Bonoloto sin riesgo

La comedia comercial espa?ola parece abonarse definitivamente a la moda de las nuevas versiones de pel¨ªculas europeas y latinoamericanas recientes. Unos mejores y otros peores, unos m¨¢s creativos y otros casi al pie de la letra, todos un tanto perezosos, estos remakes solo confirman un hecho: la creciente pusilanimidad de una parte de la industria espa?ola, su poca capacidad de riesgo. Menos mal que existen perros verdes como Ventajas de viajar en tren o Lo que arde, por poner dos ejemplos extremos y radicalmente opuestos en tono e intenciones.

Si hasta ?lvaro Fern¨¢ndez Armero, que hace apenas unas semanas ha celebrado los gloriosos 25 a?os de Todo es mentira, su personal¨ªsima ¨®pera prima, ha tenido que sucumbir a la moda es que esto tiene visos de continuaci¨®n. Si yo fuera rico, nueva versi¨®n de la olvidada producci¨®n francesa Ah! Si j¡¯etais riche, de 2002, que lleg¨® a estrenarse en Espa?a consiguiendo llevar a los cines a 9.120 espectadores, es su nueva obra. Tras la estimable Las ovejas no pierden el tren (2014) y, sobre todo, tras la magn¨ªfica Verg¨¹enza, creaci¨®n televisiva de impacto junto a Juan Cavestany, parece un paso atr¨¢s en la siempre interesante carrera de Armero.

La constante en Si yo fuera rico es su irregularidad. De tono, de g¨¦nero, de composici¨®n de los gags, de interpretaciones, de intenciones. La producci¨®n francesa, revisada estos d¨ªas, no es buena, pero hab¨ªa una unidad estil¨ªstica y de tono, de comedia social popular europea. Aqu¨ª, sin embargo, hay apuntes de screwball comedy a lo estadounidense, lo mejor de la pel¨ªcula, con ?lex Garc¨ªa como un improbable ¨¦mulo de Cary Grant al que le toca la Bonoloto. Pero tambi¨¦n hay demasiado costumbrismo patrio, un tanto rancio, en principio apegado a una visi¨®n social y laboral de la Espa?a de la crisis, pero en realidad poco cortante, sin fuste; ramalazos de esa comedia popular francesa, a veces tan lejana de nuestra cruel y negra idiosincrasia, y de la reciente (y mejor) labor de Armero; e incluso gruesos chispazos de comedia par¨®dica estadounidense, sobre todo con el personaje de Diego Mart¨ªn, una vez m¨¢s abonado al rol m¨¢s odioso de la historia. De modo que, en conjunto, hay m¨¢s brochazos que pinceladas.

La pel¨ªcula se ve sin dificultad y sin sonrojo, porque Armero tiene experiencia, sabe filmar con gusto e incluso se permite un gracioso homenaje a s¨ª mismo y a la secuencia del pisto de Todo es mentira, esta vez con fabes y cachopo. Pero hasta las ¨ªnfulas de producci¨®n le sientan regular, como esas inservibles secuencias de surf, que m¨¢s parecen un cat¨¢logo de promoci¨®n de las playas asturianas que un verdadero apunte narrativo o c¨®mico.