?Alguien en la sala que no se mire al ombligo?

Un buen libro no es solo una sinton¨ªa entre autor y lector, ambos tan distanciados en tiempo, lugar y contexto que ser¨ªa impensable de otra forma, sino el valioso camino de llegada, el viaje de sus manos a las tuyas. Y tan importante es a veces el qui¨¦n y el c¨®mo te lo recomienda, el entusiasmo que le inyecta, que la historia que vas a encontrar.

Fue S¨¢nchez Pi?ol quien me recomend¨® con ese brillo en los ojos Magokoro, un libro c¨¢lido, de descanso, de reparaci¨®n. En ¨¦l, Flavia Company no se ocupa de s¨ª misma, como parece hacer todo el mundo, sino de una persona indefinida en tierra indefinida que busca comprender las cosas que parecen sencillas y no lo son. Nos vale Magokoro (Catedral, 2019) para situarnos donde quiero llegar. ¡°Lo invisible no se ve, pero est¨¢¡±, dice uno de los personajes de ese libro que a S¨¢nchez Pi?ol ¨Cseg¨²n cont¨®- le ha cambiado su forma de leer.

Vivimos un momento de egos y ombliguismo, lo que en literatura viene llam¨¢ndose autoficci¨®n, que coincide estrepitosamente con la era del selfi masivo, el onanismo colectivo, la suma de yoes superpuestos, y -por si fuera poco- con un momento pol¨ªtico de ego¨ªsmos, de b¨²squeda de una identidad subrayada frente al otro, al diferente, de nacionalismos y posiciones excluyentes. Y hay novelas excelentes en el g¨¦nero, claro que s¨ª (Manuel Vilas, Carlos Pardo, Emiliano Monge, Mar¨ªa Moreno), pero, seamos sinceros: ?acaso alguien puede dar la vuelta al m¨®vil y enfocar a los dem¨¢s? ?Mirar alrededor? ?Acoger, absorber, aprender de los dem¨¢s? ?Buscar lo que parece invisible, pero est¨¢?

Es solo una pregunta. O varias preguntas dentro de una sola pregunta. Todo g¨¦nero es respetable, todo libro bueno es bueno, todo ¡°yo¡± puede ser ¡°t¨²¡± y toda corriente tiene su aquel. Pero el m¨¢s potente embri¨®n de novela que se ha visto estos d¨ªas es la historia de Omar, un joven guineano de Igualada que, tras ser expulsado del centro de menores por ser catalogado como mayor de edad, se arroj¨® al r¨ªo. El chaval estaba integrado y una familia esperaba para acogerle (?a¨²n hay gente en el campo de los buenos, #fuckVox!), pero el trauma de la inmigraci¨®n pudo m¨¢s y el chico prefiri¨® el puente. Gentes que mueren. Gentes que sobreviven. Gentes que acogen. Gentes que abren puertas. Gentes que antes de mirarse a s¨ª mismas miran a los dem¨¢s. Gentes que niegan a Vox. Existen.

Mirar al otro para comprender. Buscar la lecci¨®n en los dem¨¢s. Ayudar para crecer. ?Acaso, como sociedad, no necesitamos cambiar la mirada? ?No ser¨ªa un buen momento? Escribir para descubrir, escribir para aprender, excavar para detectar, salir de nuestra concha, del ombliguismo y mirar alrededor. Edna O¡¯Brien viaj¨® a Nigeria para retratar a las v¨ªctimas de Boko Haram en La chica. Por ejemplo. Es una opci¨®n. Es un buen plan. O al menos un sue?o ingenuo del que, lo s¨¦, tendremos que despertar.