En el centenario de Agust¨ªn Espinosa revive un eco del surrealismo canario
Una exposici¨®n recupera a la generaci¨®n de la 'Gaceta de Arte'
"Yo, el hijastro de la isla. El aislado. Asisto a la apertura del naufragio m¨¢s largo de los siglos". As¨ª escribi¨®, en el ep¨ªlogo de Crimen, una de las piezas m¨¢s radicales del surrealismo en castellano, el canario Agust¨ªn Espinosa (Puerto de la Cruz, 1897-Los Realejos, 1939). Este texto le cost¨® a su autor, del que se cumplen cien a?os de su nacimiento, la expulsi¨®n de su c¨¢tedra de instituto y un recrudecimiento de la ¨²lcera que le mat¨® a los 41 a?os.
Espinosa fue miembro de la generaci¨®n de la revista Gaceta de Arte, y a ¨¦l y los dem¨¢s integrantes de este movimiento se dedica ahora una exposici¨®n en el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno de Las Palmas (CAAM). Espinosa fue uno de los m¨¢ximos promotores de la Segunda Exposici¨®n Surrealista de Tenerife, en 1935, donde fue el encargado de improvisar la traducci¨®n de la conferencia central de Andre Br¨¦ton, y siempre ha cundido la an¨¦cdota de que Espinosa aplic¨® all¨ª, en rigor, una traducci¨®n surrealista, replicando a los dictados bretonianos con lo que le ven¨ªa en gana. Espinosa vivi¨® la mayor parte de su vida en pensiones y hoteles. Erudito y dandi desgarbado, hac¨ªa gala de una afici¨®n al jugueteo y una causticidad irreductibles, y su temperamento e itinerario biogr¨¢fico -al igual que el leitmotiv de su obra- s¨®lo puede explicarse a causa de una identidad desdoblada. Residi¨® en cuatro de las islas Canarias, y su defensa a ultranza del universalismo y el pensamiento ilustrado ("Ahondar en la profundidad de lo propio conduce inevitablemente a centros de generalidad, nunca a callejuelas de particularizaci¨®n", escribi¨®) no le impidi¨® la devoci¨®n a su ruralidad originaria.
Romancero canario
Su esp¨ªritu vanguardista convivi¨® con el estudio del romancero canario, y estuvo a tiempo de fecundar los renovados aires literarios con su conocimiento exhaustivo de las tradiciones literarias espa?ola y francesa.Agust¨ªn Espinosa fue colaborador habitual de La Gaceta Literaria -en cuyas p¨¢ginas public¨® los primeros fragmentos de Crimen-, y en sus a?os de doctorado madrile?o frecuent¨® las tertulias de Ram¨®n G¨®mez de la Serna en el caf¨¦ Pombo.
Antes, durante el periodo de su licenciatura en Granada, comparti¨® aula con Federico Garc¨ªa Lorca, y all¨ª tuvo, sobre todo, una novia llamada Mar¨ªa Ana que, con gran fijaci¨®n retrospectiva, convertir¨ªa en la hom¨®nima protagonista de algunos de sus textos. Ella es el centro del poema Oda a Mar¨ªa Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930, en el que Agust¨ªn Espinosa inicia su viraje hacia el surrealismo a partir de sus inclinaciones previas al tardomodernismo y el ultra¨ªsmo.
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