantes tecnol¨®gicos. Solo podemos contar con la entrop¨ªa del propio sistema, con el hecho de que, llegados a cierto punto, nos demos cuenta que resulta imposible comunicarnos¡±, defiende. El primer s¨ªntoma de esa relativa involuci¨®n fue el paso de 140 a 280 caracteres en los tuits. ¡°Ese d¨ªa, Trump, autoproclamado el Hemingway de Twitter, estaba furioso. Las redes benefician a la extrema derecha, porque favorecen los enunciados simples y violentos sobre los que esos l¨ªderes han erigido su ¨¦xito¡±.
En su ensayo, Salmon analiza tambi¨¦n los efectos que han tenido en la comunicaci¨®n p¨²blica otros episodios recientes, como los atentados terroristas, la crisis griega o el refer¨¦ndum del Brexit. Se centra en el ascenso de Emmanuel Macron, que termin¨® de enterrar el storytelling durante la carrera que le llev¨® al El¨ªseo en 2017. Para Salmon, el presidente franc¨¦s inscribi¨® su campa?a en un relato demasiado grandilocuente, en un horizonte mitol¨®gico de lo m¨¢s anacr¨®nico. ¡°La pol¨ªtica es m¨ªstica, es una magia¡±, afirm¨® durante su ascenso. Macron hab¨ªa observado de cerca a su antecesor, Fran?ois Hollande, uno de los escasos l¨ªderes que prescindieron de esos relatos embaucadores para llegar al poder. O, mejor dicho, su storytelling consisti¨®, precisamente, en la ausencia ostentosa de esas historias: el eslogan de Hollande como ¡°presidente normal¡± estaba en las ant¨ªpodas de la glorificaci¨®n narcisista de Sarkozy.
Macron y lo novelesco
Macron quiso volver a ese camino. ¡°Solo soy la emanaci¨®n del gusto franc¨¦s por lo novelesco¡±, dijo. Meses despu¨¦s, las calles ard¨ªan con los chalecos amarillos. ?Qu¨¦ sucedi¨®? ¡°Mezcl¨® el universo arcaico de las novelas de Balzac y los m¨¦todos mon¨¢rquicos propios del Antiguo R¨¦gimen con la cultura del start-up. Su incoherencia fue excesiva¡±, responde Salmon. El desajuste se concret¨® en la teatral puesta en escena de su investidura oficiosa, como un rey absolutista saludando a sus s¨²bditos reunidos en el Louvre. ¡°Un cap¨ªtulo que ser¨ªa mal visto por los franceses modestos¡±, afirma Salmon. Fracasado su intento de reanimar la grandeur perdida de la naci¨®n, el presidente se puso a protagonizar v¨ªdeos breves y virales donde se expresaba de manera chocante ¡ªesa ¡°pasta loca¡± que costaban las ayudas sociales, la bronca al estudiante que le llam¨® Manu¡ª con la evidente voluntad de ser noticia cada 24 segundos. Adi¨®s al storytelling, bienvenidos al enfrentamiento.
?Tocar¨¢ fondo esta tendencia en un mundo en el que, como se?ala el ensayista, expresarse ya se ha convertido en sin¨®nimo de enfrentarse a los dem¨¢s? ¡°Una sociedad pilotada por la conmoci¨®n falsificadora y por las medias verdades va directa al abismo. Cabe esperar que, incluso en este momento de perdici¨®n, nuestra sociedad tenga los recursos narrativos suficientes para corregir el rumbo¡±, contesta. Aun as¨ª, a corto plazo se seguir¨¢ en el ojo del hurac¨¢n. El tiempo de los ¨¦mulos y ep¨ªgonos de Trump, Boris Johnson, Jair Bolsonaro o Mateo Salvini no ha hecho m¨¢s que empezar. ¡°Lo importante ya no es resultar cre¨ªble, sino ser el centro de atenci¨®n¡±, concluye.
Los pol¨ªticos espa?oles en la era del enfrentamiento
Salmon ha seguido a los candidatos espa?oles a las generales, a quienes ha encontrado "cansados" en esta repetici¨®n electoral. ?Su opini¨®n sobre Pedro S¨¢nchez en el debate del pasado lunes? "Borroso y hundido en su pupitre". ?Pablo Casado? "Poco interesante". ?Albert Rivera? "Rid¨ªculo. Hace marketing electoral de gama baja". ?Pablo Iglesias? "No me suele gustar, pero fue el mejor. Dio perspectiva". Pese a la contundencia de sus ideas, encontr¨® la ret¨®rica de Santiago Abascal "m¨¢s light" que las de Le Pen o Salvini. "El debate no fue tan tosco como lo ser¨ªa en Francia. En realidad, los l¨ªderes espa?oles no ejemplifican este nuevo modelo, porque en sus discursos sigue habiendo esbozos de relato", analiza Salmon. El experto se pregunta si Espa?a "va con retraso o con adelanto" respecto a la tendencia general. ?Ser¨¢n los ¨²ltimos coletazos del paradigma anterior o los primeros s¨ªntomas de un regreso a un espacio de debate menos bronco? La respuesta, en sus pantallas (de m¨®vil).
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