¡®Crimen¡¯, la ¨²nica novela surrealista espa?ola ¡°seria¡±
Publicada en 1934 y sepultada por la guerra, la obra de Agust¨ªn Espinosa se reedita llena de vigencia
Regresa Crimen, la novela sepultada de Agust¨ªn Espinosa, ¡°el surrealista que rompi¨® la baraja¡±. La publica Siruela, en edici¨®n preparada por Alexis Ravelo, escritor canario ¡°cegado¡± desde su juventud ¡°por la rabiosa modernidad de este soberbio acto de libertad creativa¡±.
Publicada en 1934, y en seguida perseguida por pornogr¨¢fica e irreverente por la Iglesia y por el fascismo que avanzaba en Espa?a, Crimen fue sepultada cuando empez¨® la guerra y el propio autor la ocult¨®. Catedr¨¢tico de Lengua y Literatura, fue despose¨ªdo de su dignidad docente. Simul¨® su adscripci¨®n a la Falange para escapar de la muerte que sufrieron compa?eros suyos, cuyo activismo se hab¨ªa reducido a su militancia surrealista.
Domingo P¨¦rez Minik, el m¨¢s importante cr¨ªtico de las islas, adscrito en los a?os treinta a ese movimiento, escribi¨® que, a lo largo del siglo XX, no hay ¡°nada que se compare¡± a Crimen. Espinosa ¡°fue siempre un escritor manirroto, sin ofender, euf¨®rico y fascinante. Vivir cerca de ¨¦l fue en cualquier momento una fiesta. Daba gusto¡±.
¡°Escandalizar¨¢
otra vez. Tambi¨¦n
por nuevos motivos¡±,opina su editor
La persecuci¨®n acentu¨® una vieja enfermedad que al fin fue operada torpemente en La Palma, donde ense?¨® por ¨²ltimo. Se recluy¨® en Los Realejos, Tenerife, y all¨ª aquel volc¨¢n de gracia muri¨® triste a los 42 a?os en enero de 1939. Dej¨® mujer y tres hijos, uno p¨®stumo. P¨¦rez Minik describe as¨ª su descenso al infierno que los fascistas abrieron para Crimen: ¡°La primera v¨ªctima de este acoso fue el propio Agust¨ªn Espinosa, que ya en 1939 se marchaba de este mundo perseguido, anulado, casi asesinado. Todos se lanzaron contra ¨¦l, lo amordazaron, lo pervirtieron, lo mataron. Hasta que no se lo quitaron de encima no se quedaron tranquilos¡±.
Hab¨ªa nacido en el Puerto de la Cruz. Estudi¨® en Granada, conoci¨® mundo y en Tenerife fue agitador del surrealismo en la d¨¦cada en que la isla fue centro mundial de ese movimiento. Crimen, con la que, en palabras de P¨¦rez Minik, Espinosa ¡°rompi¨® la baraja¡±, qued¨® sepultada por el r¨¦gimen, hasta que en 1974 la rescataron Josefina Betancor y Manuel Padorno para Taller de Ediciones JB. Alfonso Armas Ayala, Eugenio Padorno, Jos¨¦ Miguel P¨¦rez Corrales, Pilar Corbella, Margarita Rodr¨ªguez Espinosa y el Instituto de Estudios Hisp¨¢nicos de su pueblo est¨¢n entre los que han mantenido viva su ins¨®lita llama. Este a?o, el Gobierno de Canarias le dedic¨® su homenaje a las letras y Siruela le pone sitio en las estanter¨ªas. ¡°Escandalizar¨¢ de nuevo¡±, dice Ravelo. ¡°Por los mismos motivos por los que escandaliz¨® al aparecer por primera vez y por algunos m¨¢s¡±.
Dice Ravelo: ¡°Vivimos una ¨¦poca en que a la resurrecci¨®n de las viejas estructuras de la mentalidad tradicionalista viene a sumarse una tendencia al juicio moralizante (frecuentemente ad hominem) de las producciones art¨ªsticas y literarias desde un progresismo mal entendido que, en la pr¨¢ctica, deviene en puritanismo¡±. Se simplifica el debate, se infantiliza, se lapida aquella manifestaci¨®n que se salga de los m¨¢rgenes de lo correcto. ¡°Supongo que las gentes de buen juicio y sensata opini¨®n que atacaron a Espinosa por Crimen no ser¨¢n peores que las que lo atacar¨¢n hoy¡±.
