Vargas Llosa y la casilla del miedo
Lo que hizo United Fruit en Guatemala se parece demasiado a lo que hacen hoy muchas multinacionales
Aquellos que crecimos con miedo ¡ªal demonio, al franquismo, a la polic¨ªa, a la nevera vac¨ªa, a las monjas¡ la casilla se pod¨ªa rellenar con cualquier cosa¡ª cambiamos de miedos al hacernos adultos. Y donde antes tem¨ªamos al infierno pasamos a temer, por ejemplo, a las multinacionales: esquilmaban los recursos en pa¨ªses pobres, los contaminaban, mataban a miles de indios por gases t¨®xicos en Bhopal o comerciaban con la Sur¨¢frica del apartheid mientras nos acostumbr¨¢bamos a sus refrescos, coches, deportivas y gasolinas. Despu¨¦s supimos de lagos contaminados, de ni?as esclavizadas para coser nuestra ropa barata, de semillas que nos hac¨ªan cautivos de Monsanto o de guerras por el colt¨¢n de nuestros m¨®viles.
Esquilmamos al pr¨®jimo, pues, y despu¨¦s le abandonamos a su suerte. As¨ª se levant¨® el capitalismo, con su mala conciencia incluida, siempre compatible con nuestro consumismo creciente.
Viene esto a cuento de Tiempos recios (Alfaguara), el ¨²ltimo libro de Vargas Llosa, necesario para comprender el universo que sustancia nuestra cultura y plenamente honesto. Cuenta el Nobel c¨®mo EE?UU manipul¨® y utiliz¨® a la prensa independiente para arrojar basura ret¨®rica contra una Guatemala que solo intentaba conquistar derechos frente a una multinacional, United Fruit, que se llevaba los pl¨¢tanos sin dejar un impuesto. Las fake news de Washington crearon el clima para derrocar a un buen presidente a mayor gloria de la multinacional y, en ¨²ltima instancia, para generar una fractura ideol¨®gica en Centroam¨¦rica que ayud¨® al triunfo del comunismo en Cuba.
Son muchas las capas del libro, varias las l¨ªneas de lectura y todas exceden este espacio, pero hay tambi¨¦n lecciones de gran vigencia: Una es sobre c¨®mo el periodismo puede ser herramienta perversa del poder a cambio de algo tan barato como el ego. Otra es sobre la imposible mutaci¨®n de la vulnerabilidad. Y una tercera es sobre la casilla del miedo: en el espacio que en la infancia ocuparon demonios, monjas o polic¨ªas, en la edad adulta seguimos encallados. El miedo entonces deb¨ªa y pod¨ªa superarse, pero el que profesamos a las multinacionales tal vez puede, pero no debe desaparecer. Porque lo que hac¨ªa United Fruit se parece demasiado a lo que hoy hacen tantas empresas que se enriquecen de nosotros sin dejarnos nada a cambio. El responsable entonces no fue la multinacional, sino el Gobierno que destruy¨® la democracia en Guatemala, como hoy son los gobiernos que no regulan los impuestos. Da miedo.
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