La amistad enferma
Javier Pe?a debuta con una novela de iniciaci¨®n de grupo de amigos con funeral de fondo, bien escrita pero dispersa
Javier Pe?a (A Coru?a, 1979) es un periodista que reside en Santiago de Compostela desde hace dos d¨¦cadas. Durante siete a?os fue el encargado de los discursos de la Conseller¨ªa de Cultura de la Xunta, hasta que ¡ªcomo uno de los personajes de Infelices¡ª decidi¨® dejar de escribir palabras para otros ¡ª1.000 discursos, se asegura en la entradilla al libro¡ª y opt¨® por escribirlas para ¨¦l. Pe?a se estrena ofreci¨¦ndonos una novela coral, abiertamente generacional ¡ªla suya¡ª en el marco de un subg¨¦nero dentro de lo que parece ser otro subg¨¦nero: la novela de iniciaci¨®n de grupo de amigos con funeral al fondo.
No desvelamos nada ya que, desde casi al principio, el suspense narrativo ¡ªuno de los dos, el otro es desvelar una paternidad¡ª est¨¢ en saber qui¨¦n es el fallecido. Tres chicos y una chica, amigos de la Facultad, conforman el C¨ªrculo de Viena y adoptan como seud¨®nimos (Karl, Hans, Rudolph y Moritz) los nombres de los miembros del C¨ªrculo original. Los contemplamos desde la actualidad, separados sus caminos, embarr¨¢ndose m¨¢s y m¨¢s en la insatisfacci¨®n e infelicidad. Uno de ellos es un asesor pol¨ªtico redactor de discursos. Otro, un escritor dedicado a ser indiscreto con la vida de los dem¨¢s y no saber vivir la suya. Una tercera es madre soltera con una hija que, a ratos, le parece un alien¨ªgena, y el cuarto es un reportero promiscuo enfrascado en un reportaje sobre asesinos. A esos cuatro amigos se les une en la narraci¨®n Marga, una enferma de c¨¢ncer en quimio, una optimista triste, que resiste a la vida con conciertos, gin-tonics y polvos indiscriminados. Es ¨¦ste el mejor de todos los personajes que nos sirve Pe?a, cuya voz se diferencia de los otros y que uno echa de menos que tenga m¨¢s peso o toda una novela para ella sola y lo que Marga genera, atrae y repele a su alrededor.
M¨¢s all¨¢ de la resoluci¨®n de la trama ¡ªun poco en falso¡ª, la novela, dividida en dos partes, ¡®Eros¡¯ y ¡®T¨¢natos¡¯, nos muestra a un autor que conoce el oficio, que sabe gestionar esa suerte de lenguaje literario que parece oral, que tiene o¨ªdo y ma?a para el humor, la iron¨ªa y la autoparodia tanto como para explicar aventis en distancias cortas. Pero en muchas ocasiones, en especial en la primera parte, la sensaci¨®n que te queda es de que hay demasiados pasos perdidos, trozos de diferentes cuadernos, correctamente escritos pero que no disipan la sensaci¨®n de que la novela divaga sin m¨¢s raz¨®n que dejar anotada esa an¨¦cdota y esta otra y aquella, olvidando preguntarse si eso beneficia al conjunto.
En todo el texto se extiende la idea de la muerte, de la enfermedad y las diferentes maneras que los protagonistas tienen de ahuyentarla: la maternidad, el sexo, los viajes, el anonimato¡ La noci¨®n de la absoluta incomunicaci¨®n a pesar de los afectos, de los cuerpos, de la sangre y el esperma. Son personajes en la treintena que han fracasado en cualquier cosa que hicieran quiz¨¢ porque les faltara entusiasmo, fe, suerte o valor, o les sobraran palabras, excelencias y m¨¢scaras. No pueden casi a?orar un pasado dorado ¡ªeste no nos llega ni en los supuestos mejores momentos del C¨ªrculo de Viena¡ª y su presente es gris plomo. Debido a la falta de brillo y contraste en la escritura tenemos dificultad en entender la trascendencia literaria de la infelicidad de los personajes. Algo que ¡ªcon su humor a ratos negro y escatol¨®gico y su buen pulso a lo farsesco¡ª su autor nos pod¨ªa haber dado.
Infelices. Javier Pe?a. Blackie Books, 2019. 288 p¨¢ginas. 21 euros.
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