Hola, me llamo ??igo Montoya. Prep¨¢rate a leer

"La princesa prometida me proporcion¨® una carrera en el mundo del cine y la vida que tengo hoy en d¨ªa: me siento un privilegiado". En junio de 1986 Cary Elwes ten¨ªa 23 a?os y hab¨ªa participado en cuatro pel¨ªculas, entre ellas Lady Jane, un filme de ¨¦poca que le hab¨ªa dado cierta reputaci¨®n. Estaba en Berl¨ªn en otro rodaje cuando su agente le llam¨®: Rob Reiner, el director del falso ¡ªy delirante¡ª documental musical This Is Spinal Tap, quer¨ªa ir a Berl¨ªn a conocerle para un proyecto. A Elwes le dio un vuelco al coraz¨®n. Que se convirti¨® en triple salto de miocardio cuando escuch¨® que le ofrec¨ªan el papel de Westley en La princesa prometida, adaptaci¨®n de la novela de William Goldman. "No pod¨ªa creerlo. Hab¨ªa le¨ªdo ese libro cuando ten¨ªa solo 13 a?os", recuerda d¨¦cadas m¨¢s tarde en Como desees (?tico de los libros), que se public¨® este mi¨¦rcoles en Espa?a, las memorias del actor sobre la que considera la mejor experiencia de su vida profesional, una de esas escasas confluencias de reparto en estado de gracia, un guion excepcional y un director a la altura del material.

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Mandy Patinkin y Cary Elwes: reencuentro de culto

Muere William Goldman, autor y guionista de ¡®La princesa prometida¡¯

Aunque en su estreno, en octubre de 1987, La princesa prometida no encontr¨® a su p¨²blico ¡ªElwes asegura en varios momentos del libro que 20th Century Fox no sab¨ªa c¨®mo venderla "ni c¨®mo catalogarla", y que sacaron un p¨®ster y un tr¨¢iler lamentables¡ª, su lanzamiento en v¨ªdeo y los a?os le han otorgado el estatus de t¨ªtulo de culto, y han dejado para el acervo popular varias frases m¨ªticas, como la de Westley que bautiza el libro de Elwes o la que pronuncia el personaje de Mandy Patinkin: "Hola. Me llamo ??igo Montoya. T¨² mataste a mi padre. Prep¨¢rate a morir".

En 1973 William Goldman, uno de los mejores guionistas de la historia del cine, public¨® una novela que se convirti¨® en un ¨¦xito: La princesa prometida. Hubo numerosos intentos de llevarla al cine, todos fracasados. Hasta que Reiner, que acababa de dirigir Cuenta conmigo, junt¨® a un reparto perfecto en un guion escrito por el propio Goldman: hab¨ªa j¨®venes emergentes (Elwes y Robin Wright, una veintea?era que ven¨ªa del culebr¨®n Santa B¨¢rbara), grandes del teatro (Mandy Patinkin y Wallace Shawn), actores entonces famosos (un genio como Christopher Guest, Chris Sarandon y Peter Falk), una estrella mundial en los ochenta como Andr¨¦ el gigante, y colaboraciones de amigos del director como Billy Crystal. Elwes, ayudado por el escritor Joe Layden, narra con soltura numerosas aventuras y an¨¦cdotas. Apunta que, efectivamente, ¨¦l y Wright se liaron durante la filmaci¨®n; que se rompi¨® el dedo gordo de un pie por montar en un quad con Andr¨¦; que Goldman, de visita, arruin¨® la toma en la que ard¨ªa el vestido de Wright porque pens¨® que era un accidente, o que los d¨ªas en que trabaj¨® Crystal, hasta Reiner segu¨ªa el rodaje desde fuera del plat¨® para no interferir con sus carcajadas. "?Pens¨¢bamos que la pel¨ªcula se convertir¨ªa en un imperecedero fen¨®meno de la cultura popular? Por supuesto que no. ?Sent¨ªamos que form¨¢bamos parte de algo ¨²nico? Absolutamente s¨ª".

Elwes se detiene en el dur¨ªsimo entrenamiento de esgrima que siguieron ¨¦l y Patinkin antes y durante el rodaje para reproducir lo que en la novela se denomina "el mayor duelo de espadas de la era moderna" en los Acantilados de la Locura, y que se film¨® durante una semana de noviembre de 1986. Tambi¨¦n deja espacio a que hablen sus compa?eros, y Reiner recuerda c¨®mo un d¨ªa, en un restaurante neoyorquino, un acompa?ante mal encarado del mafioso John Gotti le dio un susto de muerte recitando el famoso: "T¨² mataste a mi padre. Prep¨¢rate a morir".

Cada cierto tiempo, el reparto se junta en un alg¨²n festival. Elwes y Patinkin repitieron en pantalla en La reina de Espa?a (2016), de Fernando Trueba. Alguno, como Andr¨¦ (a quien se le rinde un homenaje escondido en la sobrecubierta del libro), ya ha fallecido. El resto ha seguido actuando con desigual fortuna. En la despedida, Elwes apunta: ¡°La pel¨ªcula ha sobrevivido porque est¨¢ hecha con el coraz¨®n¡±.