Te querr¨¦ siempre
Es una de las obras m¨¢s precisas y dolorosas que ha dado el cine reciente sobre algo tan duro de atrapar como la fractura del amor
Historia de un matrimonio no es solo la mejor pel¨ªcula de Noah Baumbach, es una de las obras m¨¢s precisas y dolorosas que ha dado el cine reciente sobre algo tan duro de atrapar como la fractura del amor. Una pel¨ªcula generosa en su planteamiento ¡ªdesde el mismo arranque se respira el esfuerzo de Baumbach por intentar un equilibrio en el punto de vista de sus dos personajes, aunque por pura l¨®gica comprenda mejor el masculino¡ª pero implacable en su devastadora cronolog¨ªa del proceso de descomposici¨®n de una pareja. Un viaje sin tregua en el que sus dos int¨¦rpretes, unos descomunales Adam Driver y Scarlett Johansson, se entregan con la sutileza de los grandes a una pel¨ªcula que por su exigencia, su sentido del humor y su sentido com¨²n resulta infinitamente m¨¢s desgarradora. Se llora viendo Historia de un matrimonio, pero se llora much¨ªsimo m¨¢s cuando encendidas las luces se vuelve a pisar la calle.
HISTORIA DE UN MATRIMONIO
Direcci¨®n: Noah Baumbach.
Int¨¦rpretes: Adam Driver, Scarlett Johansson, Laura Dern, Ray Liotta, Alan Alda.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2019.
Duraci¨®n: 136 minutos.
Baumbach es muy h¨¢bil dejando que sean los abogados implicados en este divorcio quienes se lancen al circo del odio y el resentimiento. Entrega los guantes de boxeo y por tanto de la guerra de sexos (resuenan cl¨¢sicos de este subg¨¦nero como?La guerra de los Rose o?Crueldad intolerable) a los fabulosos Laura Dern, Ray Liotta y Alan Aldan y as¨ª protege a sus exenamorados del delirio legal y moral que subyace en toda ruptura. Tampoco abusa (como tantos melodramas tramposos a lo?Kramer contra Kramer) del sufrimiento del hijo de la pareja. El ni?o est¨¢, es medular en el conflicto, pero sin caer en un sentimentalismo obsceno y barato.
De alguna forma?Historia de un matrimonio es lo que nunca vimos en Una historia de Brooklyn, pel¨ªcula de 2005 en la que Baumbach tambi¨¦n hablaba de una separaci¨®n, la de sus padres, los escritores y cr¨ªticos de cine Jonathan Baumbach y Georgia Brown. Si aqu¨ª la pareja la conforman un director de teatro y una actriz (con las obvias referencias al Papa del desamor, Bergman) all¨ª eran una pareja de escritores que en lugar de tirarse los trastos a la cabeza se tiraban sus petulantes citas literarias. Aquellos personajes resultaban demasiado antip¨¢ticos y la mirada al sexo era turbia porque la historia se contaba a trav¨¦s de los ojos del hijo adolescente. La intenci¨®n era notable pero el resultado herm¨¦tico y contradictorio: ning¨²n hijo pisa el resbaladizo terreno de la separaci¨®n de sus padres sin embarrarse. Acompasado por los intensos violines del?Street Hassle de Lou Reed, la mirada final del personaje interpretado por Jesse Eisenberg (trasunto en aquella pel¨ªcula del director) solo era una viciada huida hacia delante. Un laberinto emocional donde una insoportable mezcla de amor e instinto de supervivencia nos recordaba que para un hijo sencillamente es imposible digerir la carnicer¨ªa entre el hombre y la mujer que lo engendraron.
Pero Baumbach ha crecido y el naufragio ya no es el del sus padres sino el suyo propio. Atr¨¢s quedan sus colaboraciones con su amigo Wes Anderson, sus neurosis neoyorquinas como un nuevo Woody Allen y su maravilloso ciclo de pel¨ªculas (Frances Ha, Mistress America) realizadas junto a su actual compa?era, la actriz y cineasta Greta Gerwig. Es su propia voz, esa que tanto reclama el personaje de Scarlett Johansson, la que surge en una tierra de nadie entre Nueva York y Los ?ngeles, entre Broadway y Hollywood. Y all¨ª, como Adam Driver en una de las secuencias m¨¢s hermosas de este genial filme, Baumbach nos susurra el Being Alive de Stephen Sondheim, su impagable canto al amor eterno.
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