Dice P¨¦rez Minik que es ¡°la ¨²nica novela seria surrealista¡± que se dio en Espa?a. ¡°Yo no me atrever¨ªa a toserle a P¨¦rez Minik¡±, dice Ravelo. ¡°En todo caso, si no la ¨²nica, s¨ª que podr¨ªa ser la primera. Aunque es anterior, Yo, inspector de alcantarillas, aquella cosa de Gim¨¦nez Caballero, no es una novela. Ocurre igual con La flor de la Californ¨ªa, de Hinojosa. Lo que s¨ª podr¨ªa ser motivo de debate es si se trata de una novela o no... Esa propia discusi¨®n ya de por s¨ª orienta a su nuevo lector acerca de su originalidad¡±.
Margarita Rodr¨ªguez Espinosa, sobrina de Agust¨ªn, catedr¨¢tica de Lengua y Literatura como ¨¦l, transit¨® por sus libros desde chica. Supo de ¨¦l, de su manera libre de dar clase, de su car¨¢cter alegre, casi lorquiano, antes de acceder a Crimen o a Lancelot, otra de sus grandes expresiones surrealistas. A ella le contaron sus ¨²ltimos meses tristes. ¡°Volv¨ªa a la casa con la camisa azul, los chicos lo llamaban el disfraz de Agust¨ªn¡ Despose¨ªdo de su dignidad acad¨¦mica, perseguido por Crimen, padre de dos hijos y a la espera de otro, viviendo de prestado, como le dec¨ªa en una carta a Eduardo Westerdahl [jefe del surrealismo isle?o], se vio impelido a buscar un destino que no fuera el de sus compa?eros asesinados¡ Nunca le interes¨® la pol¨ªtica, sino la literatura. Dijeron que le hab¨ªan obligado a tragarse Crimen. Sentado en una silla, as¨ª esper¨® la muerte. Seguramente no se trag¨® Crimen, pero s¨ª consiguieron que la persecuci¨®n acelerara su muerte¡±.
El autor sufri¨® una persecuci¨®n que aceler¨® su muerte, asegura su sobrina
Espinosa tuvo tres hijos, Joaqu¨ªn, de 86 a?os, abogado; Fernando, 81, empleado de la Caja de Ahorros de Gran Canaria, y Agust¨ªn, catedr¨¢tico de Qu¨ªmica. Nacido este dos meses despu¨¦s de la muerte del escritor, supo que su padre ¡°era un hombre valiente hasta que le quitaron la c¨¢tedra. Entonces su tarea fue sobrevivir para ayudarnos¡ Le¨ª Crimen a los 13 a?os y no la entend¨ª. Luego vi que era una obra maestra de escritura. Y a los 28 a?os, en Madrid, escuch¨¦ una conferencia sobre ¨¦l y me di cuenta de que de ese hombre genial casi no hab¨ªa escuchado hablar en casa. Y ahora, ochenta a?os despu¨¦s de su muerte, veo estos homenajes. Siempre es tiempo de saber que fue el mejor escritor de Canarias en el siglo XX¡±.
Joaqu¨ªn rescata este recuerdo: ¡°Vivimos en La Palma los ¨²ltimos meses de su vida en un hotel que luego fue casa de [Manolo] Blahnik. Mi madre me acerc¨® a su cama, cuando parec¨ªa que se iba a morir. ?l me dijo: ¡®Que no te hagan un ni?o mimado ni maleducado¡¯. Yo ten¨ªa cinco a?os. Poco despu¨¦s, en Tenerife, vi gente llorando, ¡®se muri¨® Agust¨ªn¡¯. Mucho despu¨¦s supe de la persecuci¨®n, que inici¨® el cura Manuel Socorro. Una denuncia que, por decirlo as¨ª, dura hasta hoy. El profesor De La Nuez ayud¨® a que no lo fusilaran. En el colegio, en Las Palmas, me daban clase maestros represaliados. Pero uno que daba ingl¨¦s me identific¨® como el hijo de Agust¨ªn Espinosa. ¡®No aprobar¨¢s ni que lo mande el obispo de Si¨®n¡¯. Mi madre no me cont¨®, no nos inculc¨® rencor. Luego supe que lo asustaron y que el susto le dur¨® hasta la muerte¡±.
Era, dec¨ªa P¨¦rez Minik, ¡°un surrealista ¨²nico, solo, excepcional, raro, original¡±. ?l rompi¨® la baraja del surrealismo y la guerra le rompi¨® la vida y sepult¨® su novela mayor. Crimen regresa. Ravelo cree que soliviantar¨¢ otra vez a los biempensantes.
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