Elena del Rivero: ¡°Lo que llamamos creaci¨®n muchas veces ni el artista lo entiende¡±

Han pasado 18 a?os desde que la artista Elena del Rivero recibi¨® una llamada de su madre a la que no quiso hacer mucho caso. Corr¨ªa el a?o 2001 y era el 11 de septiembre. La artista residente en Nueva York desde hac¨ªa ya una d¨¦cada se encontraba en Madrid preparando una exposici¨®n que presentar¨ªa en el IVAM. Su madre?¡ª protagonista indirecta de una de las piezas definitivas de Del Rivero Cartas a la madre que arranc¨® en 1988 y sobre la que a¨²n trabaja, con cerca de 5.000 ep¨ªstolas, cosidas, escritas, y, ¨²ltimamente, seg¨²n dice, ¡°censuradas¡±¡ª llamaba desde Valencia y hablaba de una avioneta que se hab¨ªa estrellado muy cerca de su estudio neoyorquino contra las Torres Gemelas.

En su estudio devastado rodaba dentro y fuera, recog¨ªa cuanto pod¨ªa, mov¨ªa los objetos y sacaba fotos de las composiciones que iba creando

La segunda vez que llam¨® no pudo ignorarla y decidi¨® bajar a un caf¨¦. All¨ª vio en un televisor c¨®mo se derrumbaba la torre sur y ella tambi¨¦n cay¨® desplomada. Pas¨® los seis meses siguientes en un estado pr¨®ximo al trance vaciando su espacio de trabajo con un carrito met¨¢lico de supermercado, documentando con una peque?a c¨¢mara de v¨ªdeo desde la ventana los trabajos de desescombro, confraternizando con los vagabundos al caer la tarde y tirar calle arriba con los restos rescatados. ¡°En el momento no sab¨ªa muy bien lo que hac¨ªa. Pero lo que llamamos creaci¨®n muchas veces ni el propio artista lo entiende. Hay algo de intuici¨®n como un m¨¦dium, y solo conf¨ªas en que luego vendr¨¢ la luz¡±, recordaba esta semana en Madrid. En aquel estudio devastado rodaba dentro y fuera, recog¨ªa cuanto pod¨ªa, mov¨ªa los objetos y sacaba fotos de las composiciones que iba creando. Todo estaba cubierto de polvo y ceniza, cientos de papeles hab¨ªan aterrizado en el atelier que le hab¨ªa traspasado John Coplans artista brit¨¢nico, fundador y director en los 70 de la revista Artforum.

Conform¨® as¨ª Elena del Rivero El archivo del polvo, una pieza que ahora muestra ¨ªntegramente por primera vez. ¡°Nunca lo hab¨ªa instalado de esta manera, como una obra total en la que todo confluye como en un collage vivo¡±, explicaba mientras conclu¨ªa el montaje en Naves Matadero, para el que ha contado a lo largo de dos a?os con la estrecha colaboraci¨®n de Mateo Feij¨®o. Del Rivero hablaba con entusiasmo del acercamiento que se est¨¢ produciendo entre las artes pl¨¢sticas y las artes vivas en centros como el reci¨¦n inaugurado The Shard o el Whitney en Nueva York. Su exposici¨®n en Madrid, que estar¨¢ abierta hasta el 5 de enero, sigue esta l¨ªnea, incorporando la pieza Bring Light del jazzista Butch Morris ¡ªque fue compuesta para acompa?ar una obra que mont¨® con este archivo en 2006¡ª, y servir¨¢ hoy tambi¨¦n como marco a una performance de la core¨®grafa, pintora y poeta M¨®nica Valenciano.

Las 100 horas de metraje que Del Rivero grab¨® se proyectan en m¨¢s de media docena de pantallas suspendidas en el aire y superpuestas, mientras que en la gran sala el papel/tela sobre el que la artista cosi¨® los restos que fue encontrando se eleva ocho metros cayendo como un tobog¨¢n de dos sentidos en el centro. Suena la m¨²sica de Morris y el tronar de las excavadoras, las paredes muestran las fotograf¨ªas; un mural presenta las reproducciones ampliadas de los papeles recortados y pegados; hay un v¨ªdeo con el famoso discurso de Martin Luther King; y enfrente el ¨²ltimo v¨ªdeo que rod¨® Del Rivero cuando forzaron el desalojo: Desnudo bajando una escalera, un homenaje a Marcel Duchamp en el que con una escafandra cubri¨¦ndole el rostro desciende por ¨²ltima vez por aquel edificio. En una ¨²ltima sala est¨¢ el polvo en un frasco de cristal y en una urna sobre dos pilares, las dos torres. Unos cuantos v¨ªdeos y fotograf¨ªas de los que est¨¢n en Madrid se mostrar¨¢n este mes tambi¨¦n en el Museu Memorial de l'Exili en Gerona. ?

El archivo del polvo en Matadero cierra un extra?o c¨ªrculo, que se abri¨® en la ciudad donde el 11S sorprendi¨® a Elena del Rivero, donde a?os antes arranc¨® su carrera ¡ªque compaginaba con su trabajo de conserje en una empresa de seguros, antes de partir a una beca al Colegio de Espa?a en Roma y de ah¨ª volar a Nueva York¡ª y adonde regresa con frecuencia desde hace cuatro a?os cuando abri¨® aqu¨ª un segundo estudio y retom¨® el contacto con su hija, un reencuentro que la ha llenado de felicidad. ¡°Este trabajo en las Naves me ha abierto otros caminos, me ha mostrado que hay muchas fronteras que derribar¡±, aseguraba. ?El tiempo transcurrido le ha ayudado a enfrentarse al polvo? ¡°Te da libertad, pierdes el miedo al vac¨ªo. El tiempo te permite elucubrar, extenderlo. Incorporas m¨¢s cosas y tu impronta se va diluyendo: lo privado deviene en algo a¨²n m¨¢s p¨²blico¡±.

Aquel atentado en Nueva York fue un punto de inflexi¨®n "marc¨® un antes y un despu¨¦s, se perdi¨® la inocencia", reflexionaba la artista. El pa¨ªs en el que lleva cuatro d¨¦cadas instalada se embarc¨® "en una de las guerras m¨¢s err¨®neas que ha habido", y las ciudades se fueron militarizando. Mientras, Del Rivero sigue adelante, ahora con una beca de la Fundaci¨®n Guggenheim que la ha permitido trabajar en un proyecto que presentar¨¢ en m¨¢s de una docena de centros de arte en EE. UU. Para conmemorar la decimonovena enmienda de la constituci¨®n de EE. UU. que otorg¨® el voto a las mujeres Del Rivero prepara gigantes banderas cosidas con trapos de cocina. La grandeza de la poes¨ªa a un tiempo dom¨¦stica y pol¨ªtica ondear¨¢ en 2020. ? ?