Pinter y Kane

Le digo a Israel Elejalde: ¡°El a?o pasado quer¨ªas descansar, y ahora est¨¢s haciendo Ricardo III y preparas Traici¨®n, de Pinter, para marzo, y 4.48 psicosis, de Sarah Kane, para mayo. Menudo descanso¡±. R¨ªe como el gato de Cheshire y se encoge de hombros, y tambi¨¦n hay risa en ese encogimiento. Me cuenta que Traici¨®n la ha traducido Pablo Rem¨®n. Va a la sala grande del Pav¨®n. La interpretan Irene Arcos, Ra¨²l Ar¨¦valo y Miki Esparb¨¦. ¡°Es quiz¨¢s de los pinters m¨¢s inusuales, por su claridad. Y de los menos representados aqu¨ª. Me apasiona. Hace tanto tiempo que la llevo en la cabeza que ya forma parte de mi ¡®repertorio imaginario¡¯. Recuerdo un montaje con Will Keen, Cecilia Solaguren y Alberto San Juan en la sala peque?a del Espa?ol, en 2011¡±. A m¨ª me vienen a la cabeza, le digo, dos montajes catalanes, en la sala Muntaner y en el Lliure, dirigidos por Xavier Albert¨ª y Carles Alfaro.

¡°La verdad¡±, sigue Elejalde, ¡°es que a Pinter se le monta poco, y eso que Traici¨®n es una de sus obras m¨¢s populares. Basada en una historia que le sucedi¨®, por cierto. Me seduce su estructura, y me fascina c¨®mo aborda el tri¨¢ngulo amoroso. Sobre todo, la incapacidad de conectar, de decir la verdad. Porque no hay un ¨²nico enga?o: callar tambi¨¦n es una forma de mentir¡±. Coincidimos en que hay muchos misterios en esa historia, y te enteras de lo que realmente sucedi¨® cuando han pasado diez a?os. ¡°Hay una continua apariencia de falso control. Por debajo, una pura furia que nunca se muestra pero se ha de sentir; ese es el gran reto de Traici¨®n. Intentan creer que lo entienden todo, pero por debajo solo son animales tratando de sobrevivir. Mantengo la ¨¦poca porque me interesa mucho el papel de la mujer en los a?os setenta¡±.

Y luego, para descansar, sonr¨ªe, 4.48 psicosis, una de las obras m¨¢s feroces y dif¨ªciles: alguien dijo que era como meterse en lava ardiendo. ¡°Es realmente dura¡±, dice, ¡°y tiene poco que ver con lo que yo he montado hasta ahora. Por eso me gusta el Pav¨®n: aqu¨ª hay una libertad creativa que quiz¨¢s no tendr¨ªa en otro lugar. Contrariamente a lo que dice mucha gente, no creo que sea una obra sobre la muerte, sino sobre una absoluta necesidad de amor. Profundamente vitalista y terriblemente dolorosa, porque sabemos c¨®mo acab¨® Sarah Kane¡±. Es singular, le digo, hacer Pinter y Kane en la misma temporada. ¡°S¨ª, porque Pinter entendi¨® y defendi¨® a Sarah Kane como pocos. Supo reconocer a una escritora que, como ¨¦l, quiso cambiar las cosas. Juan Mayorga la conoci¨® en los cursos del Royal Court y me cont¨® algo fundamental: muchos la ve¨ªan como un alma oscura cuando, en realidad, irradiaba una fuerza maravillosa. Ped¨ªa una mano y muy pocos se la tendieron. Es una funci¨®n llena de enigmas, y eso tambi¨¦n me apasiona. Vamos a ver si descubrimos lo que Kane quiso contarnos. Por cierto, en Madrid hizo la funci¨®n, muy pocos d¨ªas, Beatriz Arg¨¹ello, dirigida por Carlos Aladro. Aqu¨ª va a interpretar la obra M¨®nica Miranda, a la que conoc¨ª en el Pav¨®n. Me gust¨® mucho su energ¨ªa.Y quer¨ªa una actriz que no fuera identificable¡±. Elejalde ya anda a vueltas con otro proyecto: ¡°Juste la fin du monde, de Jean-Luc Lagarce. Uno de los textos fundamentales del teatro franc¨¦s de los noventa¡±.