¡®O que arde¡¯, un mundo arrasado por el fuego
La pel¨ªcula gallega de Oliver Laxe abre la competencia internacional del Festival de cine de Mar del Plata
En Argentina viven casi 170.000 gallegos. Muchos son hijos y nietos de inmigrantes nacidos en esa comunidad espa?ola que cruzaron el Atl¨¢ntico el siglo pasado en busca de oportunidades. Las sucesivas crisis de Argentina han empujado a miles a hacer el camino contrario, lo que ha contribuido a una relaci¨®n simbi¨®tica entre argentinos y gallegos a ambos lados del oc¨¦ano. O que arde, la ¨²ltima pel¨ªcula de Oliver Laxe, abri¨® este domingo las proyecciones de la competencia internacional del Festival de cine de Mar del Plata. Est¨¢ rodada en una aldea rural de Lugo, pero a 10.500 kil¨®metros al sur es posible tambi¨¦n reconocer ese mundo devorado por las llamas.
"Sent¨ª una cercan¨ªa afectiva muy grande con lo que pasa en nuestro monte, universaliza una historia que pasa en todos lados", expone un espectador en la conferencia posterior a la proyecci¨®n con el coguionista de la pel¨ªcula, Santiago Fillol, y el protagonista, Amador Arias. Otros coinciden y citan el idioma gallego, el v¨ªnculo inquebrantable entre madre e hijo y la nostalgia que se respira en la cinta como otros puntos en com¨²n.
Fillol, argentino residente en Galicia, cuenta que Laxe trabaja a partir de im¨¢genes. Son poderos¨ªsimas las que dan comienzo a su tercer trabajo, premio del jurado en la secci¨®n Una cierta mirada en Cannes. En medio de una noche fantasmag¨®rica, los ¨¢rboles de un bosque gallego caen como un domin¨® por una fuerza desconocida.
A ese mundo en retroceso, tan maltratado por el ser humano, vuelve Amador tras salir de la c¨¢rcel por pir¨®mano. Todas las miradas lo juzgan, salvo la de su perra y la de la veterinaria, que al no haberlo visto nunca antes lo confunde con un emigrante reci¨¦n regresado al pueblo.
"Los pir¨®manos quedan marcados de por vida, tienen que irse. All¨¢ es una guerra, en agosto hay incendios cada d¨ªa y se destinan 170 millones de euros por a?o. Es algo que recuerdo de toda la vida, ver fuego, fuego, fuego", cuenta Arias al comparar la ficci¨®n con la realidad gallega. Su trabajo como guardia forestal, durante el que persigui¨® a los responsables de los incendios veraniegos, le permiti¨® construir a ese personaje marginal para su debut en la gran pantalla.?
Tampoco Benedicta S¨¢nchez, a sus 84 a?os, hab¨ªa trabajado antes como actriz, pero s¨ª hab¨ªa tenido una vida poco acorde al gui¨®n de la mayor¨ªa de mujeres de su ¨¦poca. Durante la dictadura franquista se exili¨® a Brasil y all¨ª se hizo fot¨®grafa y vegana. Fue alpinista, viaj¨® por todo el mundo y qued¨® impactada con Siria.
"Si provocan sufrimiento es porque sufren" le dice Benedicta a Amador en la pantalla. Habla de los eucaliptos, considerados una plaga y la ra¨ªz del problema de los incendios, pero podr¨ªa referirse tambi¨¦n a su hijo, otro sufridor que hace sufrir.
Las llamas de ese mundo que se extingue remiten tambi¨¦n a las que arrasaron millones de hect¨¢reas en el Amazonas este a?o y a las de un planeta convulsionado. "Esta es una pel¨ªcula de dolor, de amor, de la velocidad con la que destruimos todo", la describe Arias.
Babelia
